El nuevo cambio de nombre varias calles de la capital por parte del Ayuntamiento de Córdoba -tales como Cruz Conde o, ahora Foro Romano, o Conde de Vallellano, actual avenida del Flamenco- ha encontrado el rechazo de los movimientos memorialistas, que han vuelto a manifestar su oposición a que se lleve a efecto esta medida. 

Uno de ellos ha sido el responsable de la Coordinadora Andaluza por la Memoria Histórica y Democrática, José Manuel Matencio, quien ha reconocido que este futuro cambio de nombre de las calles "produce un poco de tristeza" y, más después de haber llegado "a un momento en el que se normalizara una situación y unos personajes desaparecieran de las calles".

Esos nombres, ha continuado, "han estado 40 0 50 años y la gente ha querido tomarlos como propios". Sin embargo, a su juicio, "esto no es un tema popular, sino de personas que participaron en el golpe". "Me produce mucha tristeza que queramos volver a esto y es un anacronismo total", ha subrayado.

Matencio ha recordado "siempre se pone el ejemplo de cómo se verían unos elementos importantes del movimiento nazi en una calle de Nuremberg" y, por ello, ha incidido en que "si hacemos esto, perdemos la dignidad que se había tomado en Córdoba". 

Estas declaraciones llegan apenas 24 horas después del pleno celebrado el pasado viernes en la capital, en el que el cambio de nombres del callejero enfrentó a los portavoces municipales de IU y del PP.

Quien también ha manifestado su opinión al respecto ha sido el profesor de la Universidad de Córdoba (UCO) Antonio Manuel Rodríguez, quien ha recordado que "no hay precedente en Europa de renombrar las calles".

Rodríguez ha recordado que, por el momento, "hay una decisión legítima y legal de cambio de nombre amparado en la legislación de la Memoria Democrática de Andalucía y la española y lo que está pasando es que se está derogando una decisión adoptada en el Pleno para volver a llamar las calles. Ese renombrar es una situación ex novo y, eso es impensable".

El profesor ha considerado que este cambio "es como si en Alemania quisieran quitarle el nombre de una calle para volver a llamarle Adolf Hitler. Es una tomadura de pelo y una falta de vergüenza democrática que utilicen la coartada de los nombres populares. Es como decir que si le quitas a Adolf a Adolf Hitler ya no es Hitler, es un atentado muy fuerte contra la dignidad de las víctimas del genocidio franquista y no hay precedentes en Europa".