religión

El epílogo más que perfecto al Jueves Santo

  • La Diócesis celebra el Corpus en el entorno de la Catedral con una llamada al compromiso con la caridad

La procesión pasa ante un altar instalado en el muro del Patio de los Naranjos.

La procesión pasa ante un altar instalado en el muro del Patio de los Naranjos. / Reportaje Gráfico: Juan ayala

El Corpus Christi es como una especie de epílogo al Jueves Santo, un día en el que renovar el compromiso con el amor fraterno y la caridad. El obispo, Demetrio Fernández, lo destacó ayer durante la eucaristía previa a la procesión que, con el Santísimo Sacramento entronizado en la imponente Custodia de Arfe, volvió a recorrer las calles del entorno de la Mezquita-Catedral, unas calles en las que se mezcló también una vez más el olor a romero, que reposaba en el suelo cual alfombra pura al paso de sacerdotes, seminaristas, cofrades y niños que este año han recibido su primera comunión.

Durante su homilía, Fernández insistió en que el Corpus Christi es "como una prolongación del Jueves Santo", cuando Jesús, la víspera de su pasión, cenó la pascua con sus apóstoles y al final de aquella cena instituyó el sacramento de la eucaristía "y todos comieron aquel pan consagrado como el cuerpo del Señor y bebieron de aquel cáliz la sangre del Señor".

Y también recordó que en esta fecha tan señalada "se nos recuerda el compromiso cristiano de la caridad para con los demás". Coincidiendo con la fiesta del Corpus, sentenció que los cristianos celebran el Día de Cáritas, como una llamada y una provocación al ejercicio del amor fraterno. El obispo relató que "la revolución más importante de la humanidad ha sido la revolución del amor". "Quiero agradecer a todos los que desde Cáritas hacen el bien a los demás", dijo, entre otras cosas, en esa misiva pastoral. "A la sociedad le sobra de todo y hay que tener en cuenta que hay familias con dificultades de primera necesidad; los cristianos no debemos consentir que estas cosas ocurran hoy en la sociedad", puntualizó.

Tras la eucaristía, el Santísimo Sacramento salió al Patio de los Naranjos mientras repicaban las campanas de la torre de la Catedral precedido por un gran cortejo. Un grupo de niños de primera comunión abrió la comitiva, mientras algunos de sus padres los seguían orgullosos y atentos a sus movimientos; tras ellos, representantes de todas las hermandades y cofradías, que acudieron con sus estandartes, unas hermandades y cofradías que encabezaba la de María Auxiliadora. Numerosas religiosas, sacerdotes de la Diócesis y miembros de la Adoración Nocturna formaron parte del cortejo, que cerraron los seminaristas. Los cánticos de estos últimos marcaron la salida de la Custodia de Arfe de la Mezquita-Catedral, justo antes de que sonara la Marcha Real. Por último, el Santísimo iba custodiado por una representación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Una vez pasada la Puerta del Perdón, la procesión discurrió por Cardenal Herrero, Magistral González Francés, Cardenal González, Plaza Cruz del Rastro, Ronda de Isasa, Puerta del Puente, Plaza del Triunfo, Torrijos, Cardenal Herrero y de nuevo a la Santa Iglesia Catedral por la Puerta del Perdón. En la Puerta del Puente, el obispo pronunció su alocución en el altar allí instalado e impartió la bendición con el Santísimo Sacramento.

Este año han sido 11 los altares colocados por las hermandades en distintas partes del recorrido: el de la hermandad de la Expiración (situado en la calle Cardenal González junto al retablo de Nuestra Señora de los Faroles); el de la Hermandad del Amor (en Cardenal González junto a la puerta de la Grada Redonda); la Misericordia (en la calle Magistral González, número 11); la Merced (en la calle Magistral González, número 13); Remedio de Ánimas (frente al hotel Conquistador); la Paz (en la calle Magistral González, número 21); la Sangre (en calle Cardenal González esquina Cadereros); el Huerto (en la calle Amparo); las Penas de Santiago (en Ronda de Isasa, número 10); la Sentencia (junto a la fachada del Obispado); y el Carmen de San Cayetano (en la puerta del Palacio de Congresos de la calle Torrijos).

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