Córdoba

El poeta universal que se 'endilió' en Poley

  • Vicente Núñez Casado nació y murió en Aguilar de la Frontera, el pueblo al que catapultó para siempre gracias a la más brillante constelación de la perfecta sintaxis convertida en poesía

Ipagro-Poley estaban ya en la Campiña cuando Pablo Núñez llegó desde Valladolid. Allí aguardaba también la joven María Vicenta Casado, para compartir su amor con aquel industrial forastero y con los tres hijos que nacerían de su unión.

Y allí, en Aguilar de la Frontera, nació el único varón, un 8 de junio de 1926. Allí pasó su infancia y la Guerra Civil del 36, fecha en la que comienza sus estudios de Bachillerato en Cabra y en Los Maristas de Lucena, donde nace su amor por la literatura. De aquellos años, marcados por los dogmas religiosos, en su pueblo y en la ciudad vecina, dan fe sus recuerdos infantiles, escritos de forma magistral en Los días terrestres.

Recuerdos de su madre y de su despertar al amor que se perpetúan en poemas como La Parroquia (Yo subía a la iglesia los viernes con mi madre/ bajo su chal de lana escardada y suavísima;…) o Vacaciones (Nadie sabrá a distancia qué tejas fueron nuestras,/ qué palomares altos, qué recortes de hostias;/ nadie cómo dolían la humedad y la vela…).

La pequeña industria familiar de aceite y jabones, permite al adolescente continuar sus estudios de Bachillero Superior con los jesuitas de El Palo (Málaga) y los maristas de Madrid. En los últimos años de la difícil década de los cuarenta, su padre, consciente de la excepcional inteligencia de Vicente, le aconseja trasladarse a Granada para estudiar Derecho, con la finalidad de convertirle en notario.

Para entonces, el joven poeta había leído a los clásicos españoles en su totalidad, además de a Shakespeare, Goethe, Maiakoski, Rilke, Bécquer, Cernuda, Aleixandre o Blas de Otero, entre otros, y haber escrito y descrito otros pasajes de su adolescencia en poemas como el Salve Regina, publicado cuarenta años más tarde en Teselas para un mosaico: Salve Regina (escúchame,/ necesito de nuevo/ abrazarte esta noche); Mater Misericordiae (detrás del cobertizo/ del campo de deportes....

Granada será también el marco de la primera bohemia; de los conciertos, exposiciones, recorridos por el Paseo de los Tristes, ensaladillas en el Café Suizo y descansos en el balneario de Lanjarón.

En el año 1951 contacta con la revista malagueña Caracola, formando parte de su grupo editorial y entablando amistad con Bernabé Fernández-Canivell o Alfonso Canales. En 1952, una crisis en la industria de don Pablo, aconseja vender en Aguilar y trasladar el negocio a Málaga, junto a toda la familia. Para entonces, el muchacho cursa el quinto año de Derecho, carrera que fue aprobando curso por año hasta dejarse, por voluntad propia, una asignatura pendiente (Derecho Procesal II), de la que se matricula en Sevilla, antes de dejarla definitivamente, para incorporarse a las Milicias Universitarias, con el grado de alférez. En Montejaque (Ronda), coincide con Carlos Barral, entre otros. Allí, cumple el sueño de hospedarse, durante algunos fines de semana, en la misma habitación en que lo hiciera Rilke. Junto al Tajo de Ronda, disfrazaría de amor la crisis existencial que le provocó la disciplina militar, bajo el título de In Memoriam, publicado en Poemas Ancestrales en 1980: …que suspiró temiendo la llamada del Tajo:/ así, imperiosa, la voz a su servicio,/ a tan temprana edad me reclamaba./ …el cornetín distante resumiendo/ los intactos patíbulos del amor -¡para mi!-.

Entre Aguilar y Málaga pasan sus días la familia afincada ya en esta última ciudad, mientras contacta con Cántico (verano del 54, Santiago de Compostela) hecho que, en palabras del poeta fue "un acontecimiento en su vida". Entonces publica su primer poemario: Elegía a un amigo muerto (colección A quien conmigo va).

En 1958 muere María Vicenta Casado, su madre, su amor y una de las dos piedras angulares de su razón de ser. "El mundo, materialmente, se me vino abajo", diría luego. Su familia retorna a Aguilar y él se va a Madrid. Pero pronto adopta una actitud rilkeana y huye de "los gijones que en el mundo han sido, de la vulgarísima francachela poética y del desmadre y la vulgaridad de aquel Madrid". Es cuando se endilia en Aguilar, como bibliotecario de lo que él llamaba La pública, de donde nunca volvió a marcharse, salvo cuarenta días en París, con su amigo Sebastián Kerr, donde conoce a Jean Paul Sartre y Simone de Beavoir.

A finales de los sesenta, pierde la voz física y espiritualmente, y la recobra a comienzos de los setenta. De estos años y hasta los ochenta, se fragua Ocaso en Poley, Premio Nacional de la Crítica del año 1982.

La taberna El Tuta, de la plaza Ochavada, sería ya el santuario hasta donde peregrinarían amigos, poetas, artistas, políticos, intelectuales y admiradores de Vicente Núñez Casado, "soltero, pero por la Iglesia", como gustaba decir.

Murió el 22 de junio de 2002, coronado por la gloria y la fama que nunca buscó.

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