Histórico del PSOE de Córdoba

Salvador Blanco: “El político que le dice la verdad al ciudadano tiene ahora poco futuro”

  • "Hay menos democracia interna en el PSOE que antes; se han aprobado unas listas sin los afiliados"

  • "Luchar contra Franco tenía mérito cuando él vivía, pero hay quien tiene que justificarse"

  • "Se puso de moda ser ministro con 30 años y eso es un error; qué te queda, solo conspirar”

Salvador Blanco, junto a la plaza de San Miguel en Córdoba.

Salvador Blanco, junto a la plaza de San Miguel en Córdoba. / Juan Ayala

Salvador Blanco (Palma del Río, 1956) ha sido uno de los protagonistas indiscutibles de la vida política de la provincia de Córdoba en los últimos 40 años. Impulsor del municipalismo, en sus cuatro décadas de vida pública ha ocupado los cargos de concejal, alcalde, parlamentario andaluz, diputado nacional y, en los últimos cuatro años, ha ejercido como diputado provincial. “Siempre he pensado que de los sitios hay que irse, no que te echen”, reflexiona al inicio de la entrevista.

–¿Cómo recuerda sus inicios?

–Entré de teniente de alcalde en el año 79. Estoy muy orgulloso de haber participado en la Transición, porque creo que ha sido lo más importante que le ha sucedido a los españoles en los últimos siglos. Deberíamos de estar más orgullosos los ciudadanos y los partidos. Ha dado bienestar, progreso, democracia y libertad durante muchos años, y la Historia de España siempre ha sido de enfrentamientos permanentes. También es un orgullo haber formado parte de las primeras corporaciones democráticas.

–Hay un movimiento cada vez más fuerte que pone en duda los logros de la Transición. ¿Han entendido las generaciones más jóvenes lo que significó?

–Los nuevos dirigentes políticos, al no haberla protagonizado, no la han defendido adecuadamente. De hecho, critico a mi partido en parte porque, al acabar la generación de Felipe González y Alfonso Guerra, los nuevos la defendieron menos. Y casi le dejamos el protagonismo de la Transición y de la Constitución al PP, que no fue partícipe de aquello. Cometimos hasta ese error, cuando los principales protagonistas fueron el Rey Juan Carlos I, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y el PSOE.

–¿Qué le parecen la Ley de Memoria y la exhumación de Franco del Valle de los Caídos?

–La Ley de Memoria Histórica me parece perfecta. Es decir, las personas que tienen a familiares enterrados en cunetas o directamente que no saben dónde se encuentran tienen todo el derecho del mundo a recuperarlos, es algo que se debería haber resuelto con normalidad. Pero empezar a cuestionar otros asuntos no nos lleva a ningún sitio. Por ejemplo, luchar contra Franco tenía mérito cuando él vivía, no cuando está muerto. Hablar tanto de Franco después de tantos años es un error. En parte creo que es porque murió en la cama de viejo. Y parece que quienes no lucharon contra él tienen la necesidad de justificarse. El éxito fueron la Transición y la democracia, pero se está reivindicando más el fracaso colectivo que pudo suponer la República.

–Da la sensación de que la sociedad se ha polarizado mucho en los últimos años. ¿Cómo ha vivido esto en su última etapa en la Diputación?

–Estamos todos los días en el enfrentamiento permanente en lugar de buscando solución a los problemas, y por eso los ciudadanos empiezan a hartarse de nosotros. En mis inicios, la política consistía en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos desde diferentes ópticas, que son las distintas opciones políticas. Pero ahora parece que da rédito echarse las cosas en cara. Lo cuento muchas veces, que el primer partido que empezó a hablar de reconciliación nacional fue el Partido Comunista de España en su congreso de Roma en 1960. En la Transición se creó una ley de amnistía, gente con delitos de sangre que habían luchado contra el franquismo quedaron libres... Fue pasar página. Y después, entre unos y otros, estamos volviendo hacia atrás. Luché por el consenso y los acuerdos, y lo que estoy viendo es que lo que tantos en mi época intentamos hacer parece que no fuimos capaces de conseguirlo del todo.

–¿Sigue afiliado al PSOE?

–Sí, hasta que me muera.

–¿Qué partido ha dejado?

–Es un PSOE totalmente diferente. En mi época, se hablaba del partido de los dirigentes. Se hablaba de mesas camilla, de los barones... Luego vinieron las primarias, de las que nunca he sido partidario. Y creo que muchas de las cosas que le han pasado al PSOE han venido por ahí. Y hoy puedo afirmar que hay menos democracia interna que antes, a todos los niveles. Es más, acabamos de aprobar unas listas sin pedirle opinión a los afiliados. Pero que nadie presuma de democracia, porque los demás son menos que nosotros.

–¿Y le gusta el PSOE actual?

–Se podría mejorar y se tendría que hacer un esfuerzo para ello. Representa lo que la sociedad demanda. El político reflexivo, intentando hacer propuestas de futuro, el que le dice la verdad al ciudadano, tiene poco futuro. Si hubiera un político que no nos engañara, no lo votaríamos.

–¿Cómo lo mejoraría?

–Con mucho más debate interno. Desde que tenemos las primarias, hay un señor que las gana y no se le discute. He sido dirigente político a nivel de pueblo y de Córdoba. Entonces había más participación y más cuestionamiento, y eso enriquece porque te hace reflexionar. Falta compromiso por tu país y patriotismo de verdad. Tu país tiene que estar por encima de tu partido, y eso no lo veo en ninguna formación ahora mismo. España no puede soportar cuatro elecciones en cuatro años. El presupuesto se prorroga, nadie quiere mojarse... Y en política hay que quemarse, como en su momento lo demostró el PSOE cuando Mariano Rajoy fue el político votado en las elecciones. Ahora funciona la obstrucción, porque cuanto peor, mejor.

–¿Toda la responsabilidad de que no haya Gobierno es de los otros?

–Si Podemos hubiera querido, habría un Gobierno del PSOE. O la derecha se podría haber abstenido, porque luego critican que si se pacta con Pablo Iglesias la política económica se va al traste. He visto al PSOE permitir que el PNV gobierne en el País Vasco a pesar de haber obtenido menos votos, con Txiki Benegas. He visto al comité federal del partido permitir que gobernara Mariano Rajoy, que hasta se rompió el grupo parlamentario. Aquí se nos llena la boca de España, pero luego no es verdad. En España hay ejemplos de políticos que se quemaron en la Transición porque hicieron lo que tenían que hacer en beneficio de su país.

–El otro día vino Pedro Sánchez a Córdoba a darse un paseo electoral por el Centro. ¿No lo invitaron?

–Vivo en Palma del Río y estoy muy mayor... Si es a una reunión para escuchar sus propuestas, sí que vengo. Pero para ir por la calle detrás...

–En la foto estaban Pedro Sánchez, Susana Díaz y distintos dirigentes que hasta hace pocos meses no se podían ni ver.

–Pero eso se ha superado... El partido en Andalucía es el que ha sostenido al PSOE nacional. No podemos ir a una guerra sin cuartel, sería un desastre. Habrá que buscar lo que mejor le venga a la organización, no a las personas de manera individual.

–Hace unos días, durante una tertulia, Felipe González y Mariano Rajoy bromeaban con que, visto el nivel, podrían ser Churchill.

–Por sus hechos les conoceréis. Nos seguimos acordando de Felipe, Helmut Kohl, Margaret Thatcher, François Mitterrand. Compárelo con lo que hay ahora. Da igual en Alemania, que en Reino Unido o Francia. Hicieron cosas. Impulsaron el euro, trabajaron por ampliar Europa y hacerla más sólida. Yo sé lo que hicieron aquellos, pero los de ahora no veo que hayan hecho algo importante. Es como la Transición. Veo debates y alucino cuando escucho a los nuevos políticos solucionar todos los problemas en cinco minutos y hablar sobre nosotros como la casta. Yo sí sé lo que hicimos nosotros: viviendas sociales, infraestructuras de todo tipo, carreteras, ferrocarriles, reformas de las pensiones... En Córdoba se hicieron cientos, miles de viviendas sociales. Y ahora llevamos sin hacer una vivienda social más de una década, cuando la Constitución dice que todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna

–En estas cuatro décadas, ¿de qué responsabilidad se encuentra más satisfecho?

–De la Alcaldía, estuve 16 años y 12 como teniente de alcalde. Y es el puesto más duro, porque estás en contacto directo con los ciudadanos y todo son problemas. Tuvimos la suerte de modernizar el regadío, hicimos viviendas y equipamientos sociales, guarderías, pabellones... Es una satisfacción enorme. Votando una ley te sientes bien, pero no lo vives igual, no te llega a lo más profundo.

–¿Alguna decisión o proyecto del que se sienta especialmente orgulloso?

–Luchamos mucho por el puente sobre el Guadalquivir, que es una preciosidad, pero estoy especialmente orgulloso de la residencia de mayores San Sebastián. Y, sobre todo, de aportar mi granito de arena a la convivencia en Palma, que sufrió mucho el franquismo y había un enfrentamiento real entre clases sociales. Hice todo lo posible por que en mi pueblo mereciera la pena vivir y fuésemos capaces de compartir un proyecto conjunto.

–Decía Pedro Sánchez hace unas semanas que le habría quitado el sueño compartir Gobierno con Pablo Iglesias. ¿Alguna vez ha perdido el sueño por algún problema?

–Por el paro. Cuando llegaba la época de junio o julio, el pueblo se quedaba paralizado porque terminaba la recogida de la naranja. Entré de alcalde en el año 91, y en el 92 llegó una crisis enorme. Hubo proveedores que se negaron a servir al Ayuntamiento porque no podíamos pagar. Y luego ha habido catástrafes naturales, incendios e inundaciones. Son momentos en que te ves solo y lo pasas fatal. Hay momentos que nunca se me olvidarán: se nos ahogaron dos chicos en el Guadalquivir con una canoa, hubo un siniestro de seis jóvenes que murieron en un accidente de tráfico, el soldado que murió en Bosnia... Hubo momentos tremendos, pero globalmente ha merecido la pena pasar por estos sitios.

–¿Qué consejo le daría a quienes empiezan ahora en política?

–Salvo excepciones, a los jóvenes de hoy no les gusta escuchar a los mayores. Tienen el concepto de que contamos batallitas, de que somos como el abuelo Cebolleta... Tuve la suerte durante la Transición de estar en contacto con los mayores y fue muy enriquecedor. En los pueblos se decía: si quieres saber, cómprate un viejo. Hemos pasado de aquello a que la sociedad te desahucie. Se puso de moda ser ministro con 30 años, y eso es un error para la persona y para la sociedad. Qué te queda, solo conspirar. El puesto se lo debe uno de ganar.

–¿En sus inicios también había esos gabinetes que se ven ahora? El alcalde o el presidente de turno llega rodeado de diez personas a cualquier acto...

–Pues ninguno te va a decir la verdad, ya que le va la vida en repetirte lo bien que lo haces todo. Huye de los aduladores como del fuego, porque al final te queman. A mí me han dicho mis tenientes de alcalde que no estaban de acuerdo conmigo, y formaba mi opinión escuchándolos a todos.

–En su última etapa como diputado provincial y responsable de Hacienda en la casa palacio, tiene el mérito de haber aprobado un presupuesto por unanimidad del Pleno...

–Según nos contaron los mayores del lugar, fue la primera vez que aquello ocurría. Estoy muy orgulloso de esta última etapa en la Diputación y tengo que agradecerle a Antonio Ruiz el depósito de confianza que puso en mí y cómo me apoyó permanentemente en todas las decisiones. Es un presidente que deja trabajar.

–Después de tantos años sujeto a una agenda, ¿a qué dedica ahora su tiempo?

–Estoy bastante organizado, y no quiero desorganizarme. Realmente pensé que lo iba a pasar peor, pero a día de hoy estoy muy bien. No puedo engañar, y mi cara es el espejo del alma. Se me notaba en los plenos o en las fotos. En Palma del Río tengo a los amigos de la infancia, que ya están jubilados como yo. Hago mis tertulias en la peña flamenca, por la parte la partida de dominó, soy aficionado a la jardinería y a la parcela de mis padres le dedico un buen tiempo, leo, sigo la actualidad y me gusta viajar. Ya estamos organizando algún viaje del Imserso, que son baratitos y están bien... Además estoy preparando alguna colaboración en fundaciones y consejos asesores que ya anunciaré. Pero después de tanta intensidad está bien descansar un poco.

–¿Se atreve a hacer un pronóstico sobre qué ocurrirá en las elecciones generales?

–Antes acertábamos, pero ahora es imposible. En un momento dado pensé que los dos partidos principales iban a mejorar los resultados a costa de Cs y Podemos. Tengo más claro que ocurrirá en la derecha, pero cada vez dudo más de lo que va a pasar con la izquierda. Por lo visto, el bipartidismo era malo y el multipartidismo era estupendo. Y ahí estamos.

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