Córdoba

La Señora vuelve a casa

  • Cientos de personas acuden a la iglesia de San Jacinto para rendir culto a la Virgen de los Dolores, tras permanecer desde el pasado 14 de julio en el taller de Regespa donde se ha sometido a su restauración

El mal tiempo y la lluvia no impidieron que cientos de personas, fieles y devotos, pasaran ayer por la iglesia de San Jacinto. La Señora regresó de manera oficial ayer a casa tras permanecer varios meses retirada del culto. La Virgen de los Dolores volvió a ocupar su lugar de excepción regresando a su camarín del templo para recibir a la feligresía. Un espacio que ha permanecido cubierto estos meses, hasta que ha vuelto su luz principal.

El templo abrió sus puertas a primera hora de la mañana y no las cerró hasta que el último visitante rozó las manos de la Virgen de los Dolores con un beso simbólico. Y es que la Virgen de los Dolores presidió un besamanos extraordinario a lo largo de toda la jornada, una ocasión en la que se pudo apreciar de cerca el resultado de la restauración a la que ha sido sometida desde el pasado 14 de julio, fecha en la que la imagen dolorosa partió al taller de Regespa, en el que se ha consolidado la talla.

Para la ocasión, la plaza de Capuchinos también se vio engalanada con una serie de colgaduras con el escudo de la hermandad de la Virgen de los Dolores, realizadas por la mayordomía de la cofradía. El carácter extraordinario del besamanos, según explicaron desde la hermandad, se debe a que Los Dolores lo celebra cada cinco años. En concreto, los años que terminan en cero o en cinco. El próximo no secelebrará hasta 2010.

Hasta la iglesia de San Jacinto también acudieron numerosos servitas -hermandad vinculada a la orden de los Siervos de María- de ciudades como Carmona (Sevilla), Ceuta y Málaga, entre otras. El que tampoco faltó al besamanos fue el poeta Pablo García Baena, un gran devoto de la Virgen de los Dolores, quien permaneció durante bastante tiempo en el interior del templo contemplando la restauración.

Aunque ayer fue sin duda un día grande. El pasado viernes el obispo, Juan José Asenjo, presidió una eucaristía, en la que aseguró que los trabajos de restauración de la imagen han servido para "devolver ala Virgen la brillantez con que salió de las gubias del escultor Juan Prieto en 1719".

Los trabajos de restauración, dirigidos por Rosa Cabello y que han contado con la intervención de Enrique Ortega, han conseguido devolver a la imagen su esplendor primitivo, tanto en el rostro como en las manos. En concreto, se ha procedido a la limpieza de la policromía, con la eliminación de los repintes que existían y la supresión de las manchas de suciedad; todo ello, sin afectar a la pátina dejada por el tiempo. Además, también se ha procedido a la eliminación de algunas grietas existentes y a las huellas dejadas por los alfileres. Todo el tiempo que se han prolongando los trabajos de restauración se ha aprovechado, además, para confeccionar un pollero para evitar que el peso de los mantos lo soporte la talla directamente.

Antes de llevar a cabo estos trabajos, los restauradores elaboraron un informe que contó con el respaldo de la Vicaría de Economía, Fundaciones y Patrimonio, y también con el beneplácito del cabildo general de hermanos en la asamblea que se celebró a finales del año pasado.

Mientras la imagen ha estado retirada al culto, la hermandad servita también ha querido aprovechar el tiempo para hacer alguna que otra reforma. Así, en estos meses se ha pintado el camarín y se ha devuelto a las yeserías del siglo XVIII la policromía original en tono azulado. La iluminación del recinto también se ha modificado, al igual que la del presbiterio, con un sistema de luz fría que amortigua el impacto que sufría la talla cada vez que se encendía en su totalidad. Con esta nueva iluminación se ha buscado resaltar los valores del camarín, subrayando la importancia de la Virgen de los Dolores, así como ofrecer un aspecto proporcionado del retablo que lo enmarca.

Fue en 1965 cuando el imaginero Juan Martínez Cerrillo hizo la última intervención en la talla, justo en las fechas previas a la coronación canónica. Desde aquel momento no se ha realizado ninguna intervención de tanta importancia en esta obra.

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