mayo festivo | viernes de feria

Día grande de colorida mezcla

  • En la penúltima jornada de la última fiesta de mayo el calor vuelve a ser uno de los grandes protagonistas, pero también lo son las ganas de aprovechar lo poco que queda ya para disfrutar de la cita con El Arenal

Aspecto que presentaba el paseo de caballos del recinto ferial ayer al mediodía.

Aspecto que presentaba el paseo de caballos del recinto ferial ayer al mediodía. / reportaje gráfico: rafael a. butelo

Esto está a punto de acabarse. Un día, 24 horas, tan solo eso resta para que la ciudad efímera que es la Feria diga adiós y con ella también lo haga un intenso mes de mayo. Aún con el segundo sábado por delante, quizá el más multitudinario, la jornada del viernes volvió a dejar estampas típicas. Típicas como el grupo de amigas que quedan para comer vestidas de flamencas o típicas como la familia que acude a El Arenal en vaqueros.

Este último tirón de Feria conjuga además dos de los días más multitudinarios, aunque es cierto que el calor se ha dejado notar y ayer hubo que esperar para ver el ambiente multitudinario que se suele observar durante esta jornada. Las altas temperaturas ya dejaron ver sus consecuencias durante el miércoles, por ejemplo, siempre un día de aglomeraciones por el botellón y los descuentos en las atracciones, y que no llegó a aglutinar a tanta bulla como otros años (aunque al menos la lluvia no ha hecho acto de aparición, que siempre es de agradecer).

Aún así, a la gente no se le quitan las ganas de fiesta y ni mucho menos el recinto ferial estuvo vacío. Fue a partir del mediodía cuando comenzaron a ambientarse las casetas y una zona de cacharritos que estuvo activa sobre todo en su parte dedicada a los más pequeños. La familia Rendón Gavilán aprovechó las pocas colas para montar a los benjamines en esa especie de poni mecánico que, a falta de los de verdad, simulan un movimiento cuanto menos extraño. "Vinimos el miércoles, pero no merece tanto la pena por las esperas, así que hoy, aprovechando que estamos los dos de descanso, nos hemos venido a pasar el día", comentaba la madre mientras intentaba subir en el extraño tigre a uno de sus hijos.

Y es que si por algo se caracteriza el viernes de Feria es por la amalgama de instantáneas que aporta al imaginario colectivo del Mayo Festivo. Grupos de amigos que aprovechan la salida al mediodía del trabajo para una convivencia en torno a una copa de fino y jamón, la familia que lleva tiempo sin verse y no encuentra mejor lugar que El Arenal para volver a hacerlo o el grupo de amigos para el que la fiesta comienza cuando el sol se ha ido y necesita reponer fuerzas antes de pisar el albero a base de rebujito en vaso de tubo en el Balcón del Guadalquivir.

Y, además de todo eso, el penúltimo día de Feria también es momento de convivencia con la provincia. Es tradicional, aunque no tenga explicación científica, que los cordobeses de fuera de la capital acudan en este segundo fin de semana a disfrutar de la Feria de Nuestra Señora de la Salud. Así lo hicieron los miembros de la familia Urbano Díaz, procedentes de Espejo, y que hicieron noche para también aprovechar la jornada de hoy. "Nos quedamos en casa de unos familiares y así podemos disfrutar también de las casetas de noche, que no están mal", explicaba el padre mientras caminaba hacia una de las tómbolas que se suceden una tras otra en la calle del Infierno.

Porque además de cacharritos y casetas, la Feria también se caracteriza por contar con gran cantidad de puestos donde probar suerte a veces sale bien, y otras, deja el monedero vacío. Los dardos, las simulaciones de carreras de caballos, las escopetillas... Muchos son los tenderetes donde lo mismo uno sale con una serpiente de dos metros de largo y color hortera, que con un peluche de la Patrulla Canina (sigue de moda), y donde también cabe la posibilidad de que se reponga algún electrodoméstico de casa. Eso sí, los hay que prefieren no tentar a la suerte y tirar hacia lo seguro porque el Siempre gana no da lugar a especulaciones y el pescar patos es un deporte con premio seguro.

Pero tómbolas y cordobeses aparte, la Feria empieza a coger poco a poco un tono internacional y los turistas que se pasean por la Judería y que se extrañan de que al fondo haya una réplica de la torre de la Mezquita tampoco quieren perderse el espectáculo. Venidos de Bélgica, un grupo de amigos decidió hacer un alto en el camino de la ruta turística y pasearse por El Arenal. Lo hicieron además porque como comentaba una de las españolas del grupo, Josefita Mellado, allí en Bélgica tienen, nada más y nada menos, que una academia de baile flamenco.

Y así se fue un día más de esta Feria que si se ha caracterizado por algo ha sido por el calor, calor que por otra parte no ha frenado las ganas de despedir mayo tal y como se merece. Aún por delante queda un día que seguro que vuelve a dejar un buen sabor de boca y ganas para el año que viene.

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