Córdoba

Aquel verano de 1989El verano al que siguió una primavera y en el que se rompió el monopolio televisivo

Caída del Muro de Berlín, fruta madura tras el verano de 1989.

Caída del Muro de Berlín, fruta madura tras el verano de 1989. / efe

Hay quien ha escrito que 1989 fue el año en que pasó todo. Como frase adquiere el significado general que se busca, es exagerada, pero como titular es bastante aproximado. Porque ocurrió sobre todo un giro enorme en la historia de casi todo un siglo en Europa: el derrumbe de los regímenes comunistas. Los movimientos habían empezado en Polonia, donde en agosto se formó el primer gobierno no comunista, tras la inmensa movilización del movimiento Solidaridad encabezado por el trabajador de astilleros Lech Walesa. Un miembro de este grupo se convirtió en primer ministro. La inquietud se extendía por todos los países de la órbita soviética. Poco después, en septiembre, Hungría abre sus fronteras para dejar salir hacia la República Federal Alemana a todos lo que esperaban poder hacerlo desde su territorio, huidos de la Alemania del Este. La marea es imparable, en la URSS la perestroika de Gorbachov también avanza con dificultades... Todo este verano político estallaría al poco tiempo como una primavera en pleno otoño, cuando el 9 de noviembre una multitud derriba, ante la pasividad de sus antes agresivos guardianes, el Muro de Berlín. La Historia estalla.

En España se produce otro terremoto, no tan trascendente, pero sí fundamental para el mundo sentimental y las familias de la nación. El Gobierno socialista de Felipe González rompe el monopolio televisivo que siempre había ostentado en nuestro país Televisión Española, y adjudica los tres primeros canales privados a Antena 3, Canal Plus y Telecinco. Cuenten ustedes mismos todo lo que ocurrió desde entonces. Ese año reinó Brigada Central como serie, con un joven Imanol Arias como protagonista.

El Partido Socialista convocó elecciones y repetiría en otoño mayoría absoluta, pero por los pelos: obtuvo justo la mitad de los escaños del Congreso. La esposa de Felipe González, Carmen Romero, salió elegida diputada por Cádiz. No se cansaba entonces de dar que hablar José María Ruiz-Mateos, pero ese verano llegó al culmen, puesto que su partido, pensado sólo para obtener la inmunidad parlamentaria, logró dos escaños en el Parlamento Europeo, el suyo propio y el de su yerno.

Las artes sufrieron durante esos meses veraniegos varias pérdidas importantes, como fue la del director de orquesta más famoso del siglo, el ausríaco Herbert Von Karajan, paisano nada menos que de Mozart. Nicolás Guillén, el poeta nacional de la revolución cubana, y Georges Simenon también se despedirían, como el padre de uno de los grandes imperios comerciales españoles: Ramón Areces, fundador de El Corte Inglés

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