Córdoba

La ola de calor deja las máximas más duras de los últimos 50 años

  • Desde 1965, no se registran temperaturas tan extremas durante la última semana de junio y la primera de julio, cuando los termómetros marcaron más de 37 grados durante 18 días

Córdoba bate récord con las dos últimas olas de calor, que frieron por completo a todos los cordobeses y turistas que tuvieron el valor de salir a la calle antes de las nueve de la noche. El calor se sintió, se respiró y no dio tregua hasta ayer, cuando la máxima se quedo en unos tímidos 34 grados. Según fuentes de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), desde el año 1965 no se alcanzaban valores superiores a los 40 grados tantos días seguidos durante los meses de junio y julio, cuando se anotaron 18 días consecutivos con valores superiores a los 37 grados, desde el 16 de junio hasta el 2 de julio. Además, durante nueve de ellos, Córdoba se convirtió en una sartén gigante porque las temperaturas no bajaron de los 41. El tiempo es caprichoso y, aunque ha habido importantes olas de calor desde entonces, como a finales de julio de 1991, cuando se registraron diez jornadas con más de 40 grados, o en agosto de 2003, cuando los temidos 40 no dejaron de verse en los termómetros durante 15 días, el sol abrasador no había dejado temperaturas extremas tan pronto desde hace 50 años. Pero, esta no es la única marca que se consiguió batir, puesto que el lunes pasado se registraron los valores más altos en lo que va de siglo. Se llegaron a los 45,2 y el récord está en los 46,6, conseguidos el 23 de julio de 1995.

El mes pasado, la primera ola de calor comenzó a repartir bofetadas a diestro y siniestro el jueves 25, cuando se activó la primera alerta amarilla del verano por máximas superiores a los 37 grados. La segunda bocanada de aire caliente llegó tan pegada que solo dejó dos días de alivio a los cordobeses, cuando se registraron cifras por debajo de los 36. Son temperaturas excesivamente calurosas para los norteños, quienes se muestran hasta felices cuando amanece un día en el que pica el sol. Aquí son recibidas como agua de mayo, sobre todo, después de días en los que no se bajó de unos insoportables 43. Hasta el pasado jueves, han sido 15 días de pura agonía, de noches sin dormir, de días sin fuerzas por las altas temperaturas nocturnas de más de 24 grados. Se superaron los umbrales del sueño, que según los expertos se sitúa en torno a los 22. No hay que remontarse muchos días para encontrar los registros más extremos. Durante el lunes, el martes y el miércoles de la semana pasada el aire acondicionado, dentro de las casas, y el abanico, en las calles, fueron los mejores amigos de los cordobeses, pues hizo el primer día la máxima más alta de los últimos 20 años y apenas bajaron unos grados los dos días posteriores. Además, el lunes de la semana pasada ya se alcanzó el pico más alto de consumo eléctrico desde 2014, con 737 megavatios (mw), sobrepasando los 622 que se alcanzaron el 19 de septiembre del año pasado, el valor más alto de todo el verano.

El prolongado calor hizo que la Junta de Andalucía activase por primera vez en la historia la alerta roja sanitaria el miércoles, con la finalidad de prestar ayuda a los colectivos más vulnerables ante las altas temperaturas, que son los menores, los ancianos y los enfermos crónicos. Este protocolo únicamente se activa cuando se superan las temperaturas máximas y mínimas establecidas para cada una de las provincias andaluzas -esas temperaturas umbrales para Córdoba son 41 grados de máxima y 22 de mínima-. Cuando no se superan se habla de nivel verde; el nivel amarillo se activa cuando se superan durante uno o dos días consecutivos; si se siguen sobrepasando los parámetros durante tres o cuatro días seguidos se establece el nivel naranja; y si se superan durante cinco o más, como ocurrió en esta ocasión, se declara el nivel rojo de alerta sanitaria.

Aunque el viernes fuese un día especialmente agradable para el mes de julio, cuando no hizo más de 34 grados, una nueva ola de calor volvió a entrar ayer en la provincia, razón por la que la Aemet activó de nuevo la alerta amarilla, que continúa durante el día de hoy y mañana se convertirá en naranja a causa de los 40 grados diurnos que se volverá a ver en las pantallas de los termómetros callejeros y los 20 de mínima, únicamente a altas horas de la madrugada. Las temperaturas seguirán aumentando paulatinamente hasta, al menos, el próximo jueves, cuando se repetirán los 25 por la noche y los 41 durante el día. La Aemet ya pronosticó que este verano iba a ser especialmente caluroso, pues durante la época estival se esperaba que las temperaturas fuesen un grado superior a la media durante esta etapa del año. Las predicciones se están cumpliendo por ahora y parece que la tónica continuará por el mismo camino, al menos, durante toda la semana que viene.

Estas temperaturas están haciendo sudar la gota gorda a más de uno, sobre todo, a los que trabajan a pleno sol y no pueden refugiarse dentro de oficinas o centros comerciales durante las horas centrales del día. Por ello, la Dirección de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior, recomienda evitar los ejercicios prolongados durante las horas en las que sol aprieta con más fuerza, que se sitúan entre el mediodía y las 18:00; permanecer en interiores el mayor tiempo posible, así como beber frecuentemente agua y reducir el consumo de bebidas alcohólicas, azucaradas o con cafeína porque deshidratan.

Es necesario también protegerse la cabeza y los ojos de los rayos ultravioletas con, por ejemplo, gorras o gafas de sol. La ropa holgada y de colores claros es fundamental si se va a estar expuesto al sol durante horas prolongadas. Las comidas ligeras, ricas en agua y sales minerales como las frutas o las hortalizas eliminan la pesadez que provocan las comidas calientes, no recomendables para épocas en las que el calor se hace insoportable hasta en la sombra. Además, las altas temperaturas favorecen el riesgo de incendios forestales, por lo que hay que prestar atención a la quema de rastrojos en el campo, a los cigarrillos encendidos y botellas de vidrio, que incrementan el efecto lupa con sol.

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