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Cofradias

Las Cigarreras echa raíces en Los Remedios

  • La hermandad celebra durante este año su 450 aniversario fundacional con la aspiración de convertirse en una hermandad de barrio Pronto será sacramental

"Ya cayó la barrera psicológica de ser identificada como la hermandad de la Fábrica de Tabacos. Ahora sólo resta que caiga la valla física para que no exista ninguna barrera con el barrio de Los Remedios". La Hermandad de las Cigarreras está de celebración. Y no es una celebración cualquiera, porque 450 años no se cumplen todos los días. Lejos quedó aquella corporación que se fundó en 1563 en San Benito de Calatrava. Aquella hermandad que hizo suyo -su creación es anterior- al gremio de los tabaqueros. La que tuvo que abandonar su capilla de la iglesia de los Terceros por la invasión francesa. O aquella corporación que, no sin una gran controversia en su propio seno, decidió seguir los pasos de la fábrica con la que se sentía tan identificada y mudarse hasta su capilla en la calle San Fernando. La Hermandad de las Cigarreras es hoy aquella que en 1965, también siguiendo los pasos de la fábrica, se mudó a una nueva residencia en el barrio de Los Remedios. Ya hace casi 50 años de aquel traslado, y la hermandad se encuentra totalmente asentada en un barrio sin el que ya no encontraría su ser.

Con la marcha hace unos años de la multinacional Altadis del recinto de Los Remedios, la cofradía, cuya capilla está dentro del recinto fabril, quedó en una complicada tesitura. En aquellos últimos años la convivencia no fue la mejor y hubo algunos conflictos entre la hermandad y la propiedad: "En el año 2000, en un cabildo general extraordinario, se preguntó a los hermanos qué debíamos hacer si continuaban los conflictos", explica Claudio Espejo, hermano mayor. La decisión fue clara: la hermandad consideró que, una vez perdido el vínculo con el gremio de tabaqueros, el futuro de la hermandad pasaba por el barrio de Los Remedios. "Nuestro crecimiento, desarrollo e inversión estaban aquí". No había marcha atrás y se cerraban las puertas a regresar a la capilla que la corporación mantenía en propiedad en los Terceros.

Tras la marcha de Altadis faltaba conocer qué iba a pasar con la capilla y la hermandad. "Confiamos en las promesas. No hay incertidumbre. Cuando Altadis dejó de tener actividad aquí nos dijo que mientras tuviera la propiedad del recinto la hermandad seguiría sin problemas. Luego ya habría que ver qué pasaba con el nuevo propietario". Según todas las previsiones, el nuevo casero será el Ayuntamiento, que lleva varios años de negociación con Altadis para darle uso a los terrenos. "En el Ayuntamiento nos dicen que esas negociaciones están muy avanzadas y por buen camino. Cuando los terrenos sean propiedad del Ayuntamiento, automáticamente la hermandad tendría una cesión de sus instalaciones. Eso está hablado pero todo tiene una tramitación y desconocemos en qué punto se encuentra".

Mientras eso ocurre y cae la barrera física, la cofradía se siente cada vez más arraigada en Los Remedios y por ello se quiere constituir a corto plazo como corporación sacramental para dar un salto cualitativo y cuantitativo: "Antes éramos una hermandad gremial. Ahora somos una hermandad gremial de recuerdo histórico y nuestro objetivo es convertirnos en una hermandad de barrio".

Precisamente, algo que tienen muy claro en el seno de la corporación es que están muy orgullosos de ese nombre popular adquirido por la vinculación con la Fábrica de Tabacos: las Cigarreras. "Nadie en la hermandad se ha planteado nunca esta discusión. El nombre de Columna y Azotes es el oficial de la corporación. Las Cigarreras no existe en los registros de hermandades religiosas o civiles. Pero el único recuerdo vivo que va a quedar de las cigarreras en la ciudad es la hermandad. Y estamos muy orgullosos de ello".

En 2015 se cumplirá medio siglo de la llegada a Los Remedios. Una fecha que la hermandad celebrará. Mientras tanto -como argumenta el hermano mayor- "el barrio ha ido conociendo y reconociendo a las Cigarreras como su hermandad. Eso se percibe y va creciendo". El propio Claudio Espejo es uno de esos hermanos nutridos desde el propio barrio que ninguna vinculación tenía con la fábrica. Buena parte de las incorporaciones ya proceden de este distrito y la hermandad tiene la firme voluntad de seguir potenciando la colaboración con los colegios, las parroquias o las instituciones. "Eso está empezando a cuajar y a dar sus frutos". Eso será una realidad total cuando desaparezcan las vallas.

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