Córdoba

La necesidad de verbalizar el dolor

  • La cifra de suicidios se mantiene constante desde 1980, cuando empezaron a registrarse

  • Los expertos abogan por abordar el asunto y poner en marcha campañas de prevención

Una noche de ajetreo en la céntrica calle Cruz Conde.

Una noche de ajetreo en la céntrica calle Cruz Conde. / jordi vidal

El suicidio es un tema tabú desde siempre y en todas las culturas, a excepción de algunas que lo admiten como un proceso ritual (como es el caso del harakiri japonés). Salvo en contadas excepciones, como ya se ha dicho, "el suicidio es considerado una amenaza, una lacra y un peligro de contagio". Son palabras del psiquiatra cordobés José María Valls, que deja claro que ese ostracismo no es la mejor de las acciones. "Hay que hablar del suicidio", apunta el experto, "debe haber una campaña de prevención, una atención especializada".

Hoy se celebra el Día Internacional de la Prevención del Suicidio y desde la Asociación Teléfono de la Esperanza hacen un llamamiento claro: "No es una enfermedad ni un trastorno circunscrito únicamente al ámbito psiquiátrico. Sigue siendo un tema tabú, del que no se habla y sobre el que se mantienen muchos mitos". Por ello, prosigue su manifiesto, "expertos de todo el mundo reconocen que hablar correctamente sobre el suicidio no lo provoca, sino que lo previene". En España, sin embargo, no existen programas sistemáticos de prevención o seguimiento activados a nivel nacional desde las instituciones sanitarias, educativas o sociales. De ahí que diversas asociaciones profesionales, principalmente de psicólogos y psiquiatras, propongan impulsar la elaboración de un plan nacional de prevención del suicidio.

En 2016 se quitaron la vida 68 personas en Córdoba, frente a los 26 decesos en la carretera

Con sólo observar algunos datos oficiales se percibe la problemática que supone el suicidio. Es la primera causa de muerte violenta en el mundo y la principal causa de muerte externa en Córdoba, muy por encima del resto. Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), durante el año 2016, último ejercicio del que se tienen datos, en la provincia se suicidaron 68 personas, lo que supone casi el 30% de todas las muertes por causas externas registradas durante ese año. Otras causas, como los accidentes de tráfico, no llegaron ni a la treintena.

Las campañas de prevención e información, por lo tanto, son básicas. Sobre todo para romper con ese tabú y esos mitos que rodean al suicidio desde hace años y años. Como explica José María Valls, "se intenta ya no sólo despreciar, sino borrar del recuerdo". Pone el ejemplo de la Grecia Clásica, donde a los suicidas se les enterraba sin la estela funeraria. O, sin ir tan lejos, el de la España de hace pocos años, donde a los suicidas se les daba sepultura sin lápida y en la parte no bendecida del cementerio.

A pesar de que los expertos coinciden en que las campañas son necesarias, sí existe un debate en torno a si se debería hablar públicamente de este problema o no. Así lo reconoce el psiquiatra cordobés, que apunta a que en muchas ocasiones existe lo que se conoce como "miedo al contagio". Sin embargo, los datos que están encima de la mesa invitan a reflexionar. Teniendo en cuenta, además, que muchas de las cifras oficiales se quedan cortas.

Respecto a los datos cordobeses, y como ocurre en el conjunto de España, los hombres se suicidan más que las mujeres. En este caso, de 68 muertes por suicidio registradas en 2016 en Córdoba, 59, casi el 87%, fueron hombres, mientras que nueve eran mujeres. Valls reconoce que "no hay explicación clara sobre esto", pero sí asegura que, aunque los hombres se suicidan más, "las mujeres lo intentan más". Hay algunas explicaciones banales para este hecho, aporta el psiquiatra, que puede ser el hecho de que los hombres tengan más medios para hacerlo (acceso a armas de fuego o vehículos) y también se da el hecho de que son ellos los que suelen sufrir los cuadros mentales más graves, como psicosis o trastorno bipolar. Otra causa, explica el experto, son los factores genéticos que pueden influir: "Un antecedente suicida en la familia es un factor de riesgo", señala.

Respecto a las edades también existen varias claves. Hay dos grupos diferenciados, los jóvenes de entre 20 y 30 años y los mayores de 60. En el caso de los segundos, apunta el psiquiatra, "la soledad es un factor fundamental" y agrega que "las personas que viven solas en grandes ciudades son más proclives al suicidio que las que viven arropadas". Respecto a los jóvenes, el consumo de sustancias puede favorece el suicidio y, además, como explica Valls, es una edad "de aparición de enfermedades mentales detectadas tarde y el primer síntoma puede ser el intento de suicidio". Existe además, añade el psiquiatra, una emotividad "mucho más fuerte", pues "un fracaso afectivo es mucho más fuerte a los 20".

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