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La lista roja del patrimonio de la vergüenza

  • Hasta siete monumentos de la provincia, uno en la capital, están catalogados por la asociación Hispania Nostra como construcciones en peligro de desaparición debido a los malos usos y la escasa conservación

El patrimonio cultural es, sin duda, una de las riquezas más señaladas de Córdoba y su provincia. Hay monumentos que se caracterizan por su conservación y valorización, sin ir más lejos la Mezquita-Catedral, que es símbolo visible de toda esa abundancia. Aunque no es oro todo lo que reluce. Mientras algunos monumentos son ejemplo de conservación, hay algunos otros que forman parte de la denominada Lista roja del patrimonio, que elabora la asociación Hispania Nostra para alertar de aquellos enclaves que sufren deterioro ante la falta de ayudas de las administraciones sobre los mismos.

Aunque es cierto que, dentro de Andalucía, Córdoba no es de las provincias con más monumentos dentro del listado, lo ideal sería llegar a los mínimos mayores posibles. Sin embargo, destacan muy por encima Jaén y Granada con más de una veintena de monumentos en la lista roja y, por el contrario, son Huelva y Almería las que menos enclaves aportan al documento. Córdoba, en este caso, tiene siete.

Ermita de la Consolación

La ermita de la Consolación se encuentra en Bujalance y desde los años 70 se encuentra abandonada, llegando a acoger, incluso, un taller de bicicletas. Las dimensiones de la misma no son muy grandes (18 por seis metros), fue edificada en el siglo XVII y cuenta con una bóveda decorada con lo que se supone pudiera ser la Virgen de la Consolación. La cubierta está parcialmente derruida y cuenta con un grave riesgo de derrumbe.

Castillo de Dos Hermanas

Esta fortaleza fue levantada en época andalusí en el siglo IX. Se considera que fue una de las fortalezas entregadas por los musulmanes a Fernando III El Santo durante la conquista de Córdoba. Ya en el siglo XIV, Martín Alonso de Córdoba derrumbó parte del castillo para aprovechar los materiales que se usaron más tarde en el castillo de Montemayor. A partir de ahí quedó abandonado. La altura con la que cuenta actualmente es de 12 metros y los estudios intuyen que podría haber existido otra torre. Los materiales que pueden observarse en la actualidad dejan ver que el castillo fue levantado en diferentes épocas: la antigua Soricaria, otra árabe, quizá del Califato y otra cristiana. En el entorno, además, hay yacimientos arqueológicos iberos y romanos. Dada la agricultura realizada en los alrededores, se encuentra en ruina avanzada. El riesgo es máximo, pudiéndose perder la fortaleza por completo.

Puente de Villa del Río

Se trata del monumento más antiguo de toda la localidad de Villa del Río. El puente pasa por encima del arroyo Salado de Porcuna y daba continuidad durante su construcción a la Vía Augusta, situada en los alrededores del municipio. Hasta 1965, soportó todo el tráfico de la Nacional Cuarta y los expertos han observado que sobre él se han ejecutado diversas reparaciones, desde medievales hasta el siglo XX. La fisionomía original se mantiene intacta y llegó a ser declarado en 1990 el puente romano mejor conservado del sur de España. Algunas de sus características, como lo almohadillado de sus sillares romanos evidencian la alta calidad y el lujo de la construcción. Cuenta con tres recursos arquitectónicos poco usuales en la construcción de puentes: engatillado de las dovelas, el apoyo de los arcos medianos en el trasdós de los aliviaderos (carecen de salmer en el lado interno) y el arco central invade los pilares internos. A pesar de todos los reconocimientos, la situación del puente está calificada como "alarmante" debido a diversos factores como el desvío del arroyo de las cañas en 1986 que provoca inundaciones varias veces al año, la construcción en 1992 de un puente justo al lado para el tráfico de la nacional cuarta que actúa como presa del arroyo y aumenta el nivel del mismo a su paso por el Romano además de mala praxis en algunas de las intervenciones. La bóveda central se encuentra en riesgo inminente de derrumbe aunque durante los últimos años ha surgido una asociación que recoge firmas para la conservación, algo que parece haber propiciado el interés de las administraciones.

Alcubillas de la capital

Las alcubillas desde el siglo XVIII hasta el XIX eran depósitos que recibían el agua y la distribuían, cumpliendo así un papel fundamental en la gestión del agua en las ciudades. Los diferentes ayuntamientos de la capital han ido eliminando estas construcciones casi al completo y ahora quedan pocas en Córdoba. Los materiales empleados para su construcción eran piedra y ladrillo y cumplían la misión de gestionar el agua para que llegara a las fuentes y a la casa de los nobles. El encargado de hacer que funcionaran era el fontanero del Ayuntamiento y la medida utilizada era la paja de agua, en el caso de Córdoba. Algunas, incluso, han llegado a quedar enterradas, como una situada en el venero de la Hoja del Maimón. No está declarada, al contrario que algunos de los otros monumentos, como Bien de Interés Cultural (BIC) y se encuentran muy deterioradas. El riesgo que corren es de hundimiento y derribo.

Torre de Arias Cabrera

Situada en Torres-Cabrera, esta almena data del siglo XIII. Cumplía una misión agrícola y militar, al igual que todas las construcciones similares que estaban repartidas por la Campiña cordobesa. La de Torres-Cabrera vivió una profunda restauración a finales del siglo XIX por parte de su propietario, Ricardo Martel Fernández de Córdoba, IX Conde de Torres Cabrera. En dicha reforma se reconstruyeron molinos y graneros y se dotó a la torre de amplios salones. En estos momentos está en situación de total abandono por la ruina progresiva que ha ido padeciendo y, además, se encuentra en riesgo de hundimiento.

Convento de los Cinco Mártires de Marruecos

Denominado así por la fecha de su construcción, el 16 de enero de 1488 Día de los Cinco Mártires de Marruecos, este monumento se encuentra en el municipio de Belalcázar. Se construyó para acoger a los frailes franciscanos procedentes del convento de Santa Clara, en la misma localidad, al que iban destinadas religiosas de la misma orden. A finales del siglo XIX ya estaba abandonado y durante la Guerra Civil la Iglesia fue expoliada y quemada quedándose vacía de bienes muebles. Además, durante muchos años se le dio un uso indebido albergando en su interior desde un gallinero hasta un garaje de tractores. Durante sus mejores años albergó los enterramientos de personajes ilustres como la esposa de Fernando de Sotomayor o Fray Andrés Camacho. Aunque en 2008 la Consejería de Cultura intervino en el convento para frenar el desplome de la bóveda, ahora mismo sufre un deterioro general por todos los daños causados por el uso incorrecto.

Castillo de Gahete

También localizado en Belalcázar, el Castillo de Gahete o de los Sotomayor a pesar de parecer conservar un buen estado a simple vista, tanto la muralla que lo rodea como el interior se encuentran en ruinas. El castillo está situado en un cerro de gran altura, al norte de la localidad, y es de estilo gótico-militar. Fue construido para ser residencia de los Sotomayor y Zúñiga, condes de Belalcázar. La torre del homenaje del castillo se denominaba Bel Alcázar, hecho que propició el cambio del nombre del municipio, anteriormente conocido como Gahete. A pesar de su riqueza arquitectónica y cultural, con el paso de los años ha ido sufriendo un progresivo deterioro que coloca al monumento, en estos momentos, en un estado inminente de riesgo de ruina, además de derrumbes de algunas zonas. A finales de 2014 la Junta anunció una intervención para evitar el derrumbe.

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