Córdoba

La responsabilidad de recibir el sello Unesco

  • Córdoba puede conseguir hoy en París que los Patios sean Patrimonio de la Humanidad, una grata distinción que exige sin embargo nuevos desvelos

Esta tarde, si todo sale según lo previsto, la fiesta de los Patios será declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Unesco. Una distinción deseada tanto por la clase política como por los propietarios por el impulso que supone a esta celebración, pero que no debe entenderse como el fin de un objetivo, sino que ahora empieza todo. Conseguir esta designación supone elevar la tradición de los Patios a un selecto grupo de privilegiados protegidos a nivel mundial. Esto quiere decir que la apertura de las casas cada mes de mayo no es sólo un atractivo turístico, sino que se trata de una seña de identidad, un rasgo del carácter y la cultura cordobesa y una distinción que entraña unas responsabilidades.

La Unesco protege tradiciones, usos culturales y no negocios. Precisamente esta es la diferencia entre la declaración de Patrimonio Intangible y Tangible. Por ejemplo, el Casco Histórico tiene la designación desde los años 90 como patrimonio tangible, es decir, por sus edificios y monumentos, elementos físicos que se pueden tocar. En el caso de lo no material, que serían los Patios, se trata de resaltar los valores de la tradición, la belleza, la cultura. Esta es la diferencia entre una nominación y otra es lo que jugó en contra de la candidatura el año pasado. En Bali se destacaron demasiado los recintos, los materiales de los patios, las casas o las macetas. Sin embargo, lo que quería la Unesco era la defensa de una fiesta que constituye una forma de vida tradicional, de compartir el espacio, de muchas generaciones. Una costumbre que, pese a las tensiones mercantilistas que imponen actividades como el turismo, se han mantenido de forma oral sin más remuneración que el orgullo, la belleza y una forma muy particular de vivir en comunidad. En el nuevo documento de defensa de la candidatura -que ya ha conseguido el visto bueno del consejo asesor de la Unesco- se ha dado menos peso a los recintos, a los patios y más al arraigo popular de la fiesta o al trabajo que realizan los propietarios. Se ha incidido también en la participación ciudadana, un aspecto clave, y en aquellos procesos que contribuyan a la defensa y conocimiento público de una tradición "vivida".

Con esta declaración, los Patios se situarán al mismo nivel que el flamenco, la dieta mediterránea, la gastronomía francesa o el teatro de marionetas siciliano o el tango argentino o la samba brasileña. Y esto supone adquirir unos compromisos; el principal, la salvaguarda de ese patrimonio. Esto consiste, según la Unesco, en "reforzar las diversas condiciones  que son necesarias para la evolución e interpretación continuas del patrimonio cultural inmaterial, así como para su transmisión a las generaciones futuras". Y continúa: "Las medidas de salvaguardia deben concebirse y aplicarse siempre con el consentimiento y la participación de la comunidad. En algunas ocasiones la intervención pública para salvaguardar el patrimonio de una comunidad tal vez sea inconveniente, porque podría alterar el valor que el patrimonio tiene para su comunidad". Esto es: cuidado con desvirtuar la fiesta de los Patios. Está claro que la designación supondrá un impulso turístico, pero no debe desembocar en el que el interés mercantilista prime sobre la tradición. La administración, como los propietarios, están obligados a trabajar de manera conjunta para mantener esta costumbre y serán sometidos a una evaluación cada cierto tiempo para comprobar que no se ha perdido la esencia de esta costumbre. Hace unos años desde el Ayuntamiento se impulsó la Fundación de los Patios, que sentó sobre la mesa tanto al sector público como privado. Este proyecto se paralizó cuando empezó a prepararse la candidatura ante la Unesco y ahí se quedó. El alcalde, José Antonio Nieto, aseguró en una entrevista concedida a El Día el pasado fin de semana que "vamos a seguir trabajando para que desde el sector público y privado sumemos esfuerzos para lograr el mejor resultado", pero no concretó nada sobre el futuro de esta fundación. Se habló también de que los propietarios tuvieran algún tipo de bonificación en los recibos de la luz y el agua por el esfuerzo que hacen en el mantenimiento de los patios y abriendo sus casas.

Lo que es seguro es que se tienen que articular medidas para proteger la tradición, al igual que se tiene que hacer en el Casco Histórico. En este sentido, el Ayuntamiento está redactando un plan de gestión de la zona protegida por la Unesco, tarea que el órgano oficial lleva reclamando desde el año 2006, cuando sometió a una exhaustiva evaluación a la ciudad. en esa fecha la Unesco se mostraba especialmente sensible en cuestiones como el impacto de la actividad turística (en ese año, el número de visitantes había sido de 1,2 millones) o cómo se pretenden incentivar las medidas de protección de los espacios públicos y edificios catalogados. Dicho informe apreciaba como "un riesgo" el desarrollo del sector terciario, como la hostelería y el comercio, en el entorno más inmediato de la Mezquita-Catedral y aseguraba que no había ningún sistema de control sobre las medidas que se estaban tomando. La agencia internacional reclamaba además un plan de movilidad específico para la zona Patrimonio de la Humanidad con el objetivo de reducir el tráfico a motor en la zona. El Consistorio ha sido objeto de vigilancia por parte de la Cátedra Unesco que ha emitido informes periódicos sobre lo que se estaba haciendo y sobre las medidas que había que adoptar. Además, Icomos -una organización no gubernamental que asesora a la Unesco- ha desarrollado algún documento sectorial como consecuencia de peticiones ciudadanas a raíz del proyecto de restauración del Puente Romano.

Pensando en la Unesco, de hecho, se han realizado las últimas remodelaciones del tráfico como el cierre a la circulación en la zona de San Basilio o la más reciente, que impide el paso incluso de motocicletas en el entorno de la Mezquita-Catedral y la Puerta del Puente. Que la protección del Casco -así como ocurrirá con los Patios- forme parte de las políticas del Ayuntamiento de forma transversal es lo que persigue la Unesco cuando con la designación de Patrimonio de la Humanidad. Es por esto que el camino debe empezar ahora y es el momento de que las administraciones se tomen en serio el significado del arraigo popular y la cultura de los Patios.

Éste será el último año en el que no haya límites para la presentación de las candidaturas a patrimonio inmaterial. La Unesco tiene pensado implantar un nuevo modelo para el año que viene ya que se ha visto desbordada y ha limitado las candidatura a 60 por año y sólo una por país. Quizá esta sea la última oportunidad para que los Patios logren este reconocimiento mundial, una distinción que ya le toca y que ha tenido que esperar mucho. Si se consigue, ahora seguirá el camino para mantener esta tradición.

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