sanidad

Cuando el hospital llega hasta tu casa

  • El Reina Sofía ha creado un equipo de profesionales que administra tratamientos antibióticos por vía parentenal en domicilios para acortar hospitalizaciones

Ana Rebollo limpia la vía a Ángel García, uno de los pacientes adscritos al programa.

Ana Rebollo limpia la vía a Ángel García, uno de los pacientes adscritos al programa. / reportaje gráfico: Jordi Vidal

Con maleta, dispositivo de manos libres en la oreja y una agenda de nombres, medicamentos y lugares, la enfermera Ana Isabel Rebollo sale del Hospital Provincial con una misión que cumplir: atender en sus domicilios a los pacientes adscritos al programa de tratamiento con antibióticos por vía parenteral (intravenosa, subcutánea, intramuscular) que el Reina Sofía ha puesto en marcha. Hasta el momento, en Andalucía esta iniciativa tan solo existía en Sevilla, pero desde octubre también es un servicio del complejo hospitalario cordobés.

En un despacho de la sexta planta del Provincial -la dedicada a enfermedades infecciosas- Rebollo analiza la agenda que tiene que seguir durante toda la mañana y hasta entrada la tarde (las 17:00). Son diez casos de enfermos que tienen una infección pero cuyo estado de salud no reviste gravedad, por lo que sólo estarían hospitalizados para recibir tratamiento intravenoso. Puntualmente, a las 09:22 esta enfermera coge el bus que conecta el Provincial con el General para dirigirse a la Farmacia, donde recoge los antibióticos que administrará a domicilio. Desde allí, un taxi la llevará de una vivienda a otra -intenta hacer todos los días la misma ruta- hasta que acabe con la lista de pacientes. Para realizar este trabajo se turna con Consuelo Ortiz, la otra enfermera que ha recibido formación específica para desarrollar este servicio.

Las enfermeras acuden a los hogares de los pacientes los siete días de la semana

La relación con los pacientes y sus familias se hace tan "intensa" en el tiempo que dura el tratamiento que los mensajes y audios de WhatsApp son comunes entre ellos para preguntar en qué momento de la mañana la enfermera acudirá a su casa, o para hacerle consultas en caso de que noten algún síntoma que no tenían.

Rebollo explica que el director de la Unidad de Enfermedades Infecciosas presentó este proyecto y pidió voluntarios para participar en su puesta en marcha. Ella quiso formar parte de él aunque confiesa que "no sabía dónde me metía". Así, las dos profesionales de enfermería decidieron "probar sin saber a lo que nos enfrentábamos pero con la posibilidad de dejarlo cuando quisiéramos". Tras aceptar, se formaron en centros sanitarios que ya cuentan con este servicio.

El 90% de las personas que se incluyen en este dispositivo domiciliario tienen un acceso venoso central de inserción periférica (PICC), un catéter que le llega desde el brazo hasta una vena grande que esté cerca del corazón. También pueden ir por línea media o vía central según el tratamiento y su duración.

El supervisor de enfermería de Enfermedades Infecciosas, Manuel Recio, explica que el proceso comienza cuando un especialista detecta un posible candidato para entrar en el proyecto. Tras comunicarlo, un infectólogo realiza una evaluación clínica del paciente, que decide si es apto basándose en una serie de condiciones. La principal causa suele ser las heridas infectadas, de hecho un gran número de los enfermos que han pasado por este programa tenían osteomielitis (infección de huesos), lo que requiere un tratamiento más largo.

Una vez dentro del programa, un enfermero implanta el catéter en el mismo hospital, donde el paciente recibe la primera dosis de antibiótico para garantizar que no desarrolla ninguna complicación o efecto adverso. A las 24 horas se va a casa.

Uno de los pacientes incluido en este dispositivo es Ángel García, que padece una endocarditis por la que estuvo hospitalizado nueve días. Desde el 16 de mayo recibe diariamente en su vivienda la visita de Ana o de Consuelo, lo que facilita su "conciliación familiar" ya que "estando en casa sirvo para ayudar en lugar de ser una carga" como sería si estuviera en el hospital. "Esto es una maravilla, ¿cómo vas a comparar estar en el hospital a estar en tu casa? A estas alturas llevaría casi un mes ingresado, lo que es un trastorno para la familia porque aunque te encuentres bien, quieren acompañarte para que no estés solo", añade García, que aceptó "encantado" la propuesta de su especialista de entrar en este dispositivo.

Al llegar la enfermera, este paciente ya tiene preparado su salón de forma que la alcayata en la que normalmente cuelga un cuadro se utiliza para sostener la bomba que administrará el fármaco. Y mientras tanto, Rebollo se ocupa del mantenimiento y limpieza de la vía. "En un año hemos tenido cero complicaciones por infección de PICC", apunta Recio al respecto.

Las visitas domiciliarias se realizan todos los días de la semana (incluidos sábados, domingos y festivos ) y, en caso de que los tratamientos sean cada ocho horas, se programan con una bomba de perfusión que se puede llevar en un bolso, por lo que no interfiere en los movimientos del paciente, que "puede hacer vida normal dentro de sus limitaciones", indica Rebollo. Otras veces, cuando el tratamiento tarda una hora en entrar por el catéter, la enfermera tiene que hacer dos visitas a ese domicilio para quitar la bomba pasado ese tiempo.

Ahora mismo esta unidad puede mantener un máximo de diez enfermos aunque "en un futuro la intención es ampliar el dispositivo", señala Recio, para lo que serían necesarios más recursos. La aceptación ha sido muy buena y han pasado de uno o dos pacientes al principio a tener "mucha demanda". "En los hospitales hay infecciones nosocomiales bastante frecuentes por lo que todo lo que te puedas quitar del ámbito hospitalario es dar seguridad al paciente", concluye Recio.

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