Habla con una ilusión indescriptible de los "extraordinarios" avances que se han producido en los tratamientos para frenar la epidemia del sida. Está convencido de que el hallazgo de los antirretrovirales sólo es comparable con la aparición de la penicilina. Daniel Zulaica preside la Sociedad Española Interdisciplinaria de Sida, responsable del congreso Inmigración y Vulnerabilidad al VIH celebrado esta semana en Córdoba.

-Cada año hay nuevos casos de infecciones, ¿dónde se está fallando?

-Es la pregunta del millón, sobre todo porque una vez que te infectas es para toda la vida y te obliga a tener un tratamiento siempre. En algunos colectivos, como por ejemplo, el homosexual, parece que hay un cierto cansancio a la utilización del preservativo. Es muy difícil mantener unos determinados hábitos. El de inmigrantes es otro de los grupos más vulnerables al VIH por sus problemas estructurales y por la falta de oportunidades. En definitiva, tenemos la idea de que el sida no va con nosotros.

-¿La población está concienciada de la importancia de la prevención?

-Depende de cada colectivo. Cada epidemia tiene un impacto determinado en las personas. Pero la edad media de los nuevos infectados ha crecido hasta los 39 años, cuando ya no eres ningún crío. Además, la mitad de los nuevos afectados son heterosexuales, por lo que el perfil ha cambiado.

-¿Dónde se ha avanzado más, en el tratamiento o en la prevención?

-Se ha producido un avance inédito en los tratamientos, sólo comparable con el descubrimiento de la penicilina. A partir de 1996, los enfermos que estaban aprendiendo a morir tuvieron que aprender a vivir. El mundo entero se ha rebelado contra la injusticia del sida.

-Hoy en día, un enfermo bien tratado, ¿qué esperanza de vida tiene?

-Una persona a la que se le diagnostique el virus a los 32 años, su expectativa de vida es de 67 años, un poquito menos que la población en general. Es curioso, que las principales preocupaciones de una persona con VIH son las mismas que las del resto de la población, como la obesidad o el tabaquismo.

-Teniendo en cuenta que el congreso se ha centrado en la inmigración, ¿qué posición ocupa España con respecto al resto de Europa en cuanto al número de afectados extranjeros?

-Entra dentro de la media, pero sí es verdad que en los países con antiguas colonias en la África subsahariana, como Gran Bretaña o Bélgica, el índice de infectados es algo mayor que en España.

-¿Existe todavía estigma social en torno a esta enfermedad?

-Muchas personas infectadas se sienten aún marginadas, pero nada comparable a hace 20 años, cuando ni siquiera se admitía a niños infectados en los colegios.

-¿Qué balance hace del congreso?

-Ha sido excepcional. La ciudad, además, ha influido mucho y se ha convertido en un atractivo. Además, ha sido multidisciplinar, pues han participado en condiciones de igualdad médicos, afectados, ONG e investigadores. También las ponencias han sido de gran calidad.