Córdoba

Un verano diocesano para los jóvenes

  • Unos 2.300 niños en riesgo de exclusión social asisten a los campamentos de la Iglesia

Miguel Pozo, Demetrio Fernández, y Manuel Maestre, en el Palacio Episcopal.

Miguel Pozo, Demetrio Fernández, y Manuel Maestre, en el Palacio Episcopal. / Juan Ayala

La solidaridad llega a todos los rincones. Los meses estivales nunca son aburridos y todos los jóvenes los esperan para divertirse. Este es el motivo por el que la Diócesis de Córdoba amplía la oferta de actividades destinadas para más de 2.300 niños desfavorecidos, que tienen dificultades para vivir un verano como cualquier otro pequeño, a través de los campamentos de verano.

El Palacio Episcopal ha acogido la presentación del balance de los proyectos sociales Muévete con la Diócesis de Córdoba, al que han acudido el obispo, Demetrio Fernández, el director de la Escuela de Tiempo Libre Gaudium, Manuel Maestre, y el párroco de Santa Luisa de Marillac y director del campamento Puerta Verde, Miguel Pozo.

El obispo ha señalado la importancia de los barrios con los que se trabaja con este programa porque “son de los más pobres de España y no podemos estar indiferentes”. A su juicio, “no hay que olvidar que existen dos Córdobas”, ambas “tan cerca y, a la vez, tan lejos”. Por este motivo, opina que “debemos de superar los puentes” y ofrecer ayuda a todos estos jóvenes.

El prelado ha declarado también que “ser joven y divertirse” es lo primordial y ha reconocido que cuando ha visitado las escuelas de verano le ha sorprendido con la naturalidad con la que todos los niños “rezan y comulgan a la vez que se bañan en la piscina, hacen yincanas y juegan”.

Actividades culturales, deportivas y religiosas

Los campamentos de la Diócesis tienen diferentes objetivos. Por un lado, actividades culturales, deportivas y religiosas. Por otro, promover el voluntariado y la convivencia entre los jóvenes.

En el caso de Gaudium, el obispo señala que es un ejemplo de que “la Iglesia está viva y es joven para atender a los pobres”. La Escuela de Tiempo Libre Gaudium es uno de los ejemplos de solidaridad que, desde su fundación en 2014, no para de crecer y registra su récord de participación en 2019 con un total de 1.800 niños acompañados por 500 monitores. Una treintena de parroquias participan en las escuelas que promueve la entidad en lugares como: la aldea de El Rocío (Huelva), la casa de Cáritas en Torrox (Málaga) o Villanueva de Córdoba.

La particularidad de la entidad es que realiza cursos preparatorios para los monitores de tiempo libre. No se trata de poseer un título como tal, sino de motivar una sensibilidad especial destinada a cuidar de niños que tienen entre nueve y 17 años y que se encuentran en una situación de exclusión social, marginación y otras dificultades sociales. El director de Gaudium, por su parte, añade que “la formación se realiza a través de la Junta y la Instituto Andaluz de Juventud” y advierte de que, “una vez que te enganchas a los campamentos, es muy difícil desengancharse”.

Eso de “engancharse” es lo que le ocurrió a la voluntaria y coordinadora de campamentos de Gaudium, Bárbara Orihuela, que no faltado ningún año desde que se sumó al proyecto. La psicóloga pertenece a la primera promoción de monitores de la entidad, donde actualmente enseña en valores y hace hincapié en la empatía.

Reconoce que “estos niños sólo necesitan cariño y alguien que les escuche”, por esta razón, “el monitor es alguien muy influyente en los niños y hay que saber actuar”. Añade que “pueden darse casos de niños que han sufrido bullying para los que hay que actuar con normalidad y tratar de incluirlos con los demás sin que se note que son diferentes”.

En estos casos, continua, “hay que conocer algunas claves para identificar los problemas de cada niño”. Orihuela destaca también que, “en una semana de campamento, hay niños que cambian 100%, no te haces una idea, pero cuando vuelven a su entorno, regresan a la situación de antes”. Por este motivo, lo principal es “contactar con ellos de forma continua durante todo el año”, aconseja. Además, recomienda a todos los jóvenes probar estas actividades y apuntarse a los cursos de Gaudium porque “es una experiencia increíble”.

Algunas jornadas de Gaudium han sido un viaje a Ibros (Jaén) con 82 jóvenes de la parroquia Santa Victoria del Naranjo; la visita de 200 niños, procedentes de Cristo Rey en el Tablero, a Benamahoma y la Sierra de Cádiz; y próximamente, 65 de Fuente Palmera se dirigen a Castilblanco de los Arroyos (Sevilla).

Por otro lado, en el Sector Sur se desarrolla por primera vez el campamento Puerta Verde, una iniciativa de la parroquia de Santa Luisa de Marillac, que durante los meses de julio y agosto acoge entre 60 y 80 niños y cuenta con la ayuda de hasta 55 monitores. El párroco celebra la “gran acogida que ha tenido por parte del colectivo gitano” con una participación activa, al igual que de los voluntarios, que “son el mejor modelo para otros jóvenes”.

Al fin y al cabo, “es una puerta de la debemos salir los que tenemos posibilidades, es la ocasión para que entren los que tienen dificultades”, resume Pozo. Por ello, la intención es “que las actividades continúen de forma puntual durante todo el año”.

A estas propuestas se suma la Escuela de Verano de San Vicente Ferrer, que se ha desarrollado, durante unas cinco semanas en los barrios de Cañero y Fidiana. Esta edición ha contado con 117 participantes y 22 monitores.

No obstante, no sólo las parroquias están activas durante los meses de verano. Organizaciones como Acción Católica General o los Scouts Católicos también preparan sus propias escuelas con el mismo fin.

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