Loco por la música

Qué dicen de nosotros

  • La música es una de las disciplinas académicas que requiere de mayor trabajo y compromiso diario y sería recomendable estudiarla al menos un año de forma concienzuda

Estudiantes de música.

Estudiantes de música. / El Día

Hoy pretendo reflexionar sobre algo con lo que seguramente muchos músicos que me lean se sentirán identificados. También se verán aludidos con los comentarios que aquí aparecen, por supuesto, muchísimos lectores, porque en algún momento los habrán escuchado.

Mi intención no es solamente sacar a la luz esas frases y preguntas, sino también, de alguna forma, hacer ver que esos comentarios son a veces inoportunos o no tan divertidos, porque denotan cierto desconocimiento para con los músicos y su arte del que seguramente disfrutaran mucho más de una vez en esta vida.

Sin más dilación comencemos. Quién no se ha encontrado alguna vez con algún amigo, conocido o compañero de su hijo y le ha preguntado: ¿Estudias música? ¿Y qué más?. Pues casi apoyándome en lo que he dicho en artículos anteriores, les puedo comentar que la carrera de música se inicia a temprana edad y dura, aunque yo diría toda la vida, más de 15 años de estudios reglados, sin contar que después, por la actual situación de obligatoriedad y exigencia de titulaciones, que se requieran máster y doctorado, que por cierto no se suelen ofertar en las todos los centros públicos de enseñanza superior.

La música es, quizás, una de las disciplinas académicas de mayor trabajo y compromiso diario, y sería muy recomendable estudiarla al menos un año de forma concienzuda para que se pueda comprobar que no es tan sencillo como se cree por la cara de satisfacción que se le ve al intérprete.

Algunas personas, lamentablemente, a veces expresan cuestiones tales como: “La música no sirve para nada”. Sinceramente, yo les invito a imaginar por un momento que la música como tal no existiera.

Imaginemos el tremendo vacío que quedaría en el mundo, pues todas las sociedades del planeta hacen y disfrutan de la música en algún grado o de alguna forma desde hace miles de años. Como bien expresó el filósofo Friedrich Nietzsche, “la vida sin música sería un error”.

Otro gran filósofo de la historia como es Platón expresó que “la música da alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación, consuelo a la tristeza y vida y alegría las cosas”. Todos, en algún momento, hemos asistido a eventos sociales, familiares o de amigos donde se requiere y se gusta contar con actuaciones en vivo de músicos que amenicen tal festejo.

Pues bien, otro comentario que solemos escuchar con bastante frecuencia, inclusive con personas que se dedican a gestionar el arte en general y la música en particular, es la siguiente frase: “No podemos pagarte por algo que disfrutas haciendo”. O “ no me pongas en el cachet (presupuesto artístico) los premios que has obtenido”. Hay muchas razones para ser músico que no son el dinero o la fama.

Damos por supuesto que cualquier músico disfruta de lo que está interpretando o ejecutando, cuestión que no siempre sucede así, aunque sea la generalidad, pues se supone que después de tantos años de estudio estamos haciendo lo que realmente nos gusta y apetece.

Pero eso no quiere decir que tengamos que compararnos con personas que a lo mejor su profesión no les llena de alguna forma, porque en realidad no se paga al artista/músico según el gusto y/o disfrute que tiene con lo que hace.

En realidad, “de alguna forma”, se cobra por el esfuerzo realizado en tantos años de estudio, se cobra por la inversión en los útiles de trabajo, léase instrumento, vestuario, obras, arreglos musicales para formaciones determinadas creadas a veces a idea del que paga y, por supuesto, se cobra por el trabajo que cuesta generar el resultado sonoro tan apreciado y esperado que a veces también ha generado algún premio o reconocimiento que es digno de valorar, pues es muestra palpable de la calidad del músico o agrupación contratada.

Convendrán conmigo en que francamente no le decimos a un fontanero o un peluquero o un ingeniero o un médico que nos cure, nos arregle algo en casa, o nos corte el cabello de forma gratuita. En fin, creo que es fácil de entender a qué me refiero, ¿no?Otra de las frases curiosas que solemos escuchar, desdichadamente, es la de “la música no es una disciplina seria”.

Ante esta cuestión tan agraviante, es práctico responder que la música lleva desde antes de Cristo teorizándose y que en sus inicios se encontraba dentro del Quadrivium, palabra proveniente del latín, perteneciente al itinerario de las matemáticas y que junto al Trivium comprendía las siete artes liberales basadas en las habilidades del pensamiento, que son la aritmética, la geometría, la música, la astronomía, la gramática, la lógica y la retórica. Todas ellas tan distinguidas de ramas del saber como la medicina, la arquitectura, la filosofía o la teología.

De las frases más divertidas que un músico puedo escuchar es aquella que dice “si tanto sabes de música, ¿por qué no tocas esta canción?”. Es difícil llegar a dominar todas las obras que existen en el repertorio clásico o popular por razones obvias. Dada la universalidad o la manida globalización de algunas composiciones o canciones, puede ser que estas sean más asequibles y dominables por los músicos, pero eso no hace que por ello debamos conocerlas todas y mucho menos tocarlas.Otra expresión que se escucha con más asiduidad de la debida en referencia con nuestro arte es “la música no tiene salida”.

Es triste reconocer que parte de la sociedad tenga estas ideas y piense así y, aunque no es nuestra intención establecer una comparación, es fácil comprobar que en la actualidad la mayoría de las carreras universitarias corren la misma suerte y sus posibilidades de salida profesional disminuyen paulatinamente por la masividad de egresados, la exigua oferta laboral y las dificultades de todo tipo que entraña ser autónomo y fundar tu propia empresa.

Una las cosas llamativas para los ajenos a este noble arte es la interrelación de amistad, por razones de afinidad en cuanto a intereses, gustos y finalidades comunes, entre los músicos.

Pues bien, otra de las preguntas comunes que nos encontramos es: “¿Por qué solo tienes amigos músicos?”. Curiosa cuestión cuando menos, pues esta misma situación de cercanía social también ocurre entre médicos, abogados o arquitectos y es algo normalizado en cada gremio sin sobresaltos.

Estimados lectores, el sueño de la música para los que nos dedicamos a ello de forma profesional o aficionada nació desde edades tempranas y es muy real.Les invito, si es posible, a reflexionar sobre las cuestiones que he expuesto y que si conocen a algún músico, sea estudiante, aficionado o profesional, le muestren su empatía, apoyo y consideración pues les garantizo que “la música es el hombre escapado de si mismo” (José Martí).

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