Córdoba

"Los empresarios cordobeses demuestran falta de compromiso con su sociedad"

  • Resultó reelegido al frente de CCOO en Córdoba en noviembre y apenas un mes después se ha vivido un relevo inesperado en la secretaría general; Rodríguez defiende sin embargo que no hay riesgo de fractura

El 8 de noviembre Rafael Rodríguez fue reelegido secretario general de la Unión Provincial de CCOO. Lo consiguió sin candidatura opositora y con un 74% de los votos. Desde entonces hasta ahora, la circunstancias han cambiado en el sindicato después de que, hace unos días, Ignacio Fernández Toxo lograse arrebatarle por un estrecho margen la secretaría general del sindicato a José María Fidalgo.

-¿Nos encontramos ante una nueva etapa de CCOO o no se trata de un cambio tan drástico?

-Yo entiendo que ha sido más un cambio de personas que un cambio de programa, y por eso creo que las acciones que se emprendan serán una continuación de lo que se venía haciendo. De hecho, el informe general tuvo un apoyo del 55% del sindicato en la asamblea y tan sólo contó con el voto contrario de un 20%. Lo que existía realmente era una necesidad de cambio de la cabeza visible y no tanto del fondo de nuestra acción sindical.

-¿Y qué ha influido entonces?

-Han pesado dos cuestiones. Una, que había una parte del sindicato que quería darle más peso a las organizaciones sectoriales; otra, que había quienes demandaban que se le otorgase más importancia al mapa plurinacional. Creo que esas han sido las razones de fondo.

-El margen de victoria de Toxo ha sido muy corto, pues ganó por sólo 28 votos. Hay quienes hablan de un peligro de fractura...

-No va ser ningún problema, y hablo por experiencia. Yo gané la primera vez con un 50,8% de los votos y, sin embargo, pude desarrollar mi trabajo con normalidad. Ahora ocurrirá lo mismo, porque en CCOO todos trabajamos esté quién esté al frente. No existe tal riesgo de fractura.

-Toxo no eludió hablar de una posible huelga general y eso se ha entendido como una posición más radical que la de Fidalgo...

-Antes de hacer cualquier juicio hay que tener en cuenta que Ignacio Fernández Toxo ha sido miembro en estos últimos años de la dirección confederal de CCOO y ha estado a favor de las principales decisiones que se han adoptado. Él ha sido partícipe y lo normal es que se siga por el mismo camino. No creo que Toxo se radicalice. En CCOO, tanto con Antonio Gutiérrez como con José María Fidalgo, siempre se ha trabajado de una forma seria y ahora estoy seguro de que será igual.

-IU designa nuevo coordinador general y a los pocos días CCOO apuesta por un nuevo secretario. ¿Cree que puede haber motivos comunes en estos cambios?

-No, para nada, es una coincidencia de la que no se puede hacer ninguna lectura. De hecho, a Cayo Lara lo designaron coordinador general de IU un mes y medio después de lo previsto. Más allá de eso, lo que hay que dejar claro es que CCOO no está vinculado a ningún partido político y es una organización autónoma. Obviamente, cada persona tiene sus simpatías y hay gente de distintos partidos, pero como organización somos independientes. Sobre Fidalgo y Toxo se han dicho muchas cosas de que están más cerca de unos partidos o de otros, pero la mayor lealtad que podemos tener en CCOO es seguir siendo independientes.

-Desde hace unas semanas se habla con insistencia de la posibilidad de una huelga general. ¿Se dan las condiciones?

-Lo que importa de una huelga no es hacerla, sino que consiga los objetivos que se propone. Y para ello se tienen que dar las circunstancias objetivas y las subjetivas, y quizá estas últimas no se están dando. En el caso de la jornada laboral de 65 horas no hay duda de que hubiésemos salido a la calle, pero al final esa directiva europea no ha salido adelante y no ha sido necesario. Lo hemos resuelto por la vía institucional, y eso me parece que está bien hecho. En cuanto a la crisis, tenemos claro que combatiremos todo lo que signifique recortar las prestaciones o meter mano en la seguridad laboral. Eso tendría resonancia en lo individual.

-¿Cuál es la opinión de CCOO sobre la actuación del Gobierno?

-Pensamos que se ha hecho mal, sin previsión, aunque sea cierto que estemos ante una crisis atípica. Nosotros veníamos diciendo desde hace tiempo que se estaba desarrollando un modelo de crecimiento erróneo, pero el Gobierno no le ha puesto remedio. Todo se fundamentaba en la construcción y en los servicios y apenas se conseguía valor añadido. Ese modelo se ha caído y ahora sufrimos. A eso hay que sumar medidas que no han servido como el cheque-bebe o los 400 euros, que además eran injustas, y la forma en la que se ha dilapidado el superávit.

-¿Serán efectivos para reactivar el mercado laboral los fondos de inversión en los municipios promovidos por el Gobierno y la Junta?

-Pues son ambas medidas interesantes, sin duda, que van a conseguir que se amortigüe en parte la caída. Serán muy beneficiosas para todos los desempleados que en unos meses van a dejar de percibir el paro y se van a quedar sin ingresos. De todos modos, es importante que se controle bien cómo se gastan esos fondos y que seamos conscientes de que esas medidas no son la solución definitiva, pues no abren un cambio de modelo

-Hablemos de la crisis en Córdoba. ¿Qué particularidades tiene?

-En la provincia de Córdoba, por sus características, tanto las etapas de crecimiento como las de decrecimiento se viven de una forma más suave. Es decir, en la época buena crecíamos poco a poco y ahora también bajamos poco a poco. En general, el empresariado es conservador. El problema más grave que yo veo es que los empresarios cordobeses están poco implicados con su sociedad y algunos han aprovechado la crisis para reducir plantilla. No han mirado tanto a los distribuidores y sí se han fijado en los trabajadores. También se han resistido durante meses a firmar convenios como el del metal o el del comercio. No son posturas comprometidas.

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