LA gastronomía está sujeta a circunstancias, a épocas, a estaciones, a necesidades, a tendencias… fluctúa imparable, fiel reflejo e imagen de la evolución de una ciudad, de sus habitantes...

Córdoba avanza, conquistando el interés turístico del mundo, equiparando el impacto de sus monumentos a lugares como la Capilla Sixtina.

Testigo de la evolución desde hace más de 50 años, poseedor de valores inestimables por su interés histórico, artístico y cultural, se encuentra imponente el Parador Nacional de la Arruzafa.

Desde la singularidad de su emplazamiento, se contempla una imagen de la ciudad para muchos inolvidable, en la que no sólo el sentido de la vista se activa, sino también el del olfato, oído, tacto, gusto… el del sabor a "Córdoba".

La política de los Paradores Nacionales es potenciar las recetas tradicionales de cada región, promoviendo los productos de temporada e innovando continuamente en sus presentaciones. Nos atiende Timoteo Gutierrez, jefe de cocina de la Arruzafa desde hace más de 18 años, empleado de la cadena desde hace 41. Comenzó como ayudante de cocina en el Parador de su pueblo, (Toledo), hasta dirigir lo que para él es una de las cocinas más enriquecedoras: la cordobesa.

-Timoteo, ¿cómo un ayudante de cocina de un pueblo llega a ser jefe de cocina de uno de los Paradores Nacionales más demandados por su interés turístico? ¿Qué precio personal has tenido que pagar para lograr tu sueño? ¿Se basa tu éxito profesional en adaptarte a la demanda del cliente, aunque sea a "costa" de tus gustos?

-Mucho ha cambiado la cocina en estos 40 años, no te estoy hablando de cambios por situación geográfica, de esos hice muchos, ya que siempre tenía inquietud por desarrollarme profesionalmente, el precio a pagar era el desplazamiento allá donde fueran quedando puestos de mi interés.

La importancia de la formación es inherente a la empresa, siempre abierta a facilitar ascender, en esta ingrata, pero sublime profesión.

Durante años fui formándome, hasta llegar a Córdoba hace 18 años como jefe de cocina. Fue un reto la responsabilidad de transmitir el sabor de Córdoba a una clientela de paladar exigente, no es fácil. Había algo que de manera indiscutible me ayudaba: el balcón monumental a la ciudad.

El entorno potencia los sabores, a través de los sentidos nuestro paladar está más receptivo a nuevas sensaciones, si sentimos relajación y bienestar (algo asegurado en estos jardines) todo sabe diferente ¿verdad? Lo más difícil a lo que me he tenido que adaptar estos años es a las cada vez mayores intolerancias alimentarias, la lactosa, el gluten,… han modificado recetas ancestrales, y es un problema con el que me encuentro a diario: potenciar la cocina regional adaptándola a esas intolerancias….

-Timoteo, ¿qué aporta el Parador La Arruzafa a #cometecordoba?

-Este paraje de gran belleza, inolvidable, aporta que una degustación en nuestra terraza, sea prescriptora no sólo de la calidad de la cocina, sino de la belleza de la ciudad... como dicen los clientes, aquí se "saborea" Córdoba.