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Una final cargada de tensión

  • El conjunto blanquiverde saldrá de los puestos de descenso si consigue superar a un rival enrachado

  • Una derrota podría fulminar a Sandoval

Aunque es un tópico que se usa quizás con excesiva frecuencia, pocos partidos merecen el calificativo de final tanto como el que hoy dirimen el Córdoba y el Cádiz en El Arcángel. Esa condición de duelo definitorio influye sobre todo al cuadro blanquiverde, en el que Sandoval parece volver a jugarse el puesto después del vodevil que vivió el pasado lunes, cuando terminó siendo reafirmado horas después de verse totalmente fuera de la entidad. Los cordobesistas, un rival cándido y propicio lejos de su estadio, intentarán recuperar la versión más esperanzadora de su juego, la que exhiben -no siempre pero sí más a menuda que como visitante- ante su público.

Si la tensión por la situación del entrenador blanquiverde no fuera suficiente, los tres puntos en juego cobran especial relevancia para el Córdoba, pues en caso de victoria el salto en la tabla será notable, gracias a las derrotas que ayer cosecharon el Reus y el Tenerife. Tanto es así que el cuadro blanquiverde saldría incluso de los puestos de descenso, y dejaría atrás la penúltima plaza en la que durmió anoche, tras el triunfo del Extremadura, que ha dejado solo al Nàstic como equipo con menos puntos que los cordobesistas.

Ese premio de los tres puntos y la vuelta a la zona tranquila de la tabla guarda un valor incalculable para un Córdoba que ha pasado una semana dura. El lunes, Sandoval estaba virtualmente fuera cuando el presidente Jesús León reunió a su Consejo de Administración de manera extraordinaria, con el equipo aún volviendo de Mallorca, donde un día antes había cosechado la enésima derrota como visitante. La presión popular hizo aplazar una decisión que hace semanas que parece tomada, aunque ya necesitará de un resultado positivo para seguir congelada. Esas dudas en torno a la figura del técnico no fueron el único contratiempo de la semana, pues la confirmación de la lesión de Luis Muñoz y la posterior de Marcos Lavín han mermado las fuerzas del grupo que dirige Sandoval.

Esa última dolencia asegura a Carlos Abad la vuelta al once inicial blanquiverde, en el que también tendrá un lugar Álex Quintanilla como sustituto de Luis Muñoz. Piovaccari también tiene todas las papeletas de volver al equipo titular y la única duda razonable estriba en comprobar el estado físico de Álex Vallejo, que arrastra molestias físicas que en principio no le impedirán ser titular, aunque el secretismo de las últimas sesiones de entrenamiento siembra dudas al respecto.

Para dar ese salto hacia la calma, el Córdoba tendrá que superar a un Cádiz que ya sabe lo que es esa sensación. Los amarillos estuvieron junto al cuadro blanquiverde durante semanas, hundidos en el fondo de la tabla, pero se han levantado de forma admirable, con tres victorias consecutivas que demuestran la fortaleza mental de un equipo hecho a imagen y semejanza de su técnico, un Álvaro Cervera que ya avisó en la previa de que en El Arcángel no quiere un partido loco.

Ese factor emocional puede resultar siendo clave en un choque que también se jugará en las gradas, con cerca de un millar de hinchas cadistas desplazados y con una afición blanquiverde que rozará el lleno, para un encuentro que a nadie se le escapa que es de capital importancia. La victoria permitiría al Córdoba dar un salto tremendo en la tabla; la derrota lo sumiría en la crisis total. En esa fina línea está en juego el puesto de Sandoval.

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