Turismo | Segundo día del II Festival de las Callejas

Una cita turística en pleno auge

  • La festividad del Pilar invita a cordobeses y a visitantes a perderse por las callejas de la ciudad en el primer día grande de una segunda edición del Festival que se desarrolla hasta mañana

En la Casa de las Cabezas, el centro neurálgico del Festival de las Callejas de Córdoba, el punto de inicio de las rutas que lo componen y el centro de recepción de esta cita turística del octubre cordobés, Verónica Esquinas y Verónica Florentín atienden a quienes llenan en la mañana del día del Pilar la recepción de este singular espacio museístico. A sus puertas una multitud se agolpa en uno de los puntos de información del Festival, atendido por Victoria y Paqui Garrido. Ellas se esmeran por "fomentar" desde el punto de información, entre cordobeses y turistas, "otra parte del patrimonio que tenemos en Córdoba, que son sus callejas, que se han quedado olvidadas en la memoria de la ciudad", relata Paqui.

Ella y su compañera les explican a cordobeses y turistas que en cada una de las 52 callejas incluidas en el Festival "tienen la información de esa calleja, por qué se llama así, qué hecho aconteció en esa calleja", cuenta Paqui, quien añade que "también se están realizando en ellas distintas actividades en torno a la artesanía y al arte cordobés, como el flamenco, el mundo ecuestre, la artesanía en cuero, en esparto... un montón de cosas que son nuestras, que el visitante no las conoce y que muchos cordobeses también las están descubriendo; muchos cordobeses están conociendo la ciudad desde otro punto de vista y además descubriendo calles por las que muchas veces están hartos de pasar cerca de ellas y sin embargo ni siquiera somos conscientes de que existen, están descubriendo un patrimonio muy valioso", puntualiza.

La Casa de las Cabezas es el centro de recepción del Festival y el punto de inicio de las rutas

A Paqui y a Victoria le preguntan mucho los turistas y cordobeses por las visitas guiadas que se hicieron el pasado año. "Hay representaciones teatrales que se realizan tanto en la Casa de las Cabezas como en la Casa de las Campanas para las que la gente viene pidiendo invitaciones y prácticamente están ya llenas", comenta mientras le entrega un pasaporte del Festival de las Callejas a un turista que se lo ha demandado. "Los repartimos en todos los puntos de información del Festival, aquí en la Casa de las Cabezas, en Capitulares, en la Posada del Potro y en la Plaza de la Magdalena, donde se da tanto el plano como la información general del Festival y los pasaportes para sellar en las distintas rutas que se visitan; cuando se terminan de sellar se les da un diploma de haber participado del Festival. Ayer [por el pasado jueves], a las seis y media de la tarde, ya teníamos los tres primeros participantes de la segunda edición del Festival que habían completado el recorrido", apunta.

Paqui recuerda que el pasado año participaron en el Festival de las Callejas casi 200.000 personas. "Viene gente de ciudades de fuera que han planificado sus vacaciones para pasar por el Festival de las Callejas; viene gente hasta del extranjero, el año pasado tuvimos, por ejemplo, de Italia, y este año nos han visitado ya gente del País Vasco y de Madrid", puntualiza.

Muy cerca de la Casa de las Cabezas, un caballo blanco llama la atención de chicos y grandes que no quieren perderse la oportunidad de hacerse un selfie con el equino. Eva María Marín sostiene las riendas del caballo e Isabel Ordóñez lo acaricia mientras un abuelo le hace una fotografía a su nieto. Eva María le cuenta al abuelo que están promocionando el espectáculo ecuestre de Caballerizas Reales. "En el espectáculo ecuestre fusionamos el flamenco con las distintas disciplinas del caballo, tenemos trabajo a las manos, doma vaquera, garrocha, fantasía, un carrusel barroco, un carrusel vaquero... el espectáculo es a las ocho de la tarde", cuenta Eva María antes de que el abuelo, José Pérez, tenga la intención de dirigirse con un grupo, en el que hay familiares suyos llegados de Madrid, a la calleja de la Zapatería Vieja. En ella, Dionisio Roldán, de Guardicionería Esteban, tiene montado un pequeño taller artesano en el que trabaja el cuero y "en el que mostramos desde cómo se curte la piel, hasta cómo se fabrica cualquier tipo de elemento como un bolso, una silla, un zajón, unas polainas...; más o menos le enseñamos a las personas que no lo conocen cómo se fabrican y cómo se manipulan estos artículos", comenta. A los visitantes les refiere que todo lo que ven en ese taller es artesanal, "todo es natural, con hilo natural, con seda de oveja, con piel de vaca u otro animal". También les detalla que para eso utiliza herramientas -que el público tiene a la vista- como "cuchillas, una uñeta. leznas, leznas de medio punto...". José y los componentes del grupo que lo acompañan no pierden detalle de cómo Dionisio les hace una demostración guardicionera. Ya han visitado todas las callejas de la Ruta A, la de los alrededores de la Mezquita-Catedral excepto la calleja de la Imprenta, que la han dejado para el final. "Hemos pasado ya por la calleja de Los Arquillos, el callejón de Santa Clara, el callejón de San Francisco y las callejas de Santa Clara, los Ahumada, los Rincones de Oro, Pimentera, Pan y Conejo, Horno de Guiral, la Marquesa, los Mascarones, Julio Gallón y San Francisco. Hemos dejado para las últimas esta de la Zapatería Vieja y la de la Imprenta porque son en las que hay talleres y queríamos detenernos un poco más en ellas", relata José, quien reconoce que "soy cordobés y mi familia madrileña se ha quejado de que no las he sabido guiar bien sin GPS. La verdad es que algunas de estas callejas ni las conocía", reconoce.

Cuando el grupo llega a la calleja de la Imprenta se agolpa en torno a una mesa convertida en un taller de abanicos pintados a mano, el taller de Juana Córdoba Arte, en el que Juana Urbano enseña a los visitantes "el método y la técnica con los que pintamos nuestros abanicos, para que sepan distinguir cuando de verdad es un abanico pintado a mano de cuando es estampado y lo venden como si fuera pintado a mano". "Nuestros abanicos son obras únicas, intransferibles, no hay dos iguales, aunque haya varios modelos de claveles u hortensias pintados en ellos, si los miras, nunca jamás verás dos iguales", defiende. Juana relata que el secreto de su arte "es un trabajo muy cuidado, muy elaborado, mucha constancia y cuando te encargan algo tenerlo para ayer, para nunca fallarle al cliente", puntualiza. "El modelo estrella y el diseño estrella, que además es único porque nadie lo tiene nada más que nosotros, es el abanico con claveles pintados", apunta, mientras una de las visitantes le pregunta dónde puede comprar un abanico suyo en otra época que no sea la del Festival. "Pues en el museo de la Casa de las Cabezas, que son nuestros distribuidores a cualquier parte del mundo", relata. "El abanico no se pasa de moda, está en auge, como el Festival de las Callejas", añade la artista.

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