El Campo

Las altas temperaturas y la ausencia de lluvias merman el desarrollo de los cultivos de invierno

  • La provincia de Córdoba pierde en sólo un año aproximadamente 6.000 hectáreas de superficie de siembra de herbáceos

Cultivo de trigo.

Cultivo de trigo. / El Día

La organización agraria Asaja Córdoba ha informado de que la falta de lluvia, unido a unas temperaturas “anormalmente altas” durante buena parte del pasado mes de febrero “están dañando el desarrollo de los cultivos de invierno que, en esta campaña, arrastran además una nacencia tardía ya que las lluvias de finales del otoño impidieron la realización de las tareas a tiempo”.

Desde Asaja defienden que con el nivel actual de los pantanos, previsiblemente se mantendrá el riego en la provincia, “pero de continuar esta situación puede acarrear una limitación en la dotación de agua para la campaña próxima”. También inciden en que esta situación está afectando a las siembras y está provocando, por un lado, la degradación de los cultivos sembrados, “especialmente los cereales y leguminosas, y por otro el adelanto de los ciclos vegetativos de los árboles frutales y de frutos secos”, puntualizan.

La organización agraria destaca que este es el caso de los cereales de invierno, concretamente el trigo, la avena y la cebada, “que no están terminando de desarrollarse adecuadamente”. “También, los cultivos de girasol que, ya deberían estar sembrándose, están acusando un retraso de las labores ante la falta de humedad en las parcelas”, insisten desde la organización agraria presidida en Córdoba por Ignacio Fernández de Mesa.

Desde Asaja Córdoba añaden que asimismo está siendo comprometida la futura cosecha de aceituna que, “aunque el pasado año fue bueno de agua, en los anteriores estuvo muy mal”. “Teniendo en cuenta que el olivar se encuentra en la fase final de recolección de la actual campaña, serían necesarias las precipitaciones para los tratamientos de las plantaciones de primavera de cara a la próxima temporada”, matizan.

Además, puntualizan que las zonas ganaderas del norte de la provincia necesitan lluvia por la cada vez peor situación de los pastos. “La situación es alarmante, pues la falta de reservas hídricas provoca el debilitamiento de la planta en un momento que debería ser de pleno desarrollo del pasto de cara a la primavera. Las explotaciones de heno que se dedican a la alimentación animal no están madurando correctamente”, defienden desde la organización agraria, desde la que destacan asimismo que “esta situación está causando una grave preocupación entre los ganaderos de extensivo que verán incrementados los costes de alimentación del ganado si definitivamente no hay un desarrollo adecuado del alimento natural”.

En la reunión semestral de la sectorial de cultivos herbáceos de Asaja, los productores han coincido en señalar el “descenso significativo de la superficie de siembra en las principales zonas productoras”, en concreto entre un 4 y un 5% de la superficie total, lo que equivale a cerca de 300.000 hectáreas y en el caso concreto de la provincia de Córdoba, unas 6.000 hectáreas. La falta de rentabilidad de estos cultivos es la principal causa y está motivada por los bajos precios en origen que percibe el productor y por el aumento de los costes de producción.

En la provincia, frente a las 170.361 hectáreas sembradas en la pasada campaña (5,5 millones a nivel nacional), en este otoño-invierno se han sembrado aproximadamente 164.000 hectáreas. La sementera ha sido muy irregular porque la falta de precipitaciones condicionó las siembras tempranas y, por otro lado, el exceso de agua, en el mes de noviembre, provocó retrasos en las siembras más tardías.

Como consecuencia de todo esto, “la nascencia ha sido también muy dispar, provocando incluso el levantamiento del cultivo, como en el caso de la colza en algunas zonas”. Además, la retirada del mercado de distintas materias activas que contribuían a la lucha contra las plagas deja a los productores sin herramientas efectivas para su control, que sí tienen otros competidores fuera de la UE.

Por todo ello, “el desánimo es patente entre los agricultores que cada año encuentra más dificultades para seguir apostando por este sector debido a la falta de rentabilidad no solo de los cereales de invierno, sino también del maíz y las oleaginosas como la colza y el girasol”, advierten desde Asaja.

La tendencia cada vez más creciente es buscar otras alternativas de cultivo como son los leñosos e incluso incrementar las superficies de barbecho. Sin embargo, el peligro de esta tendencia es que “cada vez seremos más dependientes de terceros países en lo que a nuestras necesidades de consumo de cultivos herbáceos se refiere, incrementando aún más nuestra servidumbre en un país ya de por sí deficitario en cereales”, concluyen.

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