"Vivir en Córdoba ya no es excusa"
Propietario de Blobject, una empresa que se opera en el sector de la movilidad y la asesoría en nuevas tecnologías, asegura que invertir 400 millones en el proyecto del tranvía constituye "una burrada"
ALFREDO Romeo es empresario y joven, términos inicialmente contradictorios como música militar. Empezó en la ciudad con Blobject, una sociedad dedicada a facilitar un método de transporte ecológico y asequible para el turismo: los coches eléctricos, una flota que posteriormente ha crecido con Segway, esos patinetes popularizados por Steve Jobs, dueño y señor de Apple. Hombre de conversación fluida como su padre, Jose María Romeo, el odontólogo, ex presidente del Córdoba y fundador de una activa ONG. Alfredo Romeo (Córdoba, 1974) confía ciegamente en el futuro como arma cargada de desarrollo desde una experiencia profesional en el ámbito bancario tras terminar su formación en Estados Unidos. Así, ha ampliado sus negocios desde el turismo a la movilidad sostenible (vende vehículos ecológicos y realiza asesoramiento de planes de movilidad) y a la adaptación a ese mundo global llamado sociedad de la información.
-¿Un empresario joven prefiere que le ayuden, que le protejan como a los cines de verano o que le dejen en paz?
-El empresario joven debe saber que tiene unas oportunidades enormes. El acceso a la información ha generado una revolución, en la que nos encontramos. Tiene formación porque tiene estudios y conoce el medio, que es internet. El empresario tiene que aprovechar los activos que tiene a su disposición a coste cero, el del tiempo, por ejemplo. Luego hay otra parte que es la de las ayudas públicas. Soy de la opinión de que la mejor llega por los impuestos. Que cuando se crea una empresa, joven o no, hay alguien que arriesga su patrimonio para generar riqueza y empleo. No habría que pagar impuesto de sociedades en cinco años, tasas municipales, que la seguridad social cueste menos durante un tiempo…
-Sí, damos valor añadido pero lo que nos da es reputación, no otras cosas. Tanto mérito tiene el tabernero, el pescadero o el panadero que se levanta a las seis de la mañana como nosotros. Nuestro mérito es saber utilizar las herramientas del siglo XXI, de ahí la oportunidad que tiene todo el mundo. Nuestra empresa está en Córdoba porque existe internet, que permite conocer las tendencias existentes en el mundo.
-Ustedes están ampliando el Casco para los turistas. Hay algo más que la Mezquita y la Judería.
-Sí. Desde que comenzamos con la empresa, sabíamos que nos convertíamos en un instrumento para todo un sector, para potenciar zonas de la ciudad que están infravaloradas. El mejor alcalde que ha tenido Córdoba fue Antonio Cruz Conde. Lo que hizo en los años 50 lo seguimos vendiendo ahora. Creó las callejas de las Flores y la Hoguera, introdujo los premios de flamenco, las actuales murallas vienen de su gestión. Nuestra tesis es que Córdoba tiene uno de los cascos históricos más extensos de Europa y hay una parte infrautilizada, la Axerquía, con un potencial enorme. ¿Cómo mandar a alguien desde la Mezquita a la Magdalena, que es la mejor plaza de Córdoba? Además, tenemos más usuarios de movilidad reducida y nuestra pretensión era capitalizar eso. Nuestro valor añadido es grande pero no por eso nos tienen que ayudar más o menos. Cualquier persona que, cada día, arriesga su dinero y se levanta todas las mañanas para crear riqueza es digno de alabanza. Sí nos da reputación que nos ayuda a crear oportunidades de negocio en otras áreas que trabajamos, como la consultoría tecnológica o la movilidad sostenible. El coche eléctrico se incubó en el área de consultoría.
-¿Es posible el negocio de Blobject en el segmento de servicios turísticos porque el visitante ha cambiado?
-Nosotros tenemos una experiencia corta, pero todo el mundo empieza desde cero. Un enorme tanto por ciento de la gente que viene ya busca antes en internet lo que va a ver, qué servicios puede contratar. Ha pasado la época, y eso sí lo hemos sufrido, del que llegaba a un lugar y le preguntaba al recepcionista de su hotel. Ya conoce qué partes tiene la ciudad, qué posibilidades… Desde ese punto de vista, nuestras oportunidades son enormes. Los clientes son diferentes. Nosotros llegamos a clientes de todo tipo de edades, de nacionalidades.
-¿El cliente tiende ya a querer caminar solo?
-Sí. Hay visitantes de todo tipo, que tienen perfiles variados. Los coches turísticos están pensados para personas que tienen movilidad reducida, por ejemplo familias que vienen con un carrito de bebé. Sí, ha cambiado en todos los sentidos.
-¿Con los cocheros de caballos, bien?
-Sí. En su día sacaron una nota de prensa, pero sin ningún problema. Somos complementarios. El encanto que tiene pasear con un coche de caballos no lo tiene un coche eléctrico.
-Otro de sus negocios es el de la movilidad. Ese es un debate a abrir, que se ha iniciado con el proyecto del tranvía.
-Nuestro eslogan como empresa es Otra forma de moverte. El siglo XXI es totalmente distinto, es otra cosa. Y no critico el tranvía, ojo, pero el tranvía es una solución del XIX, con un movimiento fijo por una ruta, sin más información, ni un estudio global, ni una cadencia ideal. Hay otros proyectos, que están en desarrollo, donde se funciona bajo demanda. En Heathrow, uno de los aeropuertos de Londres, se implantará un sistema de monorraíl magnético bajo demanda, mediante unas cápsulas que responden a las necesidades de los viajeros existentes en ese momento. Eso, que no sé si es el adecuado, es un ejemplo de que en el XXI hay que implantar la mejor solución de futuro. Si el coste son 300 ó 400 millones, es una locura. Es el 60 o el 70% del presupuesto anual de Córdoba. Es caro. Se tendría que analizar globalmente qué se necesita.
-Totalmente de acuerdo con que se restrinja la entrada de tráfico al Casco Histórico. Es nuestro activo. Desde ese punto de vista, cambiar el modo de moverse es complejo y largo. Vivir en el Casco tiene muchas ventajas, pero también restricciones. No hemos entendido cómo gestionar una ciudad. Movimientos como Carril-Bici han hecho un loable intento de educar a la sociedad en la preferencia del peatón. Hay que buscar alternativas, abrir un debate global.
-También es sociológico. Aquí se reúne dinero y se compra el coche. Fuera no.
-Yo no he tenido coche hasta que mi hija nació. Y la bici no es alteranativa. Tiene una época en la que no se puede imponer como sistema. Por el calor, el sudor… Tenemos que pensar en alternativas. Hay que pensar ya en sistemas como microbuses eléctricos, que es verdad que son caros pero que van a bajar. Si se compara con lo que costará el tranvía, nos podemos comprar 1.000 autobuses eléctricos. Creo en ello, en algo más reducido. Si las cifras son verdaderas, es una burrada. Cuando se hizo el AVE, se hizo para llegar al 92, pero ha tenido un beneficio general en Andalucía. El tranvía es sólo local. Los coches eléctricos solventan los problemas de movilidad y articulados de forma coordinada están sirviendo para formular sistemas más baratos de transporte. Si dentro de 20 años hay que cambiar el sistema tecnológico, y este es un concepto de informática, los costes serán enormes. ¿Cuánto tardará el tranvía? Asumamos diez años. ¿En 2018 no habrá un sistema más barato y sostenible?
-Usted trabaja en tecnología, un aspecto que ha cambiado el mundo.
-Yo me pregunto cómo desde casa se puede votar a quién sale de un programa de televisión y no puede decidir sobre la gestión ciudadana. Me trae al pairo el programa de televisión, pero no las decisiones políticas.
-En realidad, es un elemento político nuevo, de expresión.
-El 11-M del 2004 se demostró qué podían hacer las tecnologías. Influyeron notablemente en el cambio político del 13-M. Ésta es la participación ciudadana real. Individualmente, no a través de reuniones de asociaciones de vecinos, se pueden arbitrar sistemas para debatir. Pero el sistema es resistente al cambio.
-Tan resistente que es difícil mandarle un correo electrónico a un concejal.
-Los concejales deberían estar obligados a responder semanalmente a todos los correos. ¿Cómo es posible que el diálogo entre un político y un ciudadano esté al arbitrio de lo que diga su jefe de prensa, de que conceda una entrevista, una rueda de prensa? Deben estar ahí porque le pagamos. Que conteste como quiera, pero que conteste. ¿Sólo pueden contestar en elecciones, cuando se pide el voto?
-¿Es la empresa de a pie demasiado lenta para adaptarse a ese proceso?
-Hombre, el empresario siempre está buscando oportunidades de negocio. Sí creo que no se están aprovechando todas. Hay algunos casos modélicos, como el de Inditex, que es un ejemplo. Aquí hay muchos casos de uso adecuado, pero no conozco casos vanguardistas. Si las aprovecháramos… Ahora mismo nos estamos jugando los próximos 50 años.
-Quizá porque es un proceso individual, no colectivo. De ocio, no de expresión.
-El siglo XXI demuestra que cien personas tomando una decisión colectiva saben más que uno. Eso es ciencia. El individuo tiene la oportunidad de expresarse. Será directamente proporcional el desarrollo económico de las ciudades a cómo se capitalice esa información que pulula, ser capaces de juntar la inteligencia colectiva.
-Porque no hay límites.
-No. Las distancias han quedado borradas, como las fronteras. Un inglés desde Marbella hace un programa de radio de éxito. Vivimos en un mundo sin espacios. Estar en Córdoba ya no es excusa. Hemos vivido en una sociedad pesimista. Y a eso me niego. En esta empresa ha estado la BBC, la CNN, Discovery Channel. ¿Eso era posible?
-La clave estará en la educación.
-Soy muy crítico con la generación que viene. Internet ha dejado todo a un click de diferencia. La opción es investigar, leer prensa extranjera, investigar o ir de botellón. La gente que trabaja con nosotros está muy preparada y es que el acceso a la información permite la oportunidad de una formación brutal.
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