Semana del Donante del Hospital Reina Sofía

“Mi madre me ha dado la vida dos veces”

  • José Luis Torres recibió un riñón de su madre que le ha cambiado la vida, mientras que Teresa Rueda se ha sometido a dos trasplantes renales

José Luis Torres y Teresa Rueda, delante de la mesa informativa instalada por Alcer.

José Luis Torres y Teresa Rueda, delante de la mesa informativa instalada por Alcer. / Laura Martín

“Mi madre me ha dado la vida dos veces”, asegura José Luis Torres, un cordobés de 48 años que hace 25 se sometió a un trasplante renal en el Hospital Reina Sofía con un donante muy especial. Su madre le dio uno de sus riñones para que mejorase su calidad de vida y, a largo plazo, para salvársela.

Su enfermedad le sobrevivo con 13 años. Estaba en el colegio haciendo Educación Física y se desmayó. Entonces comenzaron las pruebas médicas, que reflejaron que tenía un bulto grande en el bazo.

Posteriormente los médicos descubrieron que el quiste se alojaba en el uréter, obstruyendo el riñón izquierdo y provocándole una insuficiencia renal. Lo operaron para extirparle el bulto y “vieron que el riñón estaba mal, pero decidieron dejármelo. La sorpresa vino cuando después me hicieron una urografía y vieron que el riñón derecho apenas existía, era como una avellana”.

Tras el injerto, José Luis ha podido trabajar, viajar y hacer deporte

Estuvo ocho años estable y luego la enfermedad fue a peor. En esos años José Luis no tenía fuerza para mantenerse de pie más de media hora y su adolescencia fue dura, era un niño “marginado porque su capacidad física no era como la de mis amigos”. Y fue a más, porque llegó un momento, con unos 20 años, en el que su riñón izquierdo dejó de funcionar.

Posteriormente los médicos le aconsejaron que entrara en diálisis, pero también tuvo problemas porque sus arterias no se habían desarrollado bien. Cuando comenzó con el tratamiento, el 7 de diciembre de 1992, estaba muy deteriorado. Hubo una pequeña mejoría, pero salía de las sesiones destrozado porque su condición física era mala.

En un año empeoró tanto que sus padres decidieron hacerse las pruebas de compatibilidad para un trasplante de vivo, que en aquella época, 1994, no era habitual. Al año y medio de estar en diálisis su madre le donó un riñón que le cambió la vida.

“La vida familiar cambia cuando una enfermedad entra en una casa, y a esto hay que añadir la mala calidad de vida que tenía”, indica José Luis, que era el más joven de las personas que en esa época estaban en diálisis; incluso lo llamaban “el niño”.

Gracias al riñón de su madre este cordobés ha trabajado, ha hecho deporte, ha viajado y, en general, ha hecho “una vida totalmente normal”.

Otra historia de vida es la de Teresa Rueda, que ya ha recibido dos trasplantes renales en el Reina Sofía. La enfermedad también le llegó de niña, con tan solo seis años, y después de estar mucho tiempo ingresada le dijeron que un riñón no le funcionaba “y el otro estaba tocado”.

Aguantó hasta los 14 años, cuando le diagnosticaron cistinuria: un riñón estaba fosilizado y en el otro se le estaban formando cristales.

Con el segundo trasplante "disfruto más de la vida", señala Teresa

Estuvo en litotricia renal 25 veces y finalmente el doctor Molina Sánchez la operó. A los cuatro años (ella tenía 33) entró en diálisis y a los tres años recibió el primer riñón. Antes había tenido a sus dos hijas.

Tiempo después tuvo que entrar a quirófano por una fístula y salió con la creatinina tan alta que el riñón era irrecuperable, por lo que volvió a diálisis. Hace dos años que llegó su segundo riñón, que funciona bien.

Con el primer trasplante, “como todo era nuevo, en casa cayó muy mal porque las niñas eran muy pequeñas y una de ellas tiene problemas de salud”. “Tienes que cambiar el ritmo de toda la familia”, indica Teresa. El segundo sus hijas incluso lo llevaron peor, “pero hemos ido sobrellevándolo porque no hay otra”.

En el primer trasplante tuvo “mucho miedo” y extremaba las precauciones, mientras que en el segundo “tienes mucho cuidado pero ahora disfruto más de la vida”, dice Teresa, que anima a la donación “porque da una segunda oportunidad a otras personas”.

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