La presión hospitalaria se ha convertido durante la sexta ola de la pandemia en el principal indicador para conocer su situación real. Con los contagios disparados durante semanas, sobre todo cuando se hizo latente la fiebre de los autotest en los albores de las ya lejanas fiestas navideñas, y las cifras de fallecidos elevadas más como consecuencia de la acumulación de infecciones que por la mayor letalidad de la variante ómicrom, hacer una fotografía de cómo estaban los centros sanitarios ha sido primordial en la toma de decisiones.

Y aunque ha habido momentos muy delicados, la situación no ha llegado a ser tan dramática como en olas anteriores, sobre todo la primera y la tercera, lo que ha permitido vivir con una relajación de las limitaciones que cada día que pasa es mucho mayor. Sobre todo porque la remisión de la sexta ola ya es un hecho, con el refrendo de los datos. En Córdoba, sin ir más lejos, la mejora de la presión asistencial es evidente y se ve reflejada en que este sábado hay 118 pacientes hospitalizados, 16 de ellos en el área de críticos.

De hecho, hace una semana, en los complejos sanitarios de la provincia había ingresadas 137 personas, 24 de ellas en la Unidad de Cuidados Intensivos. Pero la caída es mayor, y se refleja de manera exponencial, si miramos a algunas fechas concretas, más lejanas. El 28 de enero, hace ahora poco más de tres semanas, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, daba por doblegada la curva de la sexta ola de la crisis sanitaria del covid-19; aquel viernes, en Córdoba había 188 hospitalizados, con 27 en la UCI.

Esto evidencia que desde ese pico y en lo que va de febrero, mes que ya ha visto la retirada obligatoria de las mascarillas en exteriores como punto clave de que esta oleada generada por el linaje ómicrom está en retroceso, la caída ha sido del 37,3% en los hospitalizados (70 pacientes menos) y del 40,7% centrado solo en críticos (11 menos). Porcentajes que crecen aún más en comparación con los récord de esta sexta ola: 202 ingresados y 36 pacientes en UCI; serían 84 menos (-41,5%) y 20 menos (-55,5%).

Con estos números que invitan cada vez más al optimismo y a dejar atrás lo ocurrido en el final de 2021 y el inicio de 2022, Sanidad ha determinado rebajar por fin el nivel de alerta de la provincia de Córdoba, que se sitúa ahora en el 2, tras muchas semanas en el 3 y hasta opositando al 4. El motivo es la mejoría de todos los indicadores del semáforo covid, tanto los cinco de transmisión como los cuatro de capacidad asistencial.

En los primeros, Córdoba hace un pleno de nivel alto, tras moverse en el muy alto durante todo lo que va de año. La incidencia a 14 días (605,8), también en mayores de 65 años (481,2), y a siete (194,4), igualmente en las personas de la tercera edad (194,8), y la positividad (32,1%) se mantienen por encima de los parámetros anotados por el Ministerio y las comunidades autónomas el pasado 3 de diciembre para establecer un mecanismo común a la hora de intentar controlar la situación de la pandemia.

Algo mejor, en nivel medio, están los cuatro indicadores de capacidad asistencial, según el informe que ha visto la luz el pasado viernes 18 con datos del miércoles 16: ocupación de camas en planta (6,5%) y en UCI, (11,3) y tasa de ingresos (14,8%) y en el área de críticos (0,6%). Números que refuerzan la teoría de que la sexta ola empieza a ser ya parte del pasado.

Plan de inmunización

Toda esta mejora no frena ni mucho menos la campaña de vacunación puesta en marcha en diciembre de 2020 y cuyos efectos son más que evidentes. Así, en estos momentos, en Córdoba se han administrado un total de 1.737.051 dosis, unas 2.500 en la última jornada. Tal cantidad ha servido para que 710.302 cordobeses tengan al menos una dosis puesta y 679.166, la pauta vacunal completa. Asimismo, el número total de personas con la dosis de refuerzo aumenta cada día y ya hay 420.767 con el tercer pinchazo.