Laboral La crisis, con nombres y apellidos

La espera más dura y amarga

  • Cientos de personas acuden cada día a las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo para presentar su demanda de trabajo o solicitar alguna prestación social

Agustín Hernández es uno de los 65.140 cordobeses que están en paro debido al hundimiento de la construcción. Tras pasar los últimos 18 años de su vida trabajando como encofrador de obra en obra y contrato tras contrato, Hernández lleva sin trabajar desde febrero del año pasado.

Como el resto de días de los últimos meses, este cordobés acudió ayer a la oficina del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), ubicado en Colón, para ver "si encuentro algo", aunque el gesto de su cara refleja que la tarea es mucho más que complicada."Tengo que pagar una hipoteca y una hija que alimentar y no sé si voy a encontrar trabajo", detalló. Su situación se complica aún más porque "el paro que tenía se ha acabado", señaló. Aunque todos los días no falta a su cita en la oficina del SAE, Agustín Hernaández también ha visitado en los últimos meses numerosas empresas de la ciudad para dejar el currículum, pero hasta la fecha "no me han llamado de ninguna", indicó. Joaquín Maestre está a punto de cumplir 27 años y apenas lleva cuatro meses en paro, por lo que su situación no es aún demasiado precaria. "He trabajado de pintor y también de montador de pladur", relató. En este cuatrimestre que no ha trabajado tampoco ha dejado de buscarlo en la oficina del SAE, aunque lo único que ha sacado hasta la fecha es un "curso de formación". El deseo de Joaquín Maestre es "que las administraciones nos den una solución" porque con los casi 600 euros que le han quedado de prestación "no se vive".

La mayoría de los consultados por El Día tampoco ven grandes expectativas en las obras que se llevaran a cabo gracias a los fondos establecidos por el Gobierno central y la Junta. "Prometen mucho, pero no hacen nada", consideró Francisco José Expósito, trabajador de la construcción que está sin empleo desde mayo.

Las historias que cada día se suceden en estas oficinas son muy similares en los últimos meses. Familias en las que ninguno de los progenitores consigue trabajar, hipotecas que pagar cada mes o jóvenes que no llegan a fin de mes. Muchos de ellos, sin salida y con más problemas, porque en muchas ocasiones cuando las cosas van mal, parece que todo se hunde en cadena. Es el caso de Laura Gajete, de 30 años, quien tras pasar los últimos 13 trabajando en Almería de comercial, decidió volver a su Córdoba natal para empezar de nuevo. Desde hace cuatro meses está en paro. En Almería, relató, "hay mucho trabajo, pero es explotador". Ayer fue un día de suerte porque hizo una entrevista de trabajo como comercial en una empresa ubicada en el polígono de Las Quemadas, pero la oferta no era muy buena. "Te dan de alta media jornada, pero tienes que trabajar nueve horas", indicó. Ante esta situación, Laura -que además se está separando y tiene dos hijas- considera que es necesario "vigilar a los empresarios porque se están aprovechando de la crisis".

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