solidaridad crisis de refugiados

Altruismo veraniego en Grecia

  • El alcalde de Pozoblanco, Emiliano Pozuelo, se desplaza durante un mes a un campo de refugiados heleno con la ONG Olvidados en Filippiada, al norte del país

"Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo", escribió Eduardo Galeano en su obra Patas Arriba. Lo que quizás no tuvo en cuenta el escritor y periodista uruguayo es que, en algunas zonas del mundo, existen personas presas de ambas cosas, de necesidad, y de miedo. Un ejemplo bien claro son los innumerables refugiados sirios que huyeron y huyen de las bombas y balas que están derruyendo su país y matando a sus compatriotas.

La mayoría de estos exiliados forzosos en su huida hacia zonas más seguras llegan a las costas griegas, donde son asistidos por voluntarios de organizaciones filantrópicas. Uno de los que han decidido prestar ayuda durante sus vacaciones veraniegas en lugar de sumirse en nuevas experiencias ocio-turísticas ha sido el alcalde de Pozoblanco, Emiliano Pozuelo (En Positivo). "Venir hasta aquí forma parte de un compromiso personal que tenía conmigo mismo y que me permitiera seguir alineando mis valores con las acciones que desempeño en el día a día", relata el alcalde a el Día.

Aventurarse en un viaje humanitario de este tipo no fue producto de un desvarío pasajero. "La crisis de refugiados es un tema muy sensible en el que he profundizado bastante para conocer todos los entresijos que entraña", asegura. La oportunidad de desplazarse a Grecia le llegó de la mano de una joven pozoalbense que iba a viajar hasta el país heleno para desempeñar labores de asistencia a los asilados como voluntaria. "Cuando vino al Ayuntamiento a pedir gorras para los niños le pedí que me contara el proyecto en el que iba a colaborar y me gustó tanto la idea que le dije que me iba con ella", detalla.

Así, el pasado 11 de julio partió hacia Grecia y, junto a la ONG Olvidados se instaló en el campo de refugiados "o de concentración", como él llama al antiguo cuartel y polvorín militar donde se asienta el mismo, de Filippiada, ubicado al noroeste del país. "Cuando llegamos aquí y conocí su tremenda y dramática realidad se me derrumbó todo, me quedé en shock, no me creía que en Europa existieran lugares como estos", asegura y añade que "hay 90 familias viviendo en 90 tiendas de campaña y cada una tiene su historia, a cual más terrible". El regidor señala que "el campo está controlado por militares griegos que les dan, al día, un litro y medio de agua y una ración de comida por tienda, el resto de comidas y necesidades son cubiertas por las ONG".

Las labores que ha estado desempeñando Pozuelo en Filippiada han sido muy diversas y han ido desde prestar asistencia psicológica a construir espacios comunes o rehabilitar los que se encontraban en mal estado. Según explica el alcalde, "la situación mental de los refugiados es sin duda lo peor, ya que no saben qué va a ser de ellos de aquí a unos días y, por eso, intentamos levantar su ánimo y evadirlos de sus problemas". "También estamos construyendo y habilitando edificios del antiguo polvorín para emplearlos como escuelas, organizando talleres lúdicos, desempeñando labores de fontanería o trabajando la psicomotricidad de muchos niños que, desde que nacieron, no se han bajado de los brazos de sus madres y no saben andar", describe. Uno de los trabajos que más le ha costado llevar a cabo al primer edil de Pozoblanco ha sido la instalación de huertos en la puerta de cada tienda de campaña. Subraya que "estuvimos dos semanas peleando con los militares para conseguir que nos dieran la autorización y poder sembrar en el exterior de cada tienda un poco de albahaca, que ahuyentara a los mosquitos, té y otras plantas para consumo propio". Pero los problemas con el Ejército no se quedaron en la instalación de huertos. "Uno de los días no nos dejaron entrar al campo y, cuando los refugiados se enteraron, se concentraron en la puerta frente a los militares creando una situación bastante tensa hasta que, finalmente, nos dieron permiso", describe, al tiempo que anota que "otros días, tenemos que sacarlos a hurtadillas de la empalizada para llevarlos al médico".

Pozuelo dice que a su regreso a Pozoblanco como regidor -esta misma semana-, será "una persona totalmente distinta en todos los ámbitos de mi vida" y reconoce también que "lo peor" llegará el día en el que tenga que volver porque "es imposible no rebasar la barrera de lo personal".

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