Córdoba CF

El Córdoba CF, la decepción del presente y la incertidumbre del futuro

  • Las caras por los pasillos de El Arcángel tras la derrota ante el Betis Deportivo atestiguaban el fracaso

  • El equipo acabó roto emocionalmente, pero tiene por delante seis jornadas para evitar el desastre

Bernardo Cruz se lleva las manos a la cara, desolado, tras la derrota ante el Betis Deportivo.

Bernardo Cruz se lleva las manos a la cara, desolado, tras la derrota ante el Betis Deportivo. / Juan Ayala

Decepción es la palabra que definía las caras por los pasillos de El Arcángel. Mientras los jugadores del Betis Deportivo aún correteaban enloquecidos por los entresijos del estadio, camino del vestuario visitante, en el lado contrario los rostros hablaban por sí solos. Trabajadores del club, jugadores, miembros del cuerpo técnico y directiva, todos abatidos. El mazazo recibido en el descuento ante el filial verdiblanco hizo daño, mucho daño. El Córdoba CF confirmó el fracaso deportivo del primer proyecto de Infinity en el club, y lo que es peor, dio pie con ello a un futuro ahora incierto en lo deportivo, con una segunda fase por delante con mucho más en juego de lo que ahora mismo gran parte de la afición, e incluso el propio vestuario, es capaz de calibrar.

Confirmado el rotundo mazazo de verse sin opciones de ascenso a Segunda División en el mes de marzo, la entidad blanquiverde entra ahora en el tramo decisivo de la temporada con la misión de no hacerse más sangre y salvar los muebles. Porque si duro será digerir el fracaso de verse fuera de la pelea con los mejores, más duro sería transformar ese golpe en un auténtico desastre, dejando escapar la última vía para disputar el curso que viene la Primera RFEF.

Esa categoría que ahora parece un consuelo menor debe ser la base del futuro de la entidad. Pero para empezar a valorar los objetivos que aún quedan en juego, tendrán que pasar unos días para que las caras en el club cambien y las mentes se enfríen.

El shock pospartido fue tremendo. La decepción se palpaba en la cara de los miembros del consejo de administración, que apenas acertaban a articular palabra en la Sala VIP de El Arcángel, nada más terminar el partido. Trabajadores con las lágrimas asomando en los ojos. Todo ello mientras de fondo seguía la fiesta de los béticos. Pese a todo, el gran fiasco de la temporada parece que no tendrá consecuencias inmediatas en la estructura deportiva de la entidad.

La salida de Pablo Alfaro, cuya figura está ya bajo mínimos para buena parte de la afición y también de puertas para adentro, no está contemplada a estas alturas. El Córdoba tendrá que lamerse las heridas y pelear por un futuro menos malo del que se puede labrar con los mismos mimbres que le han traído hasta aquí. La amenaza de anclarse en la cuarta categoría del fútbol nacional es más real que nunca.

A la segunda fase comparecerán los blanquiverdes tres puntos por detrás del Sevilla Atlético y uno por detrás de la Balompédica Linense. El Tamaraceite iguala los pobres 27 puntos conseguidos por el Córdoba en esta primera fase que ha llevado al club a la mediocridad más absoluta. Esos cuatro equipos parten con cierta ventaja sobre el Real Murcia y el Cádiz B para su sitio en la Primera RFEF. Pero solo hay dos plazas en juego. El margen de error vuelve a ser mínimo. Y en este Córdoba no hay quien pueda confiar.

Consecuencias del fracaso

Aunque los cambios no serán inmediatos, el fracaso de no pelear por el ascenso tendrá consecuencias en los próximos meses. La continuidad de Infinity en la entidad no corre peligro, aseguran desde el club. La inversión de capital barheiní seguirá adelante, aunque está por ver que esos fondos se gestionen por los responsables deportivos de este rotundo fiasco.

En el vestuario, la tremenda decepción de terminar quintos la primera fase cargará al club de razones para hacer una profunda renovación que quizás debió llegar en verano, por impopular que hubiese sido entonces. Muchos de los pesos pesados, los veteranos que debían sostener al equipo y que no han estado a la altura de lo que se les pidió, vivirán sus últimos meses en el club. 

Y con ese clima y esos mimbres, el Córdoba tendrá que sobrevivir en lo deportivo, apretar los dientes y asegurar su presencia en la Primera RFEF. El dolor de no aspirar a la Segunda División es enorme, pero el miedo a verse relegado a la Segunda RFEF es totalmente angustioso.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios