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La mal pagá

En España hay gente de letras que son los cultos, gente de ciencias que son los listos y luego están los raritos que estudian artes. Unos estereotipos bastante rancios que no se sabe muy bien de dónde han salido pero que forman parte del genoma de la cultura española. “¿Tú eres más de ciencias o de letras?” es posiblemente la pregunta de inicio de ligoteo más recurrida justo por detrás del imbatible “¿estudias o trabajas?”.

Y la verdad es que no se entiende esa obsesión por antagonizar campos de estudio para poder categorizar automáticamente a una persona bajo una serie de parámetros basados en prejuicios. Quizás tenga mucho que ver con la rigidez de nuestro sistema educativo. Al contrario que en otros países como Estados Unidos donde incluso en las carreras universitarias los estudiantes pueden tomarse la primera etapa de su aprendizaje para descubrir qué es lo que quieren ser a base de matricularse en asignaturas de diferentes disciplinas, en España ya desde el último curso de secundaria se nos obliga a detenernos en un cruce de caminos para tomar una decisión para la que muchos no estamos preparados.

Ante tamaña encrucijada, los adolescentes españoles suelen pedir consejo a sus padres en busca de algo de claridad no siempre encontrada. Las conclusiones suelen ser que estudien lo que quieran, pero que tengan en cuenta que las humanidades no tienen salida laboral y pagan poco. Ante lo que cabe preguntarse ¿Y las ciencias sí?

Las carreras de ciencias suelen tener mayor grado de inserción laboral respecto a las de letras, de lo que no se habla es de la precariedad de la mayoría de estos trabajos, especialmente si te dedicas a la investigación. Y ojo, que investigadores los hay también de historia del arte, o filología, porque la ciencia es transversal por mucho que nos empeñemos en poner etiquetas. Lo que ocurre es que tenemos como referencia el salario de médicos y otros profesionales de la salud como fisioterapeutas u odontólogos cuando no es representativo de toda una rama académica que no ve compensada el esfuerzo por adquirir el conocimiento que hace posible el progreso.

Un mal endémico al que se enfrentan miles de profesionales que han sudado la gota gorda para graduarse. Por suerte muchos de ellos pueden recurrir a la ayuda de micro préstamos para poder costearse los estudios. Todo para que traduzca en una fuga de cerebros que se ha venido produciendo desde la crisis de 2008 y que no parece tener solución a corto plazo.

Lo más triste es que es de esos problemas estructurales que no necesitan un largo plan de reconstrucción, sino que se solucionaría simplemente apostando de verdad por el I+D+I no sólo en los Presupuestos Generales del Estado, sino a nivel empresarial tanto en ámbitos privados como públicos y concertados.

El centro de Prontoterapia que acogerá Córdoba es un buen espejo donde mirarse a la hora de cambiar de estrategia. Y es que la inversión de 46 millones de euros en este proyecto parece barata si tenemos en cuenta lo pionero de este tratamiento para pacientes oncológicos que además creará decenas de puestos de trabajo de alta cualificación. Da gusto pensar que al menos estos se quedan en casa. Ahora sólo queda pagarles bien para que no se vayan.