Rosario de la Peña - Escuelas Infantiles de Andalucía

“Las escuelas infantiles son las grandes olvidadas del sistema educativo andaluz”

  • Atesora un gran experiencia en la gestión de estos centros y a solo dos dias de que comiencen las clases, lanza un mensaje de tranquilidad a las familias, porque “estamos preparados”

Rosario de la Peña, de Coordinadora de Escuelas Infantiles de Andalucía.

Rosario de la Peña, de Coordinadora de Escuelas Infantiles de Andalucía. / Juan Ayala

–¿Qué terminología usamos, guarderías o escuelas infantiles?

–Escuelas infantiles en mayúsculas. Desde que se fundó la coordinadora nuestra nomenclatura es Escuelas Infantiles de Andalucía y así nos hemos considerado. Desde el año 1986 siempre hemos intentado que lo que entonces sí eran guarderías fueran escuelas infantiles. Los centros aprendieron lo que era un proyecto educativo, que se podía educar a los niños. Descubrieron que lo que hacían en su día a día tenía un nombre y apellidos.

–Pero es muy difícil desligar un término de otro.

–Sí, porque coloquialmente siempre se ha utilizado ese término y cariñosamente no nos molesta. Nos hemos acostumbrado. Pero cuando te lo dicen personas con conocimientos, pues dices... ¡oye!

–¿Cuántos años en la profesión?

–Pues 39 años como educadora infantil.

–Y ha visto muchas cosas en este tiempo, claro.

–Muchas. He visto distintas fases en nuestro sistema educativo andaluz y he conocido mucho. Entré para llevar la contabilidad de un escuela infantil y descubrí un mundo apasionante. De ahí, me formé y me dediqué a esta profesión. Entendí que enseñar a los niños y aprender de ellos era importante y de eso he hecho mi profesión y mi vocación.

–¿Cuánto vale para usted la sonrisa de un niño?

–Eso no tiene precio. Es lo más grande que hay. Ese beso, ese abrazo, ese sollozo porque no se quiere ir de la escuela porque quiere estar contigo es un orgullo muy grande. Eso es tan satisfactorio que... ¡lo siento mamá, pero el niño me quiere a mí!, comentamos a veces en clave de humor. Y añado que nuestra labor tiene que ser vocacional, si no es así, es que te has confundido de oficio. Tal vez por eso estamos tan mal considerados económicamente y no reivindiquemos un convenio colectivo laboral acorde a la realidad. Porque compensamos todo con el cariño que recibimos de nuestros niños.

Rosario de la Peña. Rosario de la Peña.

Rosario de la Peña. / Juan Ayala

–¿Son ustedes los grandes olvidados del sistema educativo?

–Totalmente. Las escuelas infantiles somos las grandes olvidadas del sistema educativo de Andalucía. Yo diría que olvidadísimos. No se acuerdan de las escuelas infantiles más que cuando hay campaña electoral, pero luego, ninguno hace nada más. Yo no pertenezco a ningún partido, pero la verdad es que no me he encontrado con apoyo de ningún tipo.

–Vamos, que no les toman muy en serio.

–Yo creo que no lo suficiente. No se nos toma en serio y no nos valoran. Lo hacen solo cuando redactan una orden y sacan en sus fundamentos un reconocimiento que seguro que lo cogen de algún libro, pero luego no lo llevan a la práctica. A la hora de la verdad no nos dan el trato que nos merecemos.

"La sonrisa de un niño no no tiene precio. Es lo más grande que hay. Ese beso, ese abrazo, ese sollozo porque no se quiere ir...”

–¿Cuántas veces le han preguntado este verano si las clases podrán comenzar con seguridad en sus centros a partir del 1 de septiembre?

–Millones de veces. Desde los medios hasta los padres y madres. Lo que pasa es que las familias tienen más confianza en nosotros de lo que pueda parecer. Ellos sí confían en nosotros. Nos conocen y saben cuál es nuestra trayectoria. Pero claro, estamos en una pandemia que ha generado mucho miedo y con estos rebrotes últimos, pues mucho más.

–Y ante ese miedo se agrava el problema que siempre han denunciado ustedes de la plazas que se quedan sin cubrir.

–Ese es el gran problema. Solo en Córdoba hay 214 centros y en plazas tenemos matriculados 7.387 niños en el periodo ordinario, con lo que se nos queda un amplio porcentaje de puesto sin ocupar.

–¿Y eso se debe al temor de las madres y padres?

–Bueno aquí hay varios aspectos. Uno es la bajada de la natalidad y un incremento desmesurado de adhesiones de muchas escuelas al sistema público. La Consejería de Educación ha ofertado muchas más plazas de las que se necesitan, lo que ha provocado ese casi 37% de desocupación. Y eso es mucho para un sector que nos mantenemos solamente con el precio que pagan las familias y la administración, es decir, la plaza que está ocupada. La que no se ocupa, la Junta no asume ningún cargo, a pesar de que está a disposición de ellos. Cuando nos adherimos, todas nuestras plazas pasan a ser públicas y las tienen ellos. Pero solamente se abona el importe de la que está ocupada, todo ello pese a que los costes siguen siendo los mismos para nosotros. En nuestras aulas seguimos teniendo el mismo personal, con los mismos gastos, con lo que se ha producido una gran crisis en la gestión de las escuelas infantiles, máxime cuando hemos estado 12 años con los precios congelados, un tiempo en el que la administración no ha modificado nada y los incrementos salariales sí han subido. Parece que en septiembre vamos a tener ya ese incremento, con lo que la plaza se quedará en 320 euros por puesto aproximadamente.

Durante la entrevista con El Día de Córdoba. Durante la entrevista con El Día de Córdoba.

Durante la entrevista con El Día de Córdoba. / Juan Ayala

–¿Y cuánto pagan las familias?

–Pues depende de la renta. Y aquí tenemos otro caballo de batalla, porque se toma como referencia la Declaración de los dos años anteriores, por lo que lo que pagan las madres y padres este año se establecen con la Declaración del año 2018. Desde ese ejercicio, con el agravante de la pandemia, la situación de muchas familias ha ido a menos, por lo que la situación es precaria. Por eso le digo que la desocupación no solo es atribuible a la natalidad, sino a circunstancias como la del covid-19, que ha sido la gota que ha colmado el vaso.

–¿Qué va a cambiar en el modelo de enseñanza de las escuelas infantiles a raíz del coronavirus?

–Nosotros vamos a seguir con nuestro proyecto educativo y no va a cambiar nada. Lo único, que tendremos que agudizar un poco más en las medidas higiénicas y sanitarias, pero tenga en cuenta que nosotros en las escuelas infantiles ya tenemos un nivel alto en esas actuaciones higiénicosanitarias. Son niños muy pequeños, por lo que hay que estar desinfectando constantemente. Ya teníamos unas rutinas muy marcadas que las familias conocen bien. Ya desde hace tiempo los carritos no entran a los centros, en la mayoría. Tenemos unos protocolos muy claros y pedagógicamente, también.

"El esfuerzo durante el confinamiento ha cambiado en parte el concepto que tenían las familias de las escuelas infantiles”

–O sea, que su proceso de adaptación va a ser más fácil que en otro tipo de enseñanzas.

–Tenga en cuenta que nosotros tenemos grupos de convivencia. El alumnado va estar en el aula con su tutora igual que estaba antes. Lo único es que no podemos mezclar esos grupos de convivencia como hacíamos antes, por ejemplo, con actividades en el patio entre los propios niños o con las familias. Ese tipo de acciones no se van a poder realizar ahora.

–Y luego está el papel de los abuelos con las escuelas infantiles, que siempre ha sido muy activo.

–Yo siempre digo que los abuelos son nuestros grandes aliados. Ellos se lo pasan genial cuando participan en alguna actividad, pero ahora ya no se podrán contemplar esos encuentros. Lamentablemente, los vamos a echar mucho de menos porque, insisto, son nuestros grandes aliados. Son los que siempre tienen un gesto de cariño de ellos. Incluso, cuando ya se han ido los niños, a veces tenemos más visitas de los abuelos que de las madres y padres.

–De cero a tres años es enseñanza voluntaria y de tres a seis, también. ¿Modificaría usted esto?

–Obligatoria no sería la palabra exacta, pero sí es muy necesaria para estas edades. Yo entiendo que la prioridad debe estar en los padres en una etapa tan bonita de la vida de los menores. Pero sí digo que es necesario, porque el alumnado está con unos profesionales que le van a ayudar a desarrollar sus capacidades. Los estudios que hay lo dejan claro: los menores que han estado escolarizados en la etapa de cero a tres años son niños que luego evolucionan mejor en otras etapas educativas. Pero obligatoriedad a esas edades no sería la palabra correcta.

–¿Y las familias son conscientes de toda esa pedagogía y aprendizaje que reciben los menores a esas edades en las escuelas infantiles? No sé si todavía prima el concepto de “canguro” más que otra cosa.

–Yo creo que ese es el concepto que muchos tenían con anterioridad a esta pandemia. Después, eso ha cambiado, porque gracias al esfuerzo que ha realizado muchas educadoras infantiles durante el confinamiento, con actividades online con las familias, han descubierto muchas cosas. Son niños de muy corta edad y esas actividades requieren la presencia de las madres y padres, con lo que se han dado cuenta y nos han escrito a través de las agendas digitales reconociendo el trabajo que estamos realizando. Ahora se nos está valorando mucho más y, respecto a su pregunta, sí es verdad que muchas familias siempre nos han contemplado como la guardería, que me mantengan al menor mientras yo trabajo, pero ese concepto ya está cambiando.

–Ustedes tienen mucho peso en el concepto de conciliación.

–Por supuesto. No podemos desligarlo de nuestra actividad. Pero la conciliación también existe en otras etapas educativas y las madres y padres se tienen que adaptar al horario que marque la Consejería de Educación. Y en nuestro caso sí tenemos que tener ese horario conciliador.

"A las familias les mando un mensaje de tranquilidad y seguridad en los protocolos que hemos establecido”

–Su modelo es muy distinto a otras etapas educativas, ya que la mayoría de centros de cero a tres años son privados. ¿Puede estar ahí el origen de algunos de sus problemas?

–Pues depende. En la parte de cómo se financia la educación de cero a tres años en Andalucía, pues sí, porque las partidas que se dedican a las públicas son mucho mayores que las que se destinan a las nuestras, a las adheridas. Hay centros privados que no están adheridos a la Junta, que tienen su autonomía y que les permite cobrar a las familias lo que estimen oportuno. Nosotros, en cambio, tenemos unas limitaciones al ofrecer nuestras plazas a Educación y hay una normativa que nos regula y nos marca el precio, por lo que no podemos cobrar más de lo estipulado. Al no tener otra vía de ingresos, los centros adheridos, que somos un número muy considerable respecto a la pública, pues no se han implicado desde la administración en un reparto presupuestario acorde al servicio. Hicimos un estudio hace algún tiempo que concluía que una plaza pública costaba con unos 1.000 euros al mes, mientras que nosotros estamos dando el mismo servicio por 278 euros. Eso ha sido así por el trabajo y el esfuerzo de estas pequeñas empresas vocacionales que han luchado por un proyecto. Se ve el agravio comparativo.

–¿Y cómo combaten todos esos obstáculos?

–Con ilusión, por supuesto. Si no tuviéramos ilusión no estaríamos endeudados hasta el cuello todas la escuelas infantiles de Andalucía. Todas están endeudadas. Esta vocación te lleva dejarte la piel aunque a veces te veas tirado en el suelo porque no has encontrado el apoyo de la administración. No queremos lucrarnos, solo queremos vivir dignamente y desarrollar nuestro proyecto educativo. Pero la realidad es que nos tienen siempre en vilo con tanta normativa y burocracia. Cada día nos exigen más y nos dan menos.

–Pero algunas mejoras sí habrá habido en estos años.

–Yo llevo 20 años sentándome en mesas sectoriales y, la verdad, se han hecho muy pocas. Ha habido avances y se agradecen, pero insuficientes. Cuando llegamos a Educación en el año 2009, para ellos éramos algo extraño y ellos mismos se preguntaban ¿qué hacemos con esta gente? Nos decían, por ejemplo, que nos iban a enseñar a programar y cuando le dijimos que llevábamos 20 años haciéndolo, se quedaron sorprendidos. Hasta los servicios de inspección, que han aprendido a la par nuestra. Educación ha realizado algunas mejoras, pero se deberían haber hecho más, porque como le digo se trata de una etapa importantísima en los niños.

Un momento de la conversación en la sede del periódico. Un momento de la conversación en la sede del periódico.

Un momento de la conversación en la sede del periódico. / Juan Ayala

–¿A cuántas escuelas representa su coordinadora?

–Sobrepasamos las 300 escuelas en Andalucía.

–El martes recibirán ustedes a su alumnado. ¿Qué mensaje les lanza a las familias?

–Bueno, un mensaje de tranquilidad y seguridad en los protocolos que hemos establecido. No podemos decir que no hay ningún riesgo de contagio, porque tampoco lo hay en ningún sector o centro de trabajo, siempre cabe esa posibilidad. Pero si llega algún caso, la detección va a ser muy rápida y el aislamiento del niño también. Se va a minimizar el riesgo, pero el riesgo cero deben tener en cuenta que no existe en ningún sitio.

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