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Ante un nuevo escenario

  • El CCF comienza a preparar la visita a La Rosaleda en El Fontanar motivado tras su primer triunfo y con Sandoval en un bendito mar de dudas en cuanto a la alineación

Sandoval observa a sus jugadores en un ejercicio sobre el verde de El Fontanar.

Sandoval observa a sus jugadores en un ejercicio sobre el verde de El Fontanar. / juan ayala

La plantilla del Córdoba comenzó a preparar ayer el partido de mañana ante el Málaga (La Rosaleda, 18:00) con una sonrisa que hacía tiempo que no alumbraba sus caras. Un escenario novedoso producto de la primera victoria de la temporada, la del miércoles en la Copa del Rey ante el Nàstic, que además deja a José Ramón Sandoval sumido en un mar de dudas sobre qué alineación disponer ante el que hasta ahora es el equipo más fiable de la Liga 1|2|3. Porque la teórica segunda unidad, que habrá que ver en qué posición queda a partir de este momento, dio un rendimiento notable, tanto con balón como sin él, para llamar con fuerza a la puerta de un once que hasta la fecha ha sufrido cambios cada fin de semana, y que en la capital de la Costa del Sol a buen seguro dará continuidad a esa máxima.

Sobre el césped que durante las próximas tres semanas será su hogar, El Fontanar, el CCF realizó un entrenamiento no tan al uso de los postpartidos, aunque tampoco demasiado exigente, con un pequeño circuito. Ya saben, como dijo el técnico el martes, con tanta carga de partidos esta semana todo pasa por "recuperar, trabajar, recuperar... al estilo Champions".

Blati fue la única baja en la primera toma de contacto en El Fontanar con unas molestiasEl buen rendimiento en general del bloque y en particular de la defensa abre nuevas opciones

Sólo se echó en falta a una de las noticias más agradables del partido copero, Ibrahim Blati Touré. El internacional por Burkina Faso, que terminó el duelo ante el Nàstic con un fuerte golpe, se quedó en el estadio en manos de los fisioterapeutas. La idea es que pueda reintegrarse a la dinámica grupal en el día de hoy, si bien todo dependerá de las sensaciones que el futbolista tenga cuando salte al terreno de juego. De estar apto, metería en un (bendito) lío a Sandoval a la hora de elegir una medular para La Rosaleda, para la que opositó el africano con creces el miércoles, y eso que era su estreno con la blanquiverde. Si no, tocará esperar una semana más, pero no es el plan sobre la mesa.

No fue Blati el único que llamó con fuerza a la puerta del madrileño en el duelo ante los catalanes, dentro de la buena medida que dio el Córdoba al completo, por fin ya esta temporada. Luis Muñoz fue el más solvente de una zaga con Aythami que, con Loureiro y Quezada cerrando bien los laterales y Bambock haciendo de stopper, echó una mano a Carlos Abad para mantener por segundo encuentro consecutivo la portería a cero. Un primer paso básico para crecer en la clasificación, tras la sangría de las primeras tres apariciones ligueras y esa decena de tantos encajados.

Con balón, las miradas las acaparó sobre todo Jaime Romero, al que se sigue esperando como el maná tras más de un año de blanquiverde sin que haya mostrado la verdadera medida de sus posibilidades. El zurdo, jugando como le gusta a pie cambiado y contando con el apoyo y las palabras constantes de Sandoval desde la banda, se mostró activo desde el principio hasta el final, dando la asistencia a Andrés en el 1-0 y estrellando un balón en el poste.

Datos para la esperanza de derribar por segundo partido consecutivo a un Málaga que viene de caer en la Copa del Rey en casa ya ante el Almería, y con remontada incluida (1-2). Fue el primer tropiezo de un equipo que cuenta los partidos en la Liga 1|2|3 por victorias, sobre todo gracias a su dominio de las áreas. Con cinco tantos a favor, ha conseguido un gol cada 72 minutos, siendo efectivos realmente gracias a la fortaleza en el área propia mostrada por el grupo de Juan Ramón López Muñiz. Y es que desde que el Lugo, en el minuto 6 de la jornada 1, superara a Munir, ni el marroquí ni el exblanquiverde Pawel han sido batidos, lo que deja la marca en 354 minutos con la puerta a cero.

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