Ya no se bebe per se, ahora se disfruta como excusa para engarzar una buena conversación, y por eso hay quien se afana en buscar la excelencia, sin convertirlo en un producto al alcance sólo de unos pocos. El vino, el buen vino, está cada vez más presente, fruto de la inquietud de los que viven de él (bodegueros, viticultores, enólogos, sumillers...) y también de un público que empieza a entender todo lo que rodea a unos caldos que son mucho más que zumo de uva. Cada con más frecuencia, uno escucha en la barra de un bar o la sala de un restaurante pedir una Denominación de Origen (DO), una marca, dejando atrás el simplismo que recoge el "póngame un vinito".
Parte de culpa de ese éxito creciente, que no hace más que recoger la labor de siembra de muchos años atrás, la tiene Carlos Moro (Valladolid, 1953), fundador de las Bodegas Matarromera en 1988 en Valbuena de Duero, y gran amante de la innovación, la investigación y el trabajo que rodea a un gran vino. No en vano, tras copar las DO de Castilla y León (Ribera del Duero, Rueda, Cigales, Toro, vinos de la Tierra de Castilla y León), desde 2014 anda a la conquista de La Rioja (si no lo ha conseguido ya) gracias a una bodega más que toma su nombre y su primer apellido, y con la que se exprime junto a su equipo para firmar unos caldos de autor que se acerquen a la excelencia.
Bodeguero, viticultor, empresario y Premio Nacional de Innovación por el Ministerio de Economía en 2017, ha aprovechado estos primeros días de abril para dar a conocer a los restauradores cordobeses, con la colaboración de Distribuciones Diego Casals, la última gran obra maestra de Bodegas Carlos Moro: Viña Gerugele. Un nuevo caldo premium que completa la exitosa trilogía de aire riojano ya lanzada bajo las etiquetas CM y Oinoz, que fueron el hilo conductor de un almuerzo ofrecido a la prensa en el restaurante Bodegas Campos. Enclave especial para una puesta de largo especial con un inicio especial: el verdejo fermentado en barrica, de estilo borgoña, del sello Viña Las Marcas.
Oinoz y CM, las etiquetas que abren el camino
Con el Oinoz crianza de interlocutor medio y el excelso CM Prestigio para rematar la ceremonia, el propio Carlos Moro y su jefe de comunicación, Roberto Sanz, explicaron los procesos de creación de unos vinos que ya conquistan desde su caída en la copa y terminan por enamorarte por el paladar conforme van rompiendo segundo a segundo.
Y junto a ellos, la última criatura de Carlos Moro, el manual de emprendimiento Pasión por la tierra, pasión por la empresa que recoge con sentimiento el trabajo de todo un equipo por llevar a la mesa caldos de calidad... "porque si no son excelentes, no pasan el corte, no salen". Así lo recuerda este viticultor al que la experiencia ha convertido en un enólogo de prestigio ("entonces no había carrera, más que un máster") que entre viaje y viaje por medio mundo para vender el producto siempre le gusta volver a Valbuena de Duero, la Sonsierra o Labastida, ponerse los pantalones de pana y probar in situ los frutos que luego propiciarán estos caldos que te elevan al cielo mismo.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios