Literatura

El premio Nobel de Literatura Wole Soyinka, en Córdoba: "Presionar es todo lo que puede hacer un escritor"

  • El autor nigeriano recala en el festival Cosmopoética para presentar su nueva novela y reflexiona sobre el papel de los creadores ante los regímenes dictatoriales del mundo

Wole Soyinka, en la Sala Orive.

Wole Soyinka, en la Sala Orive. / Juan Ayala

El premio Nobel Wole Soyinka ha visitado este miércoles Cosmopoética con motivo del lanzamiento de su primera novela en casi 50 años, Crónicas desde el país de la gente más feliz de la tierra, que se acaba de lanzar en español. El primer africano y escritor de raza negra en conseguir el Premio Nobel de Literatura, en 1986, ha reflexionado en Córdoba sobre el papel de los autores ante los regímenes dictatoriales del mundo: "Continuar presionando es todo lo que puede hacer un escritor". 

A Soyinka no le es ajeno el caos, pues le ha tocado vivir momentos de mucha incertidumbre, incluidos dos encarcelamientos por sus críticas al gobierno nigeriano. Y durante el cautiverio escribía en el material que tenía siempre a mano: papel higiénico. Esas letras le salvaron la vida durante su encierro, así como compromiso por los derechos humanos y su afán de pelear contra las injusticias, que demuestra en su estética y todas sus letras. 

Aunque lo parezca, Crónicas desde el país de la gente más feliz de la tierra no es una novela autobiográfica, sino más bien se basa en su nación: "Tiene un carácter más de biografía nacional que personal", explica. "Empiezas a escribir a través de realidades, de una secuencia de eventos", reflexiona el autor sobre el vínculo entre los hechos históricos, tal y como ocurrieron, y cómo se recrean con un fin literario. "Desde que empiezas a escribir sobre ello, empiezas a recrearlo, aunque depende de lo ocurrido. Nunca es exacto, se ve de una forma nueva", expresa. 

Soyinka no ha dudado en representar a "ciertos personajes históricos" en la novela de una manera tan realista que "estos individuos se podían reconocer a ellos mismos sin ambigüedades". Representan a "un cierto tipo de villano", a la realidad histórica, continúa el autor. 

El escritor confiesa que estaba exhausto del uso de recursos literarios como los ensayos o los poemarios y pensaba que con una novela podía explicar mucho más sobre los temas que quería tocar, temas que abarcan periodos de tiempo muy amplios, de varias décadas. "El próximo formato que intentaré será una ópera, en 50 años", bromea. 

Y es que pasaron 50 años para que el autor volviera a publicar alguna obra, tras pasar por el teatro, el cine, los ensayos, la poesía , los relatos y las novelas. La última fue La estación del caos en 1972 que, una vez más, se centra en la guerra y las políticas étnicas o regionales en un país convulso. 

Medio siglo después, "los problemas siguen siendo los mismos desde el inicio de la historia y de la sociedad". "Siempre la oposición entre el poder y la libertad, villanos que utilizan los mismos métodos para explotar a los que no tienen poder", afirma el Nobel.

El ejemplo que ha recaído en la sala donde conversaba antes de dirigirse a la Sala Orive para intervenir en la sección Cosmodiálogos del festival, compara la inquisición católica en la era medieval con los fundamentalistas islámicos de hoy en día. "Intentan imponer su visión del mundo y su visión de cómo deben ser las interacciones sociales, el papel del hombre y la mujer, hay muchas similitudes y nos enfrentamos a las mismas problemáticas", asegura.

Reflexiones sobre la política de hoy

¿Quién tiene el poder de cambiar las cosas, los políticos o la gente?, han preguntado a Soyinka. Él ha preferido pensar que se trata de "una mezcla". "Hay sociedades en las que los políticos tienen una influencia clara y la habilidad de cambiar las cosas positivamente, pero eso es muy raro, desafortunadamente parece que la mayoría de los políticos y los que tienen el poder económico tienen un interés particular, la obsesión con dominar y no en la gente", ha reflexionado.

Ante ello, "continuar presionando es lo único que puede hacer un escritor y cuando muera podrá estar contento de haber intentado ejercer una influencia positiva en este contexto". Y esa afirmación sí parece ser autobiográfica. 

Recuerda, en sus memorias, un dictador que empezó su régimen "intentando instruir a sus funcionarios en un gobierno eficaz y hacía parecer que realmente tenía intenciones justas y que era el hombre que por fin iba a transformar a la sociedad". Pero, "como en casi todos los casos, fue solamente una imagen que engañó a todo el mundo y al final se convierte en el mismo villano que busca perpetuarse en el poder y pierde el interés en las ideas que promovía al principio". Parece así el retrato perfecto de cualquier dictador del mundo. 

Sobre su país, Nigeria, asevera que "nos dejamos seducir por el cambio de imagen, queremos creer en lo positivo, en el cambio y la capacidad de los nuevos líderes, pero ha terminado todo con la desilusión y con la decepción". 

La raíz de la imaginación humana

La producción creativa tiene, en todo el mundo, la misma raíz: la imaginación humana. Los textos, si se traducen hoy en día en diferentes países, africanos, americanos o europeos al mismo idioma, "sería muy difícil distinguir de dónde vienen, salvo si hay referencias muy claras a lugares o personajes específicos, pero las formas de contar historias se parecen mucho", explica Soyinka.

La jornada de este miércoles ha continuado con la lectura poética protagonizada por Angélica Morales y Federico Abad, dentro del ciclo Cosmoversos, enfocado en la creación lírica. La turolense Angélica Morales es escritora y directora teatral. Ha obtenido varios galardones con su obra, como el XXVII Premio Nacional de Poesía Poeta Mario López de Bujalance (Córdoba); el XVII Premio de Poesía Vicente Núñez, de la Diputación de Córdoba, y el Premio Internacional Miguel Labordeta del Gobierno de Aragón 2011. Su último poemario es Medea ha vuelto y acaba de publicar este año la novela Tú serás la siguiente.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios