Cruz Conde, 12

Esto acaba de empezar

  • Municipal. A las quejas por la gestión en la Gerencia se suman la de los Bomberos y vendrán más, porque a pocos meses de las elecciones afloran los asuntos que no se han sabido resolver

Protestas en el Pleno de enero.

Protestas en el Pleno de enero. / Jordi Vidal

A menos de cuatro meses de las elecciones municipales, no es ningún secreto que la vida municipal se va a reducir en este tiempo a levantar la persiana y sortear las cuestiones cotidianas. Ya no queda tiempo para dar un giro a una gestión que ha generado muchas dudas y los partidos, claro está, van a estar más enfocados en su parte política que en la de sacar adelante cuestiones de ciudad. Cierto es que lo intentarán disimular y aparecerá algún anuncio por aquí, otro para allá. Nada que vaya a poder hacerse en el tiempo que queda, porque el mandato está ya en las últimas y todo el mundo está en lo que está.

La semana pasada criticábamos que Pedro García se haya pasado las últimas semanas salvando su futuro político y que eso le impidiera, entre otras cosas, leer el informe que desmonta la municipalización de Parques y Jardines o la carta de cinco (cinco) colegios profesionales criticando el colapso de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) que él preside. Tuvo que ser la alcaldesa, Isabel Ambrosio, quien tomara las riendas del asunto y el mismo lunes se estaba reuniendo con estos colectivos.

Sin embargo, la misma regidora ha sido esta semana la gran ausente por su cita en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) mientras que estallaba de nuevo la crisis de los bomberos al hacerse latente los problemas de personal. La división entre el área de Seguridad y Recursos Humanos es evidente y el atasco en esta última área es vox populi en el Ayuntamiento prácticamente desde el inicio de mandato. Sin embargo, por mucha que se diga, no se ha tomado ninguna decisión al respecto, más allá de dejar pasar el tiempo a ver si las cosas mejoran. Pero una muestra más de que estamos en periodo electoral es que la primera vez que Ambrosio se ha referido a este asunto ha sido para hablar de una situación “heredada” y echarle la culpa al PP y, más concretamente, a su portavoz y candidato a la Alcaldía, José María Bellido. En el PP también apuntan a la regidora sea cual sea la crítica y el área a la que pertenezca.

Sin embargo, la situación de los bomberos ha puesto también de manifiesto que Ambrosio sigue más cómoda en su perfil institucional que en la gestión y mando que requiere muchas veces la vida municipal. Para colmo tampoco se rodea de un equipo que se ocupe de esas tareas y le permita a ella brillar. Si hay una frase que se repite entre los que opinan de política y preparan encuestas es que Ambrosio ha mantenido un perfil discreto en estos cuatro años demasiado bajo y ha empezado a generar una imagen de falta de liderazgo. A su favor, eso sí, tiene su facilidad para ganarse a la gente en las distancias cortas. Lo que habrá que ver es si solo eso le vale para revalidar el sillón de Alcaldía en mayo.

Resulta sorprendente que, una vez más, sea el teniente de alcalde de Seguridad, Emilio Aumente, el que hable claro de lo que está pasando en el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) y que no se diga nada desde Recursos Humanos.

El asunto de los bomberos evidencia la división entre Seguridad y Recursos Humanos

Sea como fuere, la realidad es que esto solo acaba de empezar. Al hasta aquí hemos llegado de los arquitectos, abogados, ingenieros y constructores por la parálisis de la Gerencia Municipal de Urbanismo le ha seguido la llamada de auxilio de los Bomberos. Pero esto no va a quedar aquí. Seguramente la próxima semana será el turno de la Policía Local. En el Pleno de esta semana, además, se ejemplificó todos los frentes que hay abiertos en el Ayuntamiento:Servicios Sociales o las condiciones de climatización en algunos centros educativos.

Las protestas se van a intensificar y en este mes al cogobierno le va a estallar en la cara todos los asuntos que ha dejado sin resolver en estos cuatro años. Y pocos argumentos quedan ya para la defensa. El último para justificar la baja ejecución de inversiones era el que los presupuestos en los últimos años habían entrado en vigor con el ejercicio ya en curso y por esto no daba tiempo. Pues en 2018, con las cuentas en vigor desde el 1 de enero de ese año, el grado de ejecución de las inversiones era del 23%. Solo 17,5 millones de los 74,8 millones previstos, según datos del Órgano de Planificación Presupuestaria. Se acaban los argumentos y esto solo acaba de empezar.

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