El Campo de la Verdad

Ustedes deciden

  • La opinión que importa es la de quien tiene que votar el primer domingo de Feria · El Día reunió a los tres candidatos con mayor peso cuantitativo para confrontar ideas · Nieto ha lijado sus aristas, Ocaña defiende el castillo y Durán ha ganado aplomo pero le falta velocidad punta · ¿Nadie quiere hacer oposición?

LO mejor de las elecciones es que, por mucho que digan los candidatos o que escribamos los periodistas, son ustedes, los votantes, quienes tienen la decisión final. No hay más. En El Día, con la colaboración de ETEA, decidimos reunir en una misma sala a los tres alcaldables con más posibilidades de tener un papel relevante para el público pueda establecer diferencias, valorar opciones, sacar consecuencias. El contenido lo han podido ya leer en las páginas del periódico y en la edición digital. Los gestos, el tono, los nervios, los matices del discurso los tienen a su disposición a partir de hoy gracias a los compañeros de la emisora Vive Una Televisión.

El análisis de un encuentro como el del pasado jueves sólo puede realizarse desde la subjetividad. Entiendan estas líneas de esa manera. Dijo García Márquez que, a los jóvenes periodistas, les recomendaba no tomar notas. Lo que no se queda en la memoria no merece ser escrito. En la retina del cronista, queda la consecuencia de que se acabaron las etapas de los encantadores de serpientes. Fruto de estos tiempos de incredulidad, los tres candidatos son personas prácticas, poco dadas a florituras. La diferencia está en el aplomo. Andrés Ocaña tiene más mili que nadie y se sabe el Ayuntamiento como nadie. Juan Pablo Durán se ha sometido a un curso intensivo de ciudad. Le falta solidez pero no es ni por asomo el de hace unos meses. José Antonio Nieto se ha pasado a la política real. De los cuatro, fue el que más cómodo se encontró en un formato que obliga a responder rápido.

Ninguno de ellos va a tener que ir al traumatólogo por recibir abrazos. No hay ese carisma que, en tantas ocasiones, es una estafa, pura palabrería que satura las formas porque no hay fondo alguno. Lo mejor del encuentro es que se fue al grano. No había tiempo para otra cosa. Responder en menos de un minuto debe ser complicado. A Nieto se le vio más directo. Ocaña necesitó en ocasiones más para explicarse, aunque se acomodó conforme le fue cogiendo el tranquillo al reloj. A más brevedad y concisión, Durán transmitió mejor.

A ninguno se le fue la cabeza. O casi. Hubo alguna propuesta que nadie recordará el 23 de mayo. Durán propuso contratos de hasta un año para un miembro de las familias que tengan en el paro a todos sus miembros. Irrealizable por falta de financiación y por razones legales. Ocaña apostó por actualizar los precios de los servicios públicos. Impopular. Traerse empresas privadas para invertir en Córdoba, como dijo Nieto, no es cuestión de hoy para mañana.

La exigencia. Quizá por allí vayan las diferencias. Andrés Ocaña ha adoptado la defensa del modelo político de IU, una suerte de progresismo conservador. La defensa del camino ortodoxo (síntoma: ayer se hizo una foto con Julio Anguita que queda para los anales). Nieto ha cambiado. Casi todas las aristas de su discurso han sido convenientemenete lijadas. Las esquinas se han redondeado. El material rugoso se ha alisado. Se ha hecho una especie de lifting para no parecerse a las propuestas o las decisiones de gestión que se están tomando en otras ciudades andaluzas por parte de alcaldes y alcaldesas del PP. Durán es el que tiene menos que perder y sin embargo arriesga poco. Ha ganado en tono muscular aunque le falte velocidad punta.

Obsesión por la economía. Son los tiempos que corren. Todos los candidatos centraron sus propuestas en el empleo, en la industria, en la hostelería. Asuntos en los que un alcalde es un bombero que intenta apagar un incendio de enormes proporciones con una cubeta de agua y una manta mojada. La cultura se sigue viendo, ay, como una prolongación de la actividad turística. Y no es eso, no es eso. Un par de tópicos y andando. Necesitan mejorar.

Los grandes proyectos han cedido su espacio a la microeconomía. Más concretamente a la supervivencia. Nieto ha advertido que no adjudicará el centro de congresos pero ni Ocaña, ni Durán se desgañitan en la defensa de la idea. Todos saben cuál es la situación económica del Ayuntamiento. Difícil, muy dura. Hay para pagar las nóminas y para pocas alegrías más. El hecho de dorarle la píldora a las empresas municipales tiene mucho que ver con tener a sus trabajadores tranquilitos. Prometer inversiones públicas es, a estas alturas, un guiño vano al electorado que sigue creyendo en los Reyes Magos. Según las encuestas -perdón por mentar la soga-, muy poco.

Momento Obama. Ocaña se cortó, que no le pega. "Tengo los pies en el suelo", dijo. Nieto y Durán hablaron de confianza, de alegría. Ningún usó la palabra ambición. Yes, we can es, en esta Córdoba, un sarcasmo.

Ocaña lo dejó bien claro. O alcalde o puerta. Durán eludió la pregunta de la presidencia de la Diputación, lo cual implica una confirmación en toda regla. Nieto dijo que dedicará todo su tiempo a la Alcaldía pero la pregunta concreta, bastante sencilla, era si dimitirá de su puesto de parlamentario andaluz. En su día, dijo que o el bastón o para su casa. Pareciera que nadie está dispuesto a ejercer la necesaria oposición. Tiempos duros éstos.

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