Enrique Fernández | Presidente de Uniema

“La madera activa una neurona del sistema parasimpático y, por eso, relaja”

  • Defiende la calidad y el diseño del mueble que se fabrica en la provincia y lamenta que la administración pública vaya a otro “ritmo” a la hora de la formación de los trabajadores del sector

El presidente de Uniema, Enrique Fernández, durante la entrevista concedida a 'el Día'.

El presidente de Uniema, Enrique Fernández, durante la entrevista concedida a 'el Día'. / Laura Martín

Enrique Fernández (Madrid, 1969), lleva al frente de la Asociación de Empresarios de la Madera y del Mueble de Córdoba (Uniema), entidad que busca abrirse paso entre los más jóvenes, ya que serán sus futuros clientes, pero también sus futuros trabajadores, y también reforzar su alianza con la administración y los agentes sociales.

–¿Cómo surgió Uniema?

–Uniema surge hace diez años como una necesidad al extinguirse la anterior asociación, que era Unemac. Entendíamos que el sector debía estar representado y continuar con los valores que tenía. Necesitábamos ese vínculo que agrupara a los fabricantes, tanto de madera como del mueble, de toda la provincia.

–¿Cuáles son los objetivos principales de la asociación?

–El objetivo principal es coordinar, representar, gestionar, fomentar la fabricación de la madera y del mueble de la provincia y los intereses comunes y generales de todos los empresarios. Otro es darnos a conocer y ofrecer, tanto a las administraciones como a la opinión pública, una asociación fuerte que defiende los valores de la fabricación del mueble en Córdoba.

–Hace referencia a intereses comunes, ¿puede citar algunos?

–Pues uno de esos intereses es que repercuta en toda la ciudadanía la fabricación sostenible, la economía circular, la fabricación, el mueble de calidad, la exportación y el empleo de calidad. Además, tenemos relaciones con los agentes sociales .

–La exportación se convirtió en el refugio del sector de la madera durante la crisis, ¿por qué?

–La crisis nos azotó bastante. Veníamos lastrados del sector de la construcción. Tuvimos unas pérdidas de alrededor del 42 y el 43%, que iba muy en consonancia con lo que estaba pasando a nivel nacional. Aunque tuvimos menos impacto, el sector se quedó temblando. Pudieron resistir aquellas empresas y empresarios que se habían preparado para un avatar como este porque estaban estructuradas. Posteriormente, nos refugiamos mucho en la exportación.

"Tenemos un sector fuerte que ha existido siempre”

–Pero, ¿qué les llevó a lanzarse de lleno a vender fuera?

–La crisis azotó menos en otros países europeos, por lo que buscábamos un mercado que, de alguna forma, hiciera de sostén a las pérdidas que teníamos. La exportación, antes de la crisis, era residual –de un 3 o un 4%–, y ahora la mitad de las empresas exportan y, de ellas, alrededor del 7 o el 9% hacen una exportación constante.

–¿Hasta dónde llegan los muebles de Córdoba?

–Principalmente a países de la Unión Europea, Francia, Portugal, Inglaterra, Alemania y también hay empresas que están ya en mercados como Estados Unidos, Rusia, o Catar.

Enrique Fernández, durante la entrevista. Enrique Fernández, durante la entrevista.

Enrique Fernández, durante la entrevista. / Laura Martín

–Entonces, ¿el mueble de Córdoba es competitivo a nivel internacional?

–Tenemos un sector fuerte que ha existido siempre. El mueble de Córdoba tiene una trayectoria de años. Córdoba es la primera provincia de Andalucía en la fabricación de muebles, seguida de Sevilla, y también la que más mueble de hogar exporta. Nuestras credenciales son la calidad, el diseño, la formación de los trabajadores, el trato al cliente, la logística… Tenemos mucho camino hecho.

–Habla del diseño y de la calidad del mueble, pero hay grandes superficies dedicadas al mismo sector. ¿Cómo ha afectado en Córdoba su apertura?

–En el sector hubo temor en un principio, pero nuestro cliente no es el mismo que va a esas grandes superficies, a las que van el cliente de segunda residencia, con apartamento en la playa, que busca cosas muy económicas y que su principal activo no es el diseño, ni la durabilidad. Nos puede afectar, pero no nos ha hecho cambiar nuestra idea empresarial, ni nuestros objetivos. Las grandes superficies van por un lado y nosotros por otro.

–También ha hecho referencia a la formación de trabajadores, y Córdoba cuenta con las escuelas de Encinas Reales y Villa del Río, ¿qué papel juegan en el proceso?

–Para nosotros son fundamentales. Históricamente porque siempre hemos tenido una institución que nos ha vertebrado en cuanto a la formación, la innovación y para agrupar al tejido productivo. Antes de la crisis teníamos dos centros muy importantes que nos daban soporte, el Centro Tecnológico de Lucena, y el antiguo Cemer, que daba un servicio necesario a la asociación porque se formaba a nuevos alumnos con la demanda que tenía el sector. De golpe y porrazo nos quitaron los dos. Desaparecieron como consorcios y se integraron en el Servicio Andaluz de Empleo (SAE). Pero ahora mismo, dentro del SAE tienen otras competencias, que es formación solo para desempleados.

–¿No ha servido ese cambio?

–Para nosotros ha sido peor porque ya no tenemos esa cercanía que tenía el empresario con el centro. Ahora, el problema es que hay un exceso de trámites burocráticos, que hace que para solicitar una reunión empresarial en la Escuela de la Madera tengamos que pasar dos o tres escalones. La Administración lleva un ritmo y nosotros llevamos otro. Por esto, intentamos llegar a que los dos participemos del mismo ritmo. Me consta que la Delegación tiene esa voluntad, pero esperamos que se vea transformada porque ahora mismo en tema de formación hay unos certificados de profesionalidad que el sector no necesita.

–¿Y qué es lo que necesita entonces el sector en este aspecto?

–Lo que necesita el sector es formación para trabajadores y desempleados en nuevas tecnologías, como en máquinas de control numérico, en diseño, en comercio exterior, industria 4.0, realidad aumentada… y, eso, ahora mismo no nos lo está ofreciendo. Es lo que demanda el consumidor y tenemos que seguir a ese ritmo. La gran oportunidad es que la Escuela de la Madera se ha convertido en centro de referencia nacional. Eso, nos va a permitir volver a recuperar esa actividad y esa relación que tenía el empresario y la administración. La Escuela de la Madera tiene los mejores técnicos que hay a nivel de Andalucía y también nacional, porque somos vicepresidentes de la asociación de España, y nos consta que necesitan el uso del centro.

"Lo que necesita el sector es formación en nuevas tecnologías”

–¿En qué proyectos trabaja la asociación?

–Estamos embarcados en dos proyectos muy interesantes. El primero es Piensa en verde, piensa en mueble. Es un proyecto financiado por el Instituto Provincial de Desarrollo Económico (Iprodeco) y está enfocado a las nuevas generaciones, a los chavales que están en Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos. Ellos son los que el día de mañana el sector va a tener que absorber y son los potenciales consumidores. Necesitamos hacerles ver y trasladarles lo que es el sector, los beneficios que tiene el uso de la madera y que es un sector que necesita muchos niveles de trabajo: necesita empleo técnico, periodistas, carpinteros… Con esto evitamos también que pueda haber despoblación en municipios pequeños. Nuestros focos productivos están en localidades como puede ser Lucena, que agrupa a casi el 50% del sector, pero están también Villa del Río, Montoro, Villafranca, Castro del Río, Montilla… Llevamos ya cinco charlas y estamos transmitiendo los valores de la madera, la sostenibilidad, que no se tenga la idea de que vamos a un bosque y que cortamos tres millones de árboles para hacer muebles y que los tiramos porque eso no es así. Esto se hace a través de una gestión sostenible. Toda la madera que se corta es madera que tiene su trazabilidad, su huella de carbono. No se corta un árbol sin que lo sepa la administración, ni tampoco se trae un árbol de países tropicales sin que tenga su autorización.

–¿De dónde viene la madera con la que se trabaja en Córdoba?

–De España y de Europa. Compramos en almacenes que están localizados en Andalucía, pero la madera viene de toda Europa y de Estados Unidos. Ahora, la tendencia es la construcción sostenible. En algunos países como Estados Unidos se están haciendo ya rascacielos con estructuras de madera, estadios de fútbol y, todo eso va a llegar aquí y nosotros tenemos que estar preparados y transmitírselo con este tipo de proyectos. El centro nos va a permitir estudiar toda esa estructura, que no es fácil porque hay que hacer investigación de la parte técnica. Es un cambio de concepto tanto empresarial como a nivel de consumidor y de la administración, que debe apostar por esto también. En formación se tiene que estar enfocado a lo que realmente está por venir, algo que sabemos las asociaciones. Necesitamos esa sinergia entre administración y asociaciones para decir que el sector va por aquí. En cualquier licitación europea te exigen ya una serie de certificaciones y, si no estás preparado para ello, no se puede optar.

"Si se talan los árboles es porque están gestionados forestalmente”

–¿Cuál es el segundo proyecto en el que trabajan?

–Este me gusta mucho porque incluye los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible y uno de ellos es la madera. Hay informes sobre su uso, como uno en Australia, en el que se hicieron dos aulas en un colegio. Una de ellas se hizo con mobiliario en madera y otra aula con mobiliario normal. Los rendimientos de los alumnos que estudiaban con mobiliario de madera eran bastante superiores que el resto.

–Pero, ¿cómo se explica ese hecho, es decir, que haya mejores rendimientos en las aulas con muebles de madera?

–Porque la madera relaja, activa una neurona del sistema parasimpático y relaja. Hay otro estudio de una universidad de Japón que dice que el tacto de la planta del pie con la madera te relaja también. Ahora, se hacen camisetas con tecnología de madera. No queremos entrar en disputa con ningún sector, pero hay que quitarse el concepto de que para construir un mueble se talan siete árboles. Si se talan esos árboles es porque están gestionados forestalmente. La madera es un sumidero de carbono , lo retiene cuando está en crecimiento, pero cuando deja de crecer, no retiene más. Así se entra en la economía circular. Por ejemplo, en el proceso de construcción de una casa de madera se consumen menos recursos fósiles que, por ejemplo, con cemento, casi un 40% menos. La madera es duradera. Hay muchos tratamientos ignífugos, e incluso también se tiene el error de que la madera arde, pero coge un tronco de madera y pon un mechero. La madera empieza a arder a los 300 grados y lo primero que hace es carbonizarse el exterior, por lo que el interior empieza a arder a partir de los 500 grados.

–Aludía antes al segundo proyecto que llevan a cabo.

–Es el proyecto Córdoba, ciudad de negocio del mueble. Subvencionado por el Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo (Imdeec), consiste en traer a una misma mesa a agentes comerciales con el fabricante. Antes las comisiones comerciales eran trayendo a la fábrica, pero con quienes tratamos son con los agentes comerciales. Ellos son los que nos tienen que conocer y transmitir esa información. Es un proyecto internacional y está en funcionamiento, se hará a finales de abril y vendrán entre 14 y 18 empresas y ocho o diez agentes y ahora estamos determinando los países.

–¿Cuántos socios tiene Uniema?

–Tenemos alrededor de 70. Las asociaciones con la crisis, al igual que todos los sectores, perdieron mucha credibilidad y nosotros arrancamos con unos números casi nulos. Ahora mismo, no es el dato que nos gustaría tener, pero no es malo viniendo de donde venía. Pero estamos teniendo más visibilidad y la asociación se está viendo como una herramienta útil para el empresario.

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