Día de la lucha contra esta enfermedad

La depresión, un trastorno que sufren más las mujeres y ha aumentado con la crisis económica y sanitaria

  • Una psicóloga clínica del Hospital Reina Sofía de Córdoba explica las causas que pueden favorecer la aparición de este trastorno y cómo ayudar a quien lo padece 

La psicóloga clínica Inmaculada Carranza.

La psicóloga clínica Inmaculada Carranza. / Miguel Ángel Salas

La crisis económica y sanitaria que estamos viviendo ha aumentado el número de personas que sufren depresión, un trastorno que padecen más las mujeres. De hecho, hay el doble de féminas que la tienen con respecto al número de hombres.

Eso se explica por que hay factores que son determinantes sociales de la salud y la mujer tiene muchas más probabilidades de padecerlos, según explica la psicóloga clínica de la Unidad de Salud Mental del Hospital Reina Sofía, Inmaculada Carranza.

Por otra parte, la pandemia ha afectado a muchos aspectos de la vida dependiendo de la edad de la persona. "Para los jóvenes supuso cortar las relaciones sociales y el contacto con los iguales, una cosa que para ellos es fundamental; a los mayores los ha dejado en soledad o con pérdidas importantes y para la población en general ha supuesto una crisis económica y cambio de rutinas en su vida", manifiesta.

Todo esto ha dado lugar a que haya habido un aumento en el padecimiento de problemas emocionales y "muchas más consultas en los servicios de Salud Mental", reconoce la psicóloga.

Sin embargo, esta experta incide en que hay que distinguir lo que es depresión de lo que son malestares emocionales que pueden conllevar tristeza, cansancio o preocupación. En ese sentido, hay varios factores que los diferencian. Carranza destaca que hay que tener en cuenta "si la intensidad y la duración de la tristeza" va en consonancia con el "contexto que está viviendo la persona o no". Por ejemplo, "si una persona acaba de perder a un ser querido y está triste no está deprimido, está en duelo".

La persona que la padece debe sentirse entendida y notar apoyo familiar

Si esa tristeza le afecta de forma que empieza a tener alteraciones de tipo fisiológico como insomnio, falta de apetito o cansancio y además esto le provoca una limitación para llevar su vida de una manera normalizada (poder trabajar, cuidar de la familia...), sí se puede hablar de depresión. Además, estos síntomas pueden afectar "al concepto que la persona tiene de sí mismo, del mundo y del futuro; existe ahí una especie de colapso".

La depresión es un problema multicausal, hay muchos factores que influyen, por lo tanto "lo primero es ver cuál es la situación de esa persona, si se le puede ayudar en alguno de los aspectos que le están afectando", indica la psicóloga clínica del Reina Sofía.

Entonces, ¿qué hacer si se sospecha que una persona próxima padece una depresión? La manera de ayudarla es sacarla o resolver la situación que la ha llevado a la depresión. "El apoyo social y de la familia es muy importante, que se sienta entendida y que sepa que la podemos ayudar a resolver la situación sea la que sea que está viviendo", resalta Carranza. Cuando esto no da resultado, hay que pedir ayuda profesional. 

Perfil del paciente y tipos

Esta psicóloga aclara que "las mujeres no son más propensas a tener depresión, sino que sufren más depresiones por los condicionantes sociales que las hacen estar en situaciones de vulnerabilidad". Por ejemplo, la pandemia ha influido más en las mujeres porque "han estado en la primera línea de cuidados, tanto formales en sectores sociosanitarios, y en los informales, como el cuidado de los mayores y los hijos.

No hay un perfil de persona que tenga más probabilidad de padecer este trastorno; es multifactorial, por lo que entran en juego desde "aspectos hereditarios hasta aspectos de carácter, infancia y la capacidad que tenga cada uno de enfrentarse a las situaciones difíciles de la vida".

Inmaculada Carranza. Inmaculada Carranza.

Inmaculada Carranza. / Miguel Ángel Salas

En ese sentido, aclara que la depresión no se hereda como el resto de las enfermedades mentales, pero "se ha visto que hay antecedentes familiares, no podemos decir si hereditarios, y también hay un proceso de aprendizaje". "No sabemos si lo que se hereda es cierta vulnerabilidad o son ciertos rasgos de carácter que te hacen ser más vulnerable", puntualiza.

Por otra parte, cuando una persona ha tenido un cuadro depresivo, es más probable que tenga recaídas si no cambia en la forma de afrontar las dificultades o no varían las situaciones que le están provocando el malestar.

Carranza explica que hay diferentes tipos de depresión: hay episodios depresivos que son más recordados en el tiempo, distimia (cuadros de depresión que se hacen crónicos), cuadros depresivos mayores (cuando es mucho más grave y aparecen otros síntomas psicóticos o ideas de suicidio), etc.

Trivialización de la enfermedad

Carranza insiste en que es fundamental buscar la causa de la depresión e intentar cambiar esa situación por uno mismo y con ayuda del entorno antes de acudir al especialista y a los fármacos. En ese sentido, explica que "pensamos que algunas enfermedades mentales son como cualquier otra, como la gripe, que vas al centro de salud para que me manden un tratamiento y te la quiten, pero ni las causas y la solución a las patologías de este tipo están en el sistema sanitario".

De hecho, "si fuera una enfermedad como las demás, a raíz del desarrollo de los llamados antidepresivos tendría que haber menos depresiones y sin embargo lo que vemos es que cada vez hay más depresiones, con lo cual estamos hablando de otros factores que no se están teniendo en cuenta".

Esta especialista manifiesta que lleva 30 años trabajando y está viendo que "últimamente lo de tener un psicólogo e ir al psicólogo se está normalizando". Eso tiene su parte positiva porque "está bien hablar de estas cosas sin el tabú de antes, pero por otro lado se está trivializando y medicalizando cosas que no son normales".

Es decir, "el sufrimiento humano normal, el sentir emociones y preocupaciones es normal y la forma de resolverlo es con la ayuda de los cercanos y poniendo cada uno en marcha sus propias capacidades y habilidades para afrontarlo".

Al respecto, añade que si dejamos recaer en un determinado especialista "la responsabilidad de nuestro bienestar, estamos perdiendo capacidad resiliente, de poder afrontar la vida con nuestras propias herramientas, y eso genera a la larga mayor sensación de impotencia, desesperanza y estamos cronificando un montón de cuadros que no tenían que haber llegado al sistema sanitario".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios