El título de la Copa RFEF es la primera gran alegría que ha podido vivir Infinity desde su su desembarco en el Córdoba CF. A pocos días de que se cumpla el segundo año de la llegada del grupo inversor a El Arcángel, la propiedad ve por fin como su proyecto deportivo avanza con paso firme, después de no pocos reveses y algunos episodios delicados que obligaron a cambios importantes sobre los planteamientos iniciales.

El próximo 5 de diciembre se cumplirán dos años desde que el grupo inversor de Bahréin anunciase la adquisición de la venta de la Unidad Productiva del Córdoba CF. 24 meses intensos en los que la fatalidad jugó un papel importante. Porque el proyecto deportivo sufrió pronto un revés cuando a finales del mes de marzo del año pasado la competición quedó paralizada por la pandemia. El Córdoba se quedó a las puertas de jugar aquellas eliminatorias exprés que pusieron fin al curso y lo que se había ideado como un proyecto de rápido ascenso a Segunda División, de buenas a primeras iba a necesitar de, al menos, una temporada más.

Para colmo, la pasada temporada el equipo blanquiverde consumó el desastre de perder una categoría y verse en Segunda RFEF, después de haber arrancado el último curso de la historia de Segunda División B como uno de los principales candidatos a regresar al fútbol profesional.

Ese segundo revés supuso un golpe directo a la línea de flotación del proyecto de Infinity en el Córdoba CF. El club tuvo que reinventarse el verano pasado. Las consecuencias de los malos resultados deportivos las pagó de manera directa Miguel Valenzuela, el ideólogo de la estructura deportiva que el grupo inversor instaló en el club y que él mismo dirigía. Su salida, por iniciativa propia, abrió una crisis que a punto estuvo de llevarse por delante a Juanito y el resto de técnicos que habían llegado apenas un año antes a la entidad.

La propiedad apostó, finalmente, por la continuidad. El Córdoba redujo su presupuesto, apostó por Juanito como director deportivo y Germán Crespo como entrenador y confeccionó una plantilla adaptada a su nueva realidad. Un equipo que partía con la obligación del ascenso, un reto exigente pero ineludible para un club deficitario por su estructura en categorías semiprofesionales como las que está compitiendo.

Ahora, cuatro meses después de que arrancase ese proyecto, la conquista de la Copa RFEF supone una alegría inesperada, dentro de una temporada que está deparando satisfacciones prácticamente cada fin de semana. Tras el partido, el consejero delegado de la entidad, Javier González Calvo, reconocía la satisfacción en el club después de tantos sinsabores, en declaraciones recogidas por La Jugada de Canal Sur Radio. "Ya tocaba. Es un día feliz para todos, no solo por haber ganado, si no por la manera, con toda la afición en el campo desde el primer minuto pese a la lluvia y el frío. Ha sido increíble", apuntaba.

El enlace con Bahréin, testigo directo

González Calvo, que reconoció su emoción al ver a Javi Flores alzar el trofeo, valoró la alegría que supone para el cordobesismo un título que llega después de muchos meses de decepciones. "Después de dos años, con meses duros, estamos muy contentos. Hay que celebrar esto y lo que venga. Estamos hablando de la Copa Federación y el campo estaba casi lleno. Hay que celebrar esto, ganar al Mérida el sábado y seguir, que esto es muy largo", comentó el máximo representante de la propiedad en el club.

La alegría por el título conseguido llegó además por vía directa a los responsables de Infinity en Bahréin. Testigo directo de la celebración, y parte directa de ella, fue el enlace que el grupo inversor designó hace unos meses para trabajar codo con codo con la directiva del Córdoba. Junto a Javier González Calvo y Adrián Fernández Romero, se pudo ver a la mano derecha de los propietarios disfrutando a ras de césped. Una alegría después de dos años para empezara enderezar el proyecto de Infinity.