El 30 de abril supuso un punto de inflexión en la vida de Emilio. De prácticamente no poder dar un paso y respirar con dificultad debido a su fibrosis quística, este joven natural de Cádiz anda todos los días cerca de una hora mientras aguarda deseoso que llegue el momento de tomar rumbo hacia su ciudad natal. “Este fin de semana me han dado vacaciones, pero he preferido quedarme aquí porque si voy a Cádiz no vuelvo”, reconocía ayer entre risas. Emilio lucha cada día para que su paso por el hospital se convierta en una anécdota más en su vida. Sabe que con los dos pulmones y el hígado que ha recibido gracias a la generosidad de un donante le puede plantar cara a un futuro lleno de esperanza. Ahora, intenta seguir las recomendaciones médicas para que el regreso a su ciudad se produzca lo antes posible. Su día a día es bien sencillo, a la par que esperanzador. “Después de desayunar voy a rehabilitación, luego como, me echo la siesta y sobre las 21:00 salgo a dar un paseo de cerca de una hora”, explicaba ayer después de hacer varios ejercicios de respiración. “Antes es imposible salir a la calle, porque parece que aquí es donde hacen el calor”, comentaba con la gracia natural de los residentes de esta ciudad bañada el Atlántico. Desde que recibió el alta del equipo de especialistas que siguen su evolución, Emilio permanece siempre acompañado de algunos de sus familiares más cercanos, como su madre o su tía, entre otros. Mientras llega el momento de hacer las maletas, su vínculo con Cádiz son las múltiples visitas que recibe y las llamadas de teléfono para darle ánimo por parte de sus amigos.