José Ramón Sandoval. Entrenador

"Queremos un Córdoba valiente, que no dependa del contrario"

  • El técnico asume que tendrán que "esperar hasta el cierre del mercado para tener algo que merezca la pena y traerlo", sobre todo mirando a la punta de ataque

  • Su prioridad, la inscripción de Bambock y Edu Ramos

José Ramón Sandoval (Humanes, 1968) es una persona que no deja indiferente a nadie. Su forma tan pasional de entender la vida y el fútbol le hace tener enormes detractores y defensores a ultranza. Eso sí, en Córdoba cayó de pie desde el primer día y la consecución de una salvación que parecía imposible le colocó a la altura de los mitos del club. A pesar de que el club prescindió de sus servicios tras aquella gesta, el madrileño ha sabido tragarse su orgullo para regresar al sitio donde reconoce que quería estar. Córdoba es su hogar y no solo por el vínculo familiar. Pocos técnicos han conectado como él con la idiosincrasia de la afición y el club. Su sola presencia ha bastado para que el pesimismo que reinaba sobre el futuro del equipo haya quedado disipado, a la espera de que el balón eche a rodar este sábado. Asegura estar convencido de que su equipo alcanzará el objetivo pese al convulso verano que ha padecido y, después de lo que logró hace sólo unos meses, lo cierto es que resulta complicado no convencerse de que así será.

-Acaban de cumplirse dos meses desde que se despidió del Córdoba. Me imagino que no han sido nada fáciles.

-Han sido dos meses tristes, en la vida hay que aceptar las decisiones pero han sido tristes. Me iba de un sitio en el que me sentía querido y donde habíamos hecho un proyecto bonito. La suerte que tengo es que, al final, en la vida las cosas se dan la vuelta y vuelven las buenas, pero han sido dos meses duros para mí.

-¿Le convencieron las explicaciones que en ese momento le ofreció el club?

-No las compartí, lo que pasa que las acepté. Tuvimos dos semanas de negociaciones, que no sé si eran negociaciones o excusas. Pero al final si tu proyecto era seguir y hasta el día 2 de junio todo iba bien, ¿por qué a las dos semanas cambia todo? Tuve que aceptar esa decisión igual que la acepté cuando me trajeron. Lo que sí encontré en ese momento fue mucha afinidad con Jesús León. Tuvimos unas conversaciones que no me convencieron pero me tranquilizaron. Ahí empezó nuestra amistad fuera del fútbol y eso ha sido la parte principal para ahora aceptar este reto. De otra forma quizás no hubiera vuelto. Ha pesado mucho que conozco la ciudad, el proyecto y la afición. Eso me empujó a aceptar algo que para muchos es muy difícil pero que yo no lo veo tan así.

-¿Se sintió tentado de ignorar la llamada del Córdoba en un momento tan complicado?

-En ningún momento. Lo dije en la presentación, que fui facilón porque en la vida tengo la máxima de no tener rencor y aceptar las cosas como son. Todo lo contrario, para volver fueron conversaciones muy simples. Conocí a Berges, hablé con él y saber que en el proyecto había una persona así me empujó un poquito más. Si hubiese tenido dudas, él mas las habría quitado.

-¿Cómo se encontró al vestuario en su regreso?

-Un poco parecido a cuando vine la otra vez. Un poco cabizbajos y con circunstancias que nadie se explicaba, tras haber conseguido una situación y encontrarse en otra. Pero sobre todo sí que me encontré mucha predisposición, gente que creen en ellos mismos y muy buena aceptación hacia mi persona. En una semana parece que he vivido un mes de pretemporada, con tres partidos en los que hemos visto que las ideas y los automatismos no se habían olvidado y eso también es síntoma de que algo de poso dejamos en este vestuario.

-¿Es fácil tener a los jugadores centrados únicamente en lo deportivo?

-Hay que transmitirles que esto es lo que hay. El año pasado fue muy importante que creyeran en sí mismos. Y si yo acepté este reto que me propuso Jesús León es porque sé que en el vestuario hay gente que va a ayudarme a ser mejor entrenador. Mi propuesta es cogerlos de la mano y tirar para adelante. Sabemos que habrá momentos difíciles y ahí tendremos que administrarlos bien. Yo creo que en las crisis es cuando se conoce bien a las personas. El elogio te puede confundir pero cuando uno lo pasa mal y te unes y te haces solidario, los retos son más bonitos de conseguir. Pero sobre todo hay que ser realista y sincero en la situación que tiene el club.

-Se ha hablado mucho de su relación con el vestuario, ¿cómo es el trato con los futbolistas?

-Eso es una cosa como la vida misma. Pero yo en ningún momento he tenido una percepción de algo negativo hacia mi persona, sino hubiese entrado y lo hubiese dicho. En todos los equipos de fútbol cuando el entrenador toma decisiones a unos les gusta más y a otros menos. Pero mi misión es convencer a la gente con hechos. Creo que los prejuicios perjudican a la hora de sacar el máximo rendimiento de los jugadores y por eso voy siempre de frente con ellos. Habrá jugadores que estén más de acuerdo con el entrenador y otros menos, pero eso creo que va en función de lo protagonista que te sientas en el equipo. Nos conocemos de cuatro meses y medio, en los malos momentos es cuando más conoces a las personas y ellos saben de qué pie cojeo yo igual que yo sé de qué pie cojean mis jugadores. Y eso es bueno a la hora de iniciar un camino, porque en la vida tienes que elegir bien los compañeros de viaje cuando empiezas un trayecto.

-El grueso de la plantilla del milagro permanece, pero arriba faltan jugadores. ¿Valdrá con las ganas para salvarse?

-A parte de ganas creo que hay mucha calidad en este equipo. Tenemos que adaptarnos a la situación y a lo mejor ahora sacamos lo mejor de alguien que no lo esperábamos. Los momentos de crisis consiguen sacar el máximo de las personas. En estas circunstancias tendrán oportunidades la gente de cantera. Yo recuerdo un Fernando Torres que cuando peor estaba el Atlético explotó. Ahora mismo contamos con gente arriba que es importante y lo que tenemos es que dar con la tecla de posicionarlos donde puedan dar su mejor rendimiento. Pero jugadores como Jovanovic, Jaime Romero, Alfaro o Andresito nos pueden dar mucho rendimiento arriba.

-Aún así, arriba los refuerzos parecen más que necesarios.

-Los delanteros es lo más lento y lo que menos se puede equivocar uno, porque nos puede dar mucho pero también nos podemos equivocar. Hay que esperar hasta el cierre del mercado para tener algo que merezca la pena y traerlo. No podemos competir con muchos equipos y si el jugador mira el tema económico es una guerra que tendremos perdida. Si el jugador mira el tema sentimental y el de la ciudad o el club, a mí no me da miedo competir con otros clubes. Hay pocos sitios como este. Si estamos a igualdad de condiciones con otro creo que vamos a convencerlos.

-¿Hasta dónde se va a poder reforzar el Córdoba?

-Lo que nos permitan. El club está luchando con LaLiga para ver qué fichas nos permite a parte de las de jugadores sub 23. Para mí la prioridad es Bambock y Edu Ramos, porque son los que estaban aquí el año pasado, que nos ayudaron y son importantes. A partir de ahí, todo lo que nos permitan, bienvenido sea. Lo que está claro es que jugadores sub 23 sí nos van a permitir inscribir y ahí tenemos que hilar fino para acertar con gente que pueda dar el nivel y ayudarnos.

-¿Es optimista con la inscripción de Edu Ramos y la de Franck Bambock?

-En ello está luchando el club y creo que esta semana podemos tener buenas noticias. Se ha estado negociando toda la semana pasada y se ha hablado mucho con ellos y los representantes. Se les ha concienciado del esfuerzo que tienen que hacer y si ellos creen en el proyecto de Jesús y creen que están en el sitio ideal, yo creo que se va a arreglar el tema. Es cuestión de que ellos permitan un poco el margen que nos pide LaLiga. Yo tengo buenas vibraciones de que esta semana los dos puedan ser inscritos.

-¿Cómo están llevando los jugadores esa situación?

-Son dos personas agradecidas con todo. Franck lo demostró el año pasado. Edu es un pedazo de pan y un diez como persona. Está muy identificado con el club y sus compañeros y así todo es más fácil. En otras circunstancias ese jugador se habría marchado ya. Si está aquí es porque cree y quiere estar, porque se siente importante con nosotros. Entonces vamos a intentar ayudarlos porque sería una putada dejarlos sin equipo a diez días de cerrar el mercado. Si lo arreglamos pronto, adelante y si no, habrá que hablarlo con ellos muy claramente. Lo que está claro es que aquí a nadie se le está engañando. Se les está diciendo todo desde primera hora y ellos son los que más están apretando, no bajan los brazos.

-¿Y si finalmente no pudieran ser inscritos?

-Tiraremos del plan B, del C o del D. Yo llegué con todas las cartas encima de la mesa. No me hago ilusiones de nada y a partir de ahí tiraremos para adelante. Necesitamos ganar tiempo y con el apoyo de la afición es muy posible que todo esto se consiga.

-Para eso que comenta, el calendario parece una ventaja para su equipo, que tendrá dos partidos seguidos en casa.

-Sí, yo creo mucho en el destino y por algo ha pasado esto. Estar con nuestra gente será importante. En otro club la profesionalidad de los jugadores en esta situación no habría pasado. Lo más fácil habría sido tirar por la calle de en medio y el equipo se sentirá más respaldado en casa. Eso nos beneficia mucho.

-Con las limitaciones lógicas de esta situación, ¿a qué quiere que juegue su equipo?

-No vamos a perder lo que hemos venido trabajando. Queremos un Córdoba valiente, que tenga el peso del partido, que no dependa del equipo contrario, que sea solidario. Hay que construir el equipo desde la defensa, porque eso te da fortaleza para creer en lo siguiente. Queremos ser intensos y que cuando pasemos dificultades sepamos sufrir en los partidos, como por ejemplo hicimos en Reus. Para mí el juego más efectivo no es ni el bonito ni el feo, sino el que te da los tres puntos. Así se construye la fortaleza de que el jugador crea en ti, porque cuando pierdes por mucho que trabajes llegan las dudas y las piernas no van. Si los jugadores se sienten ganadores creen más en lo que están haciendo.

-Su vuelta ha sido un revulsivo para la afición, que le tiene mucho cariño.

-Es una responsabilidad grande, por no decepcionar a la gente. Muchas veces tu trabajo depende de que entre la pelota, a pesar de que puedas trabajar igual que si no entrara. Pero si yo vengo aquí es porque creo en ello. No sería capaz de engañar a la gente que me ha dado tanto cariño. Es muy importante para mí sentirme querido y tener el respaldo de tanta gente. Cuando alguien se siente querido saca lo máximo de sí mismo; si ves dudas empiezas a bajar tu rendimiento.

-¿Por qué cree que ha conectado tan bien con la afición del Córdoba?

-Yo intento ser accesible a ellos y al igual que me dan cariño me gusta devolverlo. Lo que siento es de corazón y a mí se me nota cuando estoy triste, enfadado o contento. Yo no engaño a nadie. La gente necesita esa pureza. Muchas veces me llaman populista, pero si eso significa acercarme a mi gente, estar al lado de mi gente y sentir lo que hago, pues bienvenido sea. El fútbol sólo se entiende con sentimientos. El que lo entienda como negocio, durará muy poquito.

-Supongo que las ganas de empezar ya a competir serán tremendas.

-Tengo muchas ganas de escuchar el himno, de tener ese sentimiento con mi gente, de celebrar un gol... Quiero volver a vivir ese sentimiento que vivimos en el partido contra el Sporting. Eso es inolvidable y el que no lo viviera no lo puede explicar. Si he vuelto es porque tiene que haber una continuidad en lo que hicimos. Creo mucho en el destino y creo que las cosas siempre pasan por algo. Ahora hay que dejarnos llevar, que fluya todo y en los malos momentos que estemos todos unidos. Eso es lo único que pido.

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