Cómics

El oro del tiempo

Detalle de una viñeta de la obra.

Detalle de una viñeta de la obra.

Nick Carter & André Breton. Una pesquisa surrealista es el nuevo álbum de David B., uno de los nombres propios de la historieta francesa contemporánea, autor de mil cosas, eclipsadas por la obra maestra Epiléptico. La ascensión del gran mal (1996-2003). Lo publica Impedimenta, que ya nos ofreció su Hâsib y las serpientes (2017) y Diario de Italia (2020), y que sigue mostrando su buen ojo en la selección de cómics (les recomiendo que repasen el fondo de la colección El chico amarillo). Los tebeos de Impedimenta, con su marcado interés por borrar la frontera entre historieta y literatura, suelen ser exquisitos y están editados con esmero. Las cosas hay que decirlas.

Pero yendo al álbum en sí, lo que tenemos aquí es una inteligente y divertida fusión entre dos extremos engañosamente alejados, la furiosa libertad del arte surrealista y el escapismo de la literatura popular. Y es que, como nos recuerda el propio David B.: "La lista de homenajes que los surrealista dedicaron a la literatura folletinesca de su juventud es interminable. Esta literatura rápida, que deja lugar a la improvisación y a la imaginación más desaforadas, donde se dan cita el lugar común y la invención más alocada, tenía absolutamente todo para seducir a los miembros del grupo surrealista. Encontraron en ella la escritura automática, algo del cadáver exquisito, de la travesía de los sueños, peripecias similares a las imágenes poéticas, y aquellos resplandores de lo maravilloso tan queridos por André Breton".

Con esta idea, David B. realiza aquí un espectacular ejercicio de estilo, una sucesión de ilustraciones densas y detalladas en las que el detective Nick Carter (creado en 1886 por el escritor J. R. Coryell) es contratado por el mismísimo André Breton para recuperar "el oro del tiempo" y se cruza en su investigación con otras luminarias como Salvador Dalí, Frida Kahlo, Louis Aragon o Robert Desnos. Se queda uno extasiado contemplando las páginas, y, si tuviera que elegir un solo adjetivo para calificar el libro, diría que es soberbio.

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