Cómics

El maestro infatigable

  • Nace DQómics, una nueva e interesante línea de cómic, y no lo podía hacer de una mejor manera

Detalle de una viñeta de la obra.

Detalle de una viñeta de la obra.

Dejad que os hable un poco sobre mí. A lo largo de los años que vengo ejerciendo la labor de gestor cultural he compartido momentos con un puñado de artistas que atesoro en mi memoria. De todos y todas ellos he aprendido algo, sobre todo que para llegar a ese sueño que algunos tenemos hay que trabajar mucho y duro, no es sólo cuestión de talento. Y una de esas visitas fue la que Jan nos hizo hace algunos años a la Feria del Libro de Cádiz, un inmenso regalo para los que pudimos compartir con él unas horas.

Hombre inquieto como pocos, me sorprendió su inagotable curiosidad al recorrer las calles de la ciudad. Con una permanente sonrisa en su rostro atendió las peticiones de la larga cola de fans que le esperó pacientemente en el patio del Baluarte de Candelaria y nos regaló unas emotivas palabras en el acto de bienvenida que le dedicó el evento literario.

Es por todo esto, y mucho, mucho más, por lo que le admiro. He crecido junto a su obra, las peripecias de esa medianía bigotuda tan genial que nació de su talento sin fin, Superlópez.

Pero Jan es más que eso. A lo largo de su fructífera carrera acometió docenas de trabajos, muchos de ellos han sido ya afortunadamente publicados en nuestro país. Pero claro, ante tan vasta producción, siempre queda por descubrir alguna joya.

Y es por ello que toca doble celebración. En primer lugar, José Luis Córdoba, al que muchos de vosotros conoceréis por haber sido durante un puñado de años el hombre tras la editorial que publica en nuestro país los cómics de La Casa de las Ideas, además de otros muchos, no ha querido jubilarse. Siendo una persona inquieta y amante del medio como ninguno, crea la línea dedicada al Noveno Arte, DQómics, regalándonos a todos los admiradores de Juan López, Jan, una de esas obras perdidas a las que me refería anteriormente.

Pero Super Rayón, que es el nombre de este cómic, tiene una historia detrás que el propio autor nos explica en el volumen y que demuestra que, dentro de los días oscuros que estamos viviendo desde hace ya más de un año, hay luces que brillan gracias al talento.

Guardadas en un cajón desde hace la friolera de 40 años, un puñado de páginas dormían el sueño de los justos, olvidadas. Pero llegó la pandemia, el confinamiento, y Jan, que publica tres libros de Superlópez al año, pensó que por qué no. Recuperaría esas páginas y ya que no podía salir a pasear completaría la historia…

Ya os digo, la pasión de este hombre por su trabajo en el cómic no tiene límites, y afortunadamente para todos nosotros, lectores, llega a las librerías Super Rayón.

En ella vamos a conocer a su protagonista, un tipo de mandíbula prominente y tupé rubiasco que, agobiado por el desempleo, busca una labor en los anuncios por palabras de un periódico. La cosa está bastante mal, y tras desechar varias de las posibles ofertas laborales se decanta por una en la que cree que hará un buen papel, servir de modelo para un dibujante de cómic.

Estos tipos de las viñetas ganan mucha pasta, piensa al protagonista, mientras encamina sus pasos hacia la dirección del anuncio. Y cuál será su sorpresa, y decepción, cuando se encuentre con que el hogar de su futuro empleador es lo más parecido a un basurero que ha visto en su vida, ya que el curioso tipo vive entre latas de cerveza y demás porquería…

Tras la intervención de las fuerzas municipales, reaparece la mesa de trabajo del artista, y es, justo entonces, cuando damos un salto de una ficción a otra, trasladándonos un buen puñado de años en el futuro, donde Super Rayón, el alter ego comiquero del protagonista, es admirado por todos sus conciudadanos, los habitantes de la megaciudad de Hospitalet (¡).

En una reunión con el presidente del país, el héroe es informado de un conflicto que acontece en una estación espacial y tiene como protagonistas a unos rebeldes mineros con los que Super Rayón tendrá que lidiar…

Pero claro, en su camino no sólo se encontrará con la avería de su medio de transporte, sino con el ataque de unos tipejos en un bar de mala muerte, donde se va a dar de bruces con el otro protagonista de esta divertida y alocada historia, el joven Lukas que, sin comerlo ni beberlo, se va a ver metido de cabeza y a la fuerza, en la trama, viajando de una manera muy curiosa hacia la base espacial.

¿Conseguirá Super Rayón apaciguar los caldeados ánimos de los mineros? ¿Podrá Lukas escabullirse del lugar sin ser golpeado más de lo que ya lo está? ¿Cobrará el protagonista por su trabajo de modelo? Y a todo esto, ¿quién es Azúcar?

Por si ya no estaba lo suficientemente claro, este cómic viene a refrendar el hecho de que Jan es uno de los grandes autores de cómic en nuestro país, y en sus páginas vais a encontrar el por qué.

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