La Gloria de San Agustín

Exageraciones

  • A mí me parece muy bonito que en navidades las calles se llenen de luces y se escuchen villancicos

Iluminación de la calle Cruz Conde.

Iluminación de la calle Cruz Conde. / EFE

No seré yo el que diga que lo de la calle Cruz Conde no está bonito, pero también que yo creo que está pensado para una avenida más amplia, o hasta para El Arenal, que ahí suena tela marinera y hasta te escuecen los ojos de la luz que hay, que yo no sé cómo va a ser la factura con Sevillana del Ayuntamiento este mes.

En cualquier caso, yo siempre lo diré, porque siempre lo he dicho, a mí me parece muy bonito que en navidades las calles se llenen de luces y se escuchen villancicos y los comercios estén a rebosar, que quieras o no te alegran, o a mí me alegran. Y es que las navidades también tienen su parte tristona, que es grande, mucha, y por eso cualquier cosa que las alegre yo le doy la bienvenida, seamos sinceros. A mí, por lo menos, me pasa.

Y es que me acuerdo de mucha gente, de mis padres sobre todo, pero también de algunos amigos que se me han ido, pocos, pero ya tengo algunos, y eso siempre da mucha pena, y más estos días. Pero vamos, que no seré yo el que diga que no es exagerado lo de la calle Cruz Conde porque lo es, pero a lo mejor es bueno que de vez en cuando lo seamos. Hay que ser exagerados, por ejemplo, en pasarlo bien, eso siempre, que darse cortos no es bueno, que lo digo, que aunque te duela la tripa no pasa nada por seguir riéndote, las cosas como son. Y con los amigos y la familia, queriéndoles, tampoco sobran las exageraciones, para nada, que lo que sobra y sobran son otros malos sentimientos.

Y tampoco son malas las exageraciones en el fútbol, siempre que sean buenas, claro. Nuestro equipo lo está demostrando, que mientras más puntos de distancia tengamos con el segundo no pasa nada, y lo mismo decimos con los goles, mientras más mejor, que eso siempre es bueno y siempre trae puntos detrás y buenas noticias, que el problema es cuando te los encajan.

En fin, que ya estamos, con los belenes puestos desde el puente, como está mandado, y deseando volver a celebrar lo de siempre y a acordarnos de los de siempre, que estas fiestas tienen eso, ratos buenos y ratillos regulares. También acordarse de los que no están es bonito, porque eso significa que te quisieron y los quisiste, claro que sí. Pues ya me callo, que el nudo del estómago está apretando y yo estoy para otras exageraciones, las buenas, que de las otras ya ando bien servido para un buen tiempo.

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