Los estudiantes prefieren el silencio

El consumo de estimulantes se dispara durante la época de exámenes

  • Algunos estudiantes recurren a internet para hacerse con medicamentos que están retirados del mercado · La astenia primaveral también promueve la venta de vitaminas

Junio ya está aquí y con él los temidos exámenes. Lo ideal hubiera sido trabajar durante todo el año, pero la mayoría de los alumnos siempre esperan al último momento para empezar a estudiar, y así sobrevienen los agobios y la búsqueda de fórmulas imposibles para llegar a tiempo. Y es ahí cuando algunas personas recurren a algunos tipos de ayuda artificial como los medicamentos destinados a aumentar la capacidad de concentración o a levantar el ánimo. El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Córdoba, Fernando Grande, confirma en ese sentido que en esta época aumenta la dispensación de este tipo de medicamentos tales como el Pharmaton complex o el Supradyn. Se trata en general de productos que contienen propiedades adictivas, por lo que cuando los dejan de tomar muchos jóvenes se ven incapaces de trabajar con plena concentración.

Por contra, su uso frecuente no significa ni que estén exentos de riesgos ni siquiera que sean eficaces. De hecho, los expertos aseguran que ningún medicamento tiene la capacidad de aumentar ni la motivación del estudiante ni la inteligencia de una persona. Incluso el efecto que algunos productos puedan tener para mantenerse despierto puede ser contraproducente, puesto que provoca el añadido negativo de una menor capacidad de concentración.

Básicamente, se podría decir que este tipo de productos se pueden clasificar en dos grupos: los complejos vitamínicos y los estimulantes. Los primeros son sustancias inocuas que no producen ningún efecto negativo ni positivo. Son muchos los que los toman por el efecto placebo; esto es, los jóvenes están tan psicológicamente convencidos de que les viene bien que pueden llegar a imaginar una mejora que no tiene por qué darse.

Muchos de los estudiantes que estos días ocupan alguna de las 20 bibliotecas de la capital encuentran en ellas el lugar más adecuado para la preparación de los exámenes. El silencio está garantizado y, por ende, la concentración necesaria para el estudio.

Gran parte de los alumnos de la Universidad de Córdoba (UCO) prefieren estos espacios para dejar por unas horas sus pisos de alquiler y evitar los ruidos cotidianos. María José García es una de ellas. Alumna de Filología Inglesa, reconoce que acudir a la biblioteca "viene bien porque cambias de aires y te concentras más". Uno de los beneficios que a su juicio reporta su técnica de estudio es que "cuando te cansas puedes hacer un descanso y charlar con algún compañero de clase". Como ella, numerosos alumnos de la UCO, y también de los institutos de Secundaria, afianzan estos días sus conocimientos sobre las asignaturas para aprobar el mayor número de exámenes.

Llega la época de exámenes y encontrar un hueco en las bibliotecas de la Universidad de Córdoba (UCO) se antoja difícil. Por eso, desde el pasado lunes estos centros ofrecen un horario extraordinario. Se trata, pues, de darle todas las facilidades posibles al alumnado universitario que prefiere estudiar fuera de su casa y pasar horas y horas con los codos sobre las mesas de los centros públicos.

A pesar de estos horarios de carácter extraordinario, el presidente del Consejo de Estudiantes de la UCO, Pedro Pablo Álvarez, insistió ayer en la necesidad de que la Biblioteca central, ubicada en Lepanto, permanezca durante el periodo de exámenes abierta las 24 horas del día. Sin embargo, el director del centro, Rafael Ruiz, explicó a El Día que la Biblioteca central prestará servicio a los universitarios desde las 09:00 a las 02:00 de lunes a viernes. La biblioteca, apuntó, "se abre a petición de los estudiantes".

En concreto, todos aquellos que quieran estudiar estos días en este centro podrán hacerlo en la sala de lectura, que cuenta con un total de 120 puestos. Aunque los universitarios insisten en que este espacio permanezca abierto todo el día, Ruiz reconoció que la función de una biblioteca pública no es esa, sino que es una tarea que corresponde a los centros de similares características de colegios, institutos e instituciones universitarias. No es la primera vez que la Biblioteca Central ofrece este horario de carácter extraordinario en época de exámenes, si bien Ruiz reconoció que la ocupación media es de 30 o 40 personas cada día de madruagada. Señaló también que en la última fase del horario el número de estudiantes es escaso.

La biblioteca del Campus de Rabanales es la que dispone de un mayor número de puestos para sus alumnos, en concreto, 1.400. Además, cuenta con dos salas de trabajo, con 12 y 18 puestos cada una.

La biblioteca de la Facultad de Medicina, por su parte, dispone de 524 puestos de lectura, distribuidos en dos salas: 204 en la inferior y un total de 320 en la sala superior, mientras que la de la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales oferta más de 300 puestos de estudio.

Los alumnos de este último centro se decantan por las horas centrales del día, sobre todo de 10:30 a 14:30 y de 17:00 a 21:00.

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