Memoria histórica. Recogida de ADN

La última esperanza de los familiares

  • Un total de 132 personas se somete a la recogida de muestras de ADN para localizar a víctimas de franquismo

Recogida de ADN

Recogida de ADN / Juan Ayala

Al padre de Pilar Higuera, de 79 años, se lo llevó la Guardia Civil el mismo día que ella nació. “Llegó del campo y solo le dio tiempo a verme, justo llegó una pareja de la Guardia Civil y le dijo que los acompañara para responder a unas preguntas, pero ya nunca volvió”. Lo relata la propia Pilar, que ayer fue una de las 132 personas que se pasó por el centro cívico Poniente Sur para someterse a una recogida de muestras de ADN e intentar así localizar a su padre, si es uno de los 4.000 represaliados que están enterrados en el cementerio de La Salud, donde se están realizando unas excavaciones.

“Ya había acabado la guerra y él volvió porque no tenía delitos de sangre. Pero lo estaban esperando y solo pudo verme recién nacida”, relata su hija. A su padre, Bartolomé Higuera, lo metieron en la cárcel, donde estuvo siete meses. “Mi padre y su primo no podían con la incertidumbre de no saber cuándo los iban a matar, porque sabían que los iban a matar”, cuenta.

Entonces, una noche, se intercambiaron con los que solían sacar la basura “y cuando iban por el pasillo tiraron el bidón de la basura, cogieron las escopetas de algunos funcionarios y salieron corriendo; se escaparon”. Estuvieron unos meses en la sierra pero poco después acabaron fusilados.

“Hemos pasado mucho, imagínese una mujer viuda de un rojo, durante toda la dictadura, con una niño de 20 meses y otra recién nacida”, lamenta Pilar, quien confía en que “ahora se pueda hacer justicia” y localizar a su padre.

En centro cívico ubicado junto a la plaza de toros recibió ayer a más de un centenar de personas para someterse a esta recogida de muestras. Virginia Barea, una de las coordinadoras de los trabajos que se están realizando en La Salud era la encargada de recoger los nombres y otorgar un número de espera. “Hay personas con las que se tarda menos porque es solo recoger las muestras, pero hay otros que traen información, entonces se toma nota de todos los datos y digitalizamos la documentación”, explica Barea. No sólo llegaron personas de Córdoba, sino también de municipios como Hornachuelos, Montoro o Villafranca, así como de fuera de Córdoba.

Entre ellos el montoreño Alfonso, que busca a su abuelo Antonio Sánchez Calé. “La esperanza es lo último que se pierde”, aseguraba ayer. Asu abuelo lo capturaron “no sabemos por qué, porque no pertenecía a ningún partido político, él trabajaba en el campo, pero se lo llevaron y a los pocos días lo fusilaron”, recordaba.

César Fernández quiere encontrar a su bisabuelo, que fue concejal de Izquierda Republicana en Villaviciosa. “A mi bisabuelo lo capturaron al final de la guerra, cuando estaba en Alicante y estaba a punto de escaparse, pero no tuvo suerte”, lamentaba ayer César. Para él, la posibilidad de encontrar a sus familiares “es una cuestión sentimental” puesto que “a mí me crió mi abuela, pero ella nunca me dijo palabras rencorosas ni de odio”.

Ángela busca a su tío, Rafael Pareja, que trabajaba en el Casino Labradores cuando “llegó Velasco en el coche de la muerte, que así lo llamaban porque todo el que se subía a ese coche se sabía para qué era”. Se lo llevaron “delante de sus hijos;el menor tenía cuatro años” y ya nunca más volvió. “Supimos que lo habían matado porque nos lo dijo una mujer que limpiaba en la Falange”, recordaba ayer Ángela.

“Mi tío no hizo nada, solo que una noche vio como Velasco le pegaba a un borracho y le dijo que si no le daba nada meterse con una persona que no se podía defender; desde ese momento se la tenía guardaba”.

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