Córdoba CF

El Córdoba CF de toda la vida

Javi Flores recibe un pelotazo en un despeje de Torrente, central del Recreativo Granada.

Javi Flores recibe un pelotazo en un despeje de Torrente, central del Recreativo Granada. / Antonio L. Juárez

El Córdoba CF, ese que algunos siguen empecinados en diferenciar del de siempre pese a que sigue defendiendo el mismo escudo, cuenta con los mismos jugadores y trabajadores y sigue jugando en El Arcángel, se empeñó en Granada en dejar claro que es el equipo de toda la vida. Ese que es capaz de tirar un partido a la basura pese a contar con todos los condicionantes que ponían en bandeja el duelo. Ese que hace el trabajo difícil y logra adelantarse en el marcador, para perdonar después ocasiones claras y acabar pagándolo en el último minuto. El mismo que viajó hasta la Ciudad Deportiva del Granada CF con la posibilidad real de llegar líder en solitario al parón de la liga y que se marcha entre dudas, con dos puntos de desventaja respecto al primero y un ojo puesto en la enfermería. Vamos, el Córdoba de (casi) siempre.

No podía llegar en mejor momento el equipo blanquiverde a la cuarta jornada de liga. Después de firmar un siete de nueve en el arranque de la competición, la semana de trabajo transcurrió con buenas noticias, con la integración en el grupo de Miguel de las Cuevas y la mejoría de los últimos jugadores en salir de la enfermería. El Córdoba llegaba a Granada con todos sus hombres disponibles. Todo lo contrario que un Recreativo Granada que aún no había debutado, seriamente lastrado por los casos de covid-19 y con otro condicionante extra: el viaje de urgencia de varios de sus jugadores para ser alineados con el primer equipo en San Sebastián.

Pese a la calidad y el talento que atesoran muchos de los futbolistas del conjunto nazarí, la situación invitaba al optimismo en clave blanquiverde. La condición de candidato a todo que el Córdoba quiere ostentar este año y la sensación de solidez que daba el equipo eran argumentos de peso para esperar un final feliz en Granada.

Pero una vez más, el Córdoba se empeñó en homenajear su historia. La parte más negra, claro está, esa que guarda en el recuerdo tardes frustrantes como la de este domingo. Esa que algunos siguen enterrando por el cambio societario de la entidad, obviando los que se produjeron con la llegada de las Sociedad Anónimas Deportivas al mundo del fútbol. En un ejercicio de masoquismo al que los aficionados blanquiverdes están tristemente acostumbrados, su equipo se disparó en el pie cuando tenía todo de cara para destacarse en cabeza de la competición y seguir sentando las bases del equipo que debe pelear por el ascenso.

No por veces vivido, dolió menos el golpe moral que produjo el tanto de Nuha Marong en el último suspiro del duelo ante el Recreativo Granada. Antes de ese desenlace final, el Córdoba había hecho lo más difícil, que era abrir la lata ante un filial mermado y tímido. Después, los de Sabas volvieron a perdonar en exceso, con al menos un par de ocasiones muy claras para haber finiquitado el partido sin necesidad de sufrir hasta el último momento. Y por si fuera poco, después de mantener la solidez defensiva durante 94 minutos, el equipo no fue capaz de defender de forma adecuada la última jugada del partido, que por cierto llegó ya con el tiempo cumplido y el silbato del árbitro camino del pitido final.

Por si eso fuera poco, las lesiones de Piovaccari y De las Cuevas, dos de las referencias del equipo, no hacen más que agrandar la bofetada de realidad que el Córdoba recibió en Granada. Antes de una semana de parón a la que el equipo blanquiverde debía llegar lanzado, las dudas vuelven a sobrevolar El Arcángel. El equipo ha encajado solo dos goles en lo que va de campeonato, pero ya se ha dejado cuatro puntos en el camino que pueden echarse en falta en otro momento de la temporada.

Aunque el margen de maniobra aún es amplio y quedan muchas semanas por delante, lo que debía ser un liderato sólido tras el primer mes de competición se ha convertido en un Córdoba que ya mira al UCAM Murcia a dos puntos de distancia. Dudas y mal sabor de boca antes de una larga semana en la que habrá que lamerse las heridas y volver a levantarse. ¿De verdad hay quien todavía piensa que este no es el Córdoba CF de toda la vida?

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