Córdoba

Las historias reales que se esconden detrás de la estadística

Este no es un buen momento para encontrar trabajo. No hace falta entender de estadísticas, de informes, de variación interanual o de recesión para darse cuenta que la situación económica no es precisamente la más idílica. Muchas de las personas que contaban con un empleo lo han perdido y otros acuden a las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) ante la previsión de tiempos peores. Estas oficinas dependientes de la Junta de Andalucía están recibiendo a una larga lista de personas que sufren en sus carnes la dureza de esta crisis económica que no deja vivo a ningún sector.

Ana tiene 37 años, está casada y tiene dos hijos. Con estas características responde al perfil propio de un colectivo al que prácticamente le resulta imposible acceder a un puesto de trabajo. Su condición de mujer unida a la necesidad de conciliar la vida laboral y familiar la limita mucho a la hora de optar a un empleo. "No te llaman nunca porque ninguna empresa está dispuesta a facilitar la media jornada a las mujeres", asegura Ana, quien tiene experiencia en esto de la búsqueda porque "he echado miles de currículum, y nunca logré nada". Ayer estaba en una de las dependencias del SAE para solicitar una plaza en uno de los talleres ocupacionales. "Al menos estás un año trabajando y cotizando y te cuenta como experiencia".

Laura, de 29 años, también estaba ayer en la oficina de Valdeolleros para solicitar la prestación por desempleo. Después de estudiar Biología ha ejercido un año como profesora interina pero aún no tiene una plaza. Junto con ella, decenas de personas se acercan cada día para conocer las últimas ofertas. Ellos son las caras de los números que diariamente se publican sobre las listas de parados. Un ejemplo real de esta cada vez más acuciante crisis.

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