Córdoba

"Sin especialidad, Urgencias está abocada al fracaso"

  • Eligió estudiar Medicina por su vocación de ayuda a los demás y ahora se esfuerza por conseguir que el área en el que trabaja consiga el reconocimiento que se merece

E STAR al frente de la organización del servicio Urgencias del Hospital Reina Sofía de Córdoba hace que el doctor José Manuel Calderón de la Barca viva inmerso en un ritmo frenético. Aquí no hay descanso y siempre hay que estar preparado para lo peor. Dentro de unas semanas será nombrado presidente de honor de Semes Andalucía, una sociedad médica a la que dedicó ocho años de su vida.

-¿Cómo decide hacerse médico?

-Fue a finales de los 70 cuando decidí estudiar Medicina. Aunque, como ahora, abundaban por entonces series televisivas de éxito relacionadas con la medicina, no se hasta dónde ello pudo influir en esa decisión. Lo cierto es que sentía una gran curiosidad por esa máquina perfecta que es nuestro organismo y que me atraía poder ayudar a los demás desde esta profesión. En el caso de la medicina de Urgencias es una especialidad muy agradecida en ese sentido, ya que el resultado de tu actuación en el paciente lo ves de inmediato. También puede ser todo lo contrario cuando las cosas no salen como uno quiere.

-Habla usted de Urgencias como una especialidad, a pesar de que aún no está reconocida.

-Hablo de especialidad y lo hago conscientemente. Yo puedo decir que mi camino en la Medicina siempre ha estado relacionado con el ámbito de las Urgencias. Yo soy especialista en Medicina de Familia, pero inmediatamente después de mi periodo de residencia ya me vinculé con este servicio junto con Luis Jiménez, quien en estos momentos era el director de nuestra Unidad. Los dos somos los responsables de la organización de este servicio durante los últimos 25 años y durante todo este tiempo hemos luchado por conseguir que Urgencias sea una especialidad más, al igual que cualquier otra del ámbito médico. Y la debe de haber porque hay unos profesionales que se dedican a ella, porque hay un buen número de pacientes que vienen continuamente a sus instalaciones para consultar por sus problemas de salud y porque cuenta con un cuerpo doctrinal y publicaciones científicas que la sustentan. Además, sin una especialidad la medicina de Urgencias está abocada al fracaso.

-¿Por qué cree eso?

-Es muy sencillo. Cuando no hay una formación reglada de cualquier especialidad de cualquier ámbito, y en Medicina muchísimo más, nos arriesgamos a que los profesionales tengan formaciones no homogéneas y a que sean autodidactas. Nos arriesgamos a tener profesionales con formaciones no regladas. Esto no quiere decir que los que se dedican en estos momentos a las urgencias no estén bien formados, están suficiente y excelentemente formados. Pero a base de ser unos autodidactas y a base de ver muchos pacientes.

-¿Qué impide que se convierta en especialidad?

-Yo cada vez estoy más convencido de que esto es una decisión política. Hay cosas bastante menos importantes que en un momento dado alguien ha considerado que es tiempo de hacerlas y se han hecho. Yo actualmente no veo ningún motivo razonable que impida llevar a cabo esta formación reglada en el ámbito de la urgencia. Pero hay grupos de presión en otras especialidades a los que no le interesa que Urgencias sea una especialidad, ya que pueden verla como una salida más laboral en los momentos que corren. Además, nosotros, desde los puestos de responsabilidad que en el pasado ostentamos en Semes, tanto en el ámbito nacional como andaluz, hemos tenido ocasión de pulsar la opinión de distintas administraciones, hemos obtenido casi de forma unánime apoyos que después no han fructificado en la consecución de ese objetivo. Es curioso como los respaldos que se muestran desde la oposición no se concretan en una decisión firme cuando se está en el poder, máxime cuando existen mandatos parlamentarios que aprueban su creación. Ya he perdido la cuenta de los ministros que públicamente han anunciado su creación.

-Usted fue presidente de Semes Andalucía durante ocho años, ¿cómo recuerda esa etapa?

-Si, y anteriormente otros ocho vicepresidente. Son muchos años, que recuerdo con agrado y a su vez con cierta sensación de que no se llegó a concluir un trabajo, aunque no por falta de empeño. Tuve la oportunidad de colaborar con las administraciones y con nuestros propios compañeros en la organización tanto de los servicios de Urgencias como de Emergencias, así como con los enfermeros y técnicos de transporte sanitario. El recuerdo más amargo fue que no consiguiéramos ese reconocimiento como especialidad, pero estoy convencido que esto no tiene marcha atrás. No sé cuando, pero no tiene marcha atrás.

-¿Cómo recibe que lo nombren presidente de honor durante la celebración del XVIII Congreso regional de Semes?

-Lo vivo con agradecimiento porque no deja de ser un reconocimiento a una trayectoria por parte de los compañeros que ahora forman parte de la junta directiva. Además, lo van a hacer durante un congreso que se celebra en Córdoba, en mi tierra, y dónde se ha hecho mucho por esta Sociedad, siempre íntimamente vinculada con nuestro servicio de Urgencias.

-Las paradas cardiorespiratorias son uno de los problemas a los que con asiduidad se tienen que enfrentar en Urgencias...

-En efecto todos los pacientes que padecen una parada deben beneficiarse de la atención urgente, pero no sólo del ámbito hospitalario. Hay que resaltar el hecho de que durante los últimos años se ha extendido la formación en la atención a la parada tanto a personal sanitario como no sanitario, incluso a la población general. La población debe tener conciencia de que es una situación en la que es importante el tiempo, de que mientras más tiempo se tarde en realizar las primeras medidas de reanimación más probabilidad hay de que no sean exitosas. Además, la extensión del uso de desfibriladores semiautomáticos fuera del ambiente sanitario por parte de cuerpos de primeros intervinientes, como Bomberos y Policía, e incluso por parte de personas ajenas a cualquiera de estos ámbitos con una formación mínima, es primordial a la hora de mejorar la supervivencia en estas situaciones. En esto Semes Andalucía ha desarrollado una importantísima labor.

-Urgencias es una de las zonas del hospital más intensas en cuanto a actividad, ¿se viven colapsos, tal y como denuncian los usuarios?

-En el tema colapsos hay que realizar alguna puntualización. Urgencias difícilmente puede ser una balsa de aceite. Hay que tener en cuenta que es un servicio del hospital en el que se trabaja a demanda y la demanda no la decidimos nosotros sino el paciente. La persona que viene aquí lo hace porque cree que le vamos a solventar sus problemas de salud, sean más o menos graves. Cada día atendemos a una media de 330 personas, pero existen picos que pueden superar las 400 urgencias diarias y es nuestra responsabilidad ordenar la asistencia de manera que en esos picos no se produzcan demoras en patologías en las que ello sea inaceptable desde un punto de vista clínico.

-¿Pero cree que algunas veces se atienden problemas menores que se pueden solventar en un centro de salud?

-Muchas veces. Pero la preocupación que tiene el paciente no se puede discutir. Nosotros decimos que lo que tiene no es para venir a Urgencias del Hospital una vez que lo hemos visto.

-¿Cómo es la organización del servicio?

-Se organiza con un área de admisión y dos áreas de clasificación en las que se distribuyen los pacientes después de hacerle una serie de preguntas. Así se diferencian las patologías que necesitan una atención inmediata de las que pueden asumir alguna demora en esos momentos de máxima afluencia. Hay hasta cinco grados de priorización: el cinco es el más banal y el uno el que requiere una atención inmediata. Tras ello se le asigna a un responsable médico y enfermero y se decide en qué circuito se va a ver al paciente: en patología banal, pacientes críticos, traumatología o en el circuito médico-quirúrgico. Finalmente contamos también con un área de observación.

-Los pacientes del nivel 4 ó 5 suelen ser los que más esperan, ¿hay quién no aguanta la demora?

-Cualquier usuario puede provocar situaciones de tensión porque si están preocupados por su estado de salud hasta que no se le solvente su problema o se le de una información es frecuente que se vivan estos episodios. Todo ello está propiciado por el nerviosismo propio o de los familiares que le acompañan.

-A veces se llega a un extremo al que no se debería de llegar.

-Claro, y por ello contamos con un servicio de seguridad. Siempre debemos de procurar que esto sea lo último. En este sentido, yo insisto en que un paciente bien informado da muy pocos problemas de este tipo porque es consciente de lo que se le está haciendo y por qué.

-Cuando se dan casos de pacientes que llegan al hospital con un caso grave, ¿cómo consigue mantener al margen sus emociones?

-Los sentimientos siempre están ahí, independientemente de que toda profesión se convierte en un hábito. Los sentimientos siempre pueden aflorar e incluso llevártelos a tu casa. También es verdad que con los años se aprende a dominar todas estas cuestiones, pero no porque te dé igual sino porque es tu profesión y debes aprender a convivir con esto. No obstante, hay casos y casos.

-¿Cómo cree que están afectando los recortes a la sanidad?

-Yo creo que el gasto público en general se ha desbordado. ¿Es mala gestión? ¿Se ha abarcado más compromiso social del que podemos pagar? Y, sobre todo, ¿se ha extendido verdaderamente este compromiso solo en la población más necesitada? Cuando en una casa no hay dinero hay que recortar, y recortamos por lo superfluo. Hay cuestiones que son prioritarias como la sanidad. Pero eso no quiere decir que aquí no haya cosas que hacer. Y para eso están los que gobiernan y los técnicos que nos dedicamos a esto. Lo que es indudable es que hay que recortar con la participación del profesional y no de espaldas a él.

-¿La asistencia sanitaria está garantizada para todos?

-Sí, no hay que ser alarmistas. Yo no he notado ningún tipo de déficit de atención en ningún sentido y en ningún sitio. Estoy convencido de que haciendo una buena gestión se puede ahorrar mucho dinero. Hacer recortes en sanidad no tiene por qué disminuir la calidad de la atención. Hay que saber dónde recortar y que el médico es una fuente de gasto o de ahorro muy importante. En el acto íntimo de la atención al paciente el médico es autónomo y si yo considero que a un paciente hay que pedirle un TAC no voy a dejar de hacerlo. Pero los recortes no van por ahí, van por la gestión en la atención médica, dónde se pueden hacer ajustes y dónde no. Se producen abusos en el transporte sanitario, por ejemplo. Hay pacientes que llegan hasta aquí en un transporte no indicado para ello y eso vale mucho dinero. Vamos a ser conscientes de ello, pero vamos a meternos todos en el saco.

-¿Está equilibrada en estos momentos la demanda con número de sanitarios que hay?

-En las Urgencias de mi hospital te puedo decir que la cifra de facultativos es acorde a la demanda que atendemos.

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