Vecinos de la Corredera han pedido al Ayuntamiento de Córdoba una solución para las personas sin hogar que pernoctan en el entorno de la plaza, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) de Andalucía en 1981, y que su estado de suciedad, los actos vandálicos que ha sufrido y el poco cuidado que presenta ha sido denunciado en múltiples ocasiones en los últimos meses, tanto por asociaciones vecinales como por grupos políticos.

Esta vez, desde Andalucía entre Tod@s, han recordado que existe la Mesa del Sinhogarismo, que debería dar solución a las personas que duermen en las calles, aunque han criticado que desconocen "para qué se constituyó ni su quehacer diario, la memoria de acciones, diagnóstico y trabajo del día a día". 

Los vecinos han aprovechado para recordar "la desaparición de lámparas protegidas" que Urbanismo removió hace ya más de un año y han calificado el estado de la plaza como "una desidia por el Patrimonio Histórico de un nivel esperpéntico". Ante esta situación, desde la plataforma han pedido tanto al alcalde, José María Bellido, como a la concejala delegada de Servicios Sociales, Eva Contador, y el concejal de Urbanismo, Salvador Fuentes, buscar una solución tanto para las personas sin hogar como para el estado en el que se encuentra la plaza.

Ya el pasado 17 de noviembre la asociación de vecinos la Axerquía pidió al Ayuntamiento de Córdoba una ordenanza para proteger la plaza de la Corredera del uso "degradante" al que está siendo sometida por la suciedad, la ocupación por parte de los veladores y la contaminación acústica y producida por el paso de vehículos. Fue el propio Consistorio el que propuso un proyecto de rehabilitación integral, que aún no se ha llevado a cabo y del que no se conocen novedades un año después de su presentación.

Según los archivos de la Junta, la última gran actuación en el enclave ocurrió en el año 2001, pero fue el 8 de mayo del año 2003 cuando se aprobó, en Pleno municipal, el plan de usos de la plaza. Con este plan, que fue recuperado en el año 2015, se pretendía limitar las actividades que se realizan en la zona, prohibir la publicidad en bares y veladores, respetar un espacio de 1,5 metros para el peatón y delimitar también el espacio para las terrazas, que hoy ocupan casi todo el espacio, sobre todo por las tardes. Dicho plan nunca ha sido ejecutado.