El campo de la verdad

Llegado el momento del finiquito

  • Con el punto y final a las negociaciones, el Consistorio empezará a despedir personal de entidades como el Instituto de Deportes o el Imdeec · Parece un signo de los tiempos el incremento de servicios prestados por contratistas para sustituir el trabajo de los empleados públicos por una cuestión de coste

LA conclusión del Expediente de Regulación de Empleo del Instituto Municipal de Deportes y el finiquito a los contratos de los trabajadores excedentes, según el plan de ajuste elaborado por el Ayuntamiento, del Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo convertirán las próximas semanas de la gestión local en el trago amargo que muchas empresas y autónomos han pasado ya (y de una forma más severa) desde que comenzó la crisis. Con distinta intensidad, el equipo de gobierno ha centrado los despidos en la estructura municipal, formada por unos 4.000 trabajadores, en dos organismos satélite sobre los que venía anunciando una propuesta de recorte mucho más pronunciada desde que se inició la gestión del Partido Popular en la ciudad.

Lo primero de estos casos es transmitir un mensaje de solidaridad a los afectados así como reclamar que se cumpla la legalidad (el episodio de Vimcorsa debería hacer reflexionar a alguien) y desear que las posibilidades de reintroducción en el mercado laboral sean eficaces. Sin matices. La figura del empleado público ha recibido un vapuleo tal en los últimos años que se pierde la perspectiva. Una cosa es que las instituciones no hayan funcionado y otra, distinta, que quienes paguen el pato sean los eslabones más débiles de la cadena. Ojalá los afectados tengan la posibilidad, más pronto que tarde, de tener otro empleo y que el Ayuntamiento, dentro de sus posibilidades, les eche un cable.

El gobierno municipal y la oposición se han enzarzado cada vez que han podido en un debate de gruesas palabras sobre esta cuestión en particular. El PP ha sostenido que los despidos en el sector público no son una cuestión exclusiva del Ayuntamiento de Córdoba y que afectan, en realidad, a un porcentaje muy pequeño de la plantilla municipal. No se habrían hecho, afirma el argumentario del equipo de gobierno, si no hubiera sido por la gestión económica de los anteriores mandatarios municipales, tildados de manirrotos y derrochadores. Izquierda Unida y PSOE, por su parte, han acusado a los populares de cargarse el empleo público en aras a una visión exclusivamente economicista de la gestión municipal con el objetivo de entregarla a subcontratas. UCOR ha rechazado los despidos pese a haber apoyado medidas del PP que los hacían posibles. En fin, cosas que pasan en la calle Capitulares, número uno.

IU y el PSOE saben que el PP no deja de tener su razón en algunas cuestiones que está planteando. Nadie con dos dedos de frente es capaz de negar que a lo largo de los años anteriores se hicieron cosas mal o muy mal. El hecho de que un interino lleve en el mismo puesto casi 20 años implica que alguien no ha entendido qué significa la palabra interinidad. Montar entidades enteras sobre la base de ofertas genéricas al Servicio Andaluz de Empleo es un disparate que a Valentín Priego, por ejemplo, le costó sus malos ratos intentar enderezar en el Imdeec. Vaciar progresivamente de competencias el Instituto de Deportes fue una muy mala noticia para sus empleados. IU y el PSOE son culpables de eso. Habría que repasar qué hizo el PP entre 1995 y 1999. Se lo avanzo: más o menos lo mismo. Engordar la plantilla y ser generoso en la negociación de convenios por motivos de interés estrictamente electoral.

El actual equipo de gobierno parece haber advertido sus propias debilidades en este campo. Que los únicos despidos se vayan a producir en entidades de bajo presupuesto y poca plantilla significa que en un momento determinado alguien pensó también con criterio político. Las grandes bolsas de salarios municipales en el sector público han quedado recortadas aunque sin las podas dramáticas que en su momento se anunciaban. Sadeco, que tenía un problema nivel maya, ha sufrido una reducción salarial del 1% y ya anda, parecer ser, equilibrada. Lo de Urbanismo ya no lo entiende nadie y Aucorsa cerró un acuerdo que es, dentro de lo malo, muy poco mejorable para los intereses de su plantilla. Llegado el caso, el PP parece haber emulado el chiste del dentista y el paciente que pregunta lo de "¿a que no nos vamos a hacer daño?" mientras agarra lo que agarra. El dentista, obviamente, es el PP.

Los problemas se han transferido más que solucionado. Está en curso una reforma de la legislación local que dice que todas las empresas municipales que no sean autosuficientes al corto plazo entrarán en causa de disolución obligatoria en agosto de 2015, apenas unos meses después de las próximas municipales.

Este ayuntamiento y muchas entidades oficiales parecen haber optado por la gestión externa de servicios como un método de abaratar su funcionamiento, que es la clave de todo, sustituyendo con personal de empresas privadas a los empleados despedidos, jubilados o fallecidos. La presencia cada vez más relevante de contratas en la prestación de servicios públicos parece ser un signo de estos tiempos de crisis y cambio. Lo mejor en estos casos es que se diga abiertamente en vez de tirar al plato de tapadillo. Al final, y miren si la cosa tiene su miga, hay gente dispuesta a hacer negocio con este tipo de cosas.

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