La declaración de Patrimonio Oral e Inmaterial del Misterio de Elche, que desde el Medievo se representa en torno al 15 de agosto en esta localidad alicantina, supuso un incremento de visitantes en torno al 40% que se ha mantenido hasta ahora. Así lo señaló a el Día el gerente del Instituto Municipal de Turismo, Enrique Pineda, quien explicó que en dicho momento se dieron un cúmulo de circunstancias que relanzaron la imagen turística de Elche. La declaración de Patrimonio Inmaterial se concedió en mayo de 2001, seis meses después de que su famoso palmeral obtuviera la distinción de Patrimonio de la Humanidad. Elche se encontró con dos reconocimientos en el mismo año, lo que supuso un importante revulsivo que se materializó en una subida considerable de turistas.

Pineda reconoció que a partir de ese momento se incrementó el conocimiento de Elche en el resto del mundo "nos hizo pensar con más fe en el turismo cultural y urbano". El Misterio fue la primera fiesta española en contar con el sello de Patrimonio Inmaterial, hasta que en 2005 se le adjudicó a la Patum de Berga, lo que motivó que el visitante especializado decidiera como destino a esta ciudad alicantina.

Pese a ser los pioneros en este tipo de declaraciones, los ilicitanos consiguieron respaldar de forma masiva el reconocimiento de la Unesco. El Ayuntamiento preparó una fiesta la noche en que se iba a realizar la votación. Las previsiones se vieron desbordadas por una celebración popular que sobrepasó el acto municipal con una cohetada espontánea de las mayores que se recuerdan en Elche.

El handicap con que cuenta el Misterio es que sólo se escenifica una vez en agosto - y en los años pares en noviembre- en una iglesia que sólo tiene capacidad para 1.300 personas. Durante el resto del año se puede visitar un museo sobre la fiesta, pero los ilicitanos son muy celosos de lo suyo y no permiten que se altere este calendario.